by: Kate Norman, Escritora en Puentes para la Paz
El infame grupo terrorista Hamás se puso en el centro de atención del mundo el 7 de octubre de 2023, cuando miles de terroristas atacaron a Israel y y llevaron a cabo una masacre que vivirá infamemente como el día más sangriento para el pueblo judío desde el Holocausto. El mundo ha escuchado —aunque quizás no lo ha creído— innumerables relatos de los horrores que los terroristas de Hamás ejecutaron contra hombres, mujeres, niños y ancianos —israelíes, extranjeros, judíos, árabes, cristianos o musulmanes—. Nadie estuvo a salvo de la matanza.
Israel luchó contra la ola de terror, lanzando una operación terrestre en Gaza para expulsar al grupo terrorista que desde 2007 ha controlado el enclave.
Pero esta guerra no es de un solo frente. Israel también está recibiendo fuego casi a diario en el norte, que viene del grupo terrorista Jizbolá establecido en el Líbano y ataques esporádicos en el sur provenientes de los grupos terroristas hutíes en el Yemen.
El día siguiente al ataque de Hamás el 7 de octubre, Jizbolá comenzó a disparar misiles sobre la frontera hacia el norte de Israel. Unas semanas más tarde, los hutíes en Yemen también comenzaron a lanzar proyectiles esporádicos y drones armados hacia el sur de Israel. Este grupo ha atacado decenas de buques comerciales en el Mar Rojo —algunos con vínculos con Israel— dejando una sombra sobre esta importante ruta comercial.
A primera vista, estos grupos terroristas tienen algo en común: Hamás es sunita, Jizbolá es chiíta y los hutíes forman parte de una secta chiíta llamada Zaydis.
¿Qué une a estos tres grupos? Dos cosas: su odio compartido por Israel, y su generoso patrocinador: Irán.
El régimen islamista en Irán, conocido como “el principal patrocinador del terrorismo en el mundo”, financia, capacita, provee armas y dirige múltiples grupos terroristas en todo el Medio Oriente —incluidos Hamás, Jizbolá y los hutíes— en un intento de ampliar su esfera de influencia.
Jizbolá
Jizbolá, o el “Partido de Alá” en árabe, fue fundado en 1982 por el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI), un grupo paramilitar de Teherán que lleva a cabo su trabajo sucio en el extranjero. Después de la Revolución Islámica de 1979 en Irán, el nuevo régimen islámico buscó ampliar su alcance a Occidente. El CGRI aprovechó la Guerra Civil libanesa de 1975-1990 y reclutó a islamistas chiítas en el Líbano; los capacitó; los financió; y los estableció para llevar a cabo las demandas de Teherán.
Al mismo tiempo, en 1982, Israel invadió el sur del Líbano para expulsar a los terroristas palestinos del norte que estaban utilizando la zona como base para llevar a cabo ataques en Galilea, lanzando lo que se conoce en Israel como la ‘Operación Paz para Galilea’ o la Primera Guerra del Líbano.
Hasta el día de hoy, Jizbolá se ha negado a reconocer la soberanía de Israel. De hecho, el grupo publicó un manifiesto en 1985, declarando a los Estados Unidos y a la “entidad sionista” (Israel) como sus enemigos. El documento incluso tiene una sección entera sobre “la necesidad de la destrucción de Israel”.
El manifiesto también declara la lealtad de Jizbolá al líder iraní, ayatolá Jomeini, lo que hace que Jizbolá sea financiada, equipada y ordenada por Teherán.
Designado como grupo terrorista por Israel, Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, la Liga Árabe, otros países occidentales y Estados árabes moderados, Jizbolá cuenta con aproximadamente 100,000 combatientes, según su líder, el Secretario General Hassan Nasrallah. El grupo está armado con un arsenal de aproximadamente 120,000 a 130,000 misiles, incluidos misiles de largo alcance y según el ejército israelí pueden alcanzar cualquier lugar en Israel.
Pero Jizbolá no es un grupo marginado en el Líbano. De hecho, el grupo domina al país después de entrar a la política libanesa en 2005. Jizbolá presta servicios sociales en las zonas chiítas del Líbano, incluyendo escuelas, hospitales y organizaciones benéficas, ganándose al pueblo libanés y dándole al grupo la reputación de ser un “estado dentro de un estado”.
Este mini-estado, armado con misiles de largo alcance y bolsillos llenos de efectivo de Irán, está fijando su mirada en el estado judío. Los EE. UU. estiman que Jizbolá recibe de Irán unos 100 a 200 millones de dólares por año, mientras que un ex jefe de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) calculó que Jizbolá recibe más de 800 millones de dólares anualmente.
A cambio de financiar, entrenar y apoyar a Jizbolá en la frontera norte de Israel, Irán no tiene que levanter ni un dedo para atacar directamente al estado judío ya que tiene a Hamás, Jizbolá y también a los hutíes para cumplir sus demandas.
Los hutíes
Los rebeldes hutíes están basados en Yemen, a más de 1,300 millas (2,200 km) de Israel. Sin embargo, el 19 de octubre lanzaron tres misiles de crucero hacia el estado judío. Los proyectiles fueron interceptados por un buque de guerra de la Armada de los Estados Unidos en el Mar Rojo.
Desde entonces, los hutíes han lanzado misiles y drones esporádicamente hacia el sur de Israel y han atacado buques comerciales en el Mar Rojo, algunos de propiedad israelí. Amenazando la estabilidad de esta importante ruta marítima, los sitios de lanzamiento hutíe han sido atacados por el ejército estadounidense y sus aliados en la región.
El portavoz militar del grupo afirmó que un bombardeo de misiles balísticos fue lanzado hacia Israel en octubre y prometió más “para ayudar a la victioria de los palestinos”, según cita Reuters.
El Comité Judío Americano informó que el grupo se formó en la década de los 90 pero ha recibido apoyo del CGRI al menos desde 2011. Irán utiliza principalmente a los hutíes para lanzar ataques contra sus vecinos moderados de Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos.
Entonces, ¿por qué este grupo se ha salido de su camino habitual para lanzar unos cuantos ataques contra el sur de Israel? La respuesta se resume en el lema de los hutíes: “Muerte a América, muerte a Israel, malditos sean los judíos, victoria al Islam”.
Los lazos que unen
Y ahí están los dos lazos que unen a estos tres grupos terroristas. Todos han declarado abiertamente la guerra contra Israel; se niegan a reconocer la soberanía del estado judío; y se han comprometido a borrar a Israel —desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo— del mapa. Una vez más, todos los caminos nos hacen volver a Irán, el verdadero archienemigo de Israel.
Pero en lugar de involucrar al estado judío en un conflicto abierto, el régimen islamista en Teherán utiliza al CGRI como titiritero para manipular a las marionetas del terror en la región contra Israel. Las diferencias entre sus sectas y corrientes religiosas importan muy poco cuando Hamás, Jizbolá y los hutíes se unen para asfixiar a Israel por todos los lados. Mientras el dinero, el cómo y cuándo y las armas sigan fluyendo por la región desde Irán, los ataques contra Israel continuarán.
Publicado en julio 22, 2024
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