El calendario de la Tierra Prometida está marcado con días reservados para recordar. Algunos son alegres y celebran los triunfos, los milagros y la valentía sobre los que se construyó Israel. Otros son solemnes y conmemoran las tragedias, los corazones rotos y los sacrificios entretejidos en las crónicas del pueblo judío.
Tishá B’Av —el noveno día del mes bíblico, Av— cae en la última categoría. La tradición judía se refiere a Tishá B’Av como la fecha más triste del calendario, un día conocido por la devastación y el desastre. Es una etiqueta dramática, pero no inmerecida. A lo largo de los siglos, terribles tragedias, incluida la destrucción del Primer y Segundo Templo, han caído sobre los hijos de Israel el 9 de Av.
Este año, el día más triste del calendario judío comienza al anochecer del 12 de agosto. Durante el siguiente período de 25 horas desde el atardecer hasta el siguiente atardecer, un silencio caerá sobre la tierra mientras Israel ayuna y se lamenta en memoria de las calamidades que han golpeado este día. Miles de personas acudirán al Kótel (Muro Occidental) para pasar el día postrados en oración o leyendo Lamentaciones a la sombra del único vestigio que queda del Segundo Templo.
El ciclo comienza al borde del desierto
La tradición rabínica enseña que el ciclo de tragedia comenzó hace más de 3,000 años, cuando una nación de antiguos esclavos se encontraba al borde del desierto, ansiosa por entrar en la Tierra Prometida. Sin embargo, primero, Dios instruyó a Moisés: “Envía hombres a fin de que reconozcan la tierra de Canaán” (Números 13:2 NBLA).
Moisés obedeció y envió a 12 exploradores en una misión de reconocimiento. Los espías, enseñan los rabinos, regresaron al campamento el 8 de Av, informando que gigantes poblaban la tierra, haciéndola inconquistable. Esa noche, el día 9 de Av, el campamento resonó con israelitas llorando que creían que el Todopoderoso los había preparado para la derrota. Enojado por la incredulidad del pueblo debido a las palabras de los espías, el 9 de Av —Tishá B’Av— Dios decretó que la generación original rescatada de Egipto nunca entraría a la Tierra Prometida. Posteriormente, el 9 de Av se convirtió en un día de llanto y desgracia para todos los tiempos.
Ambos templos destruidos… en Tishá B’Av
Durante casi dos milenios, Tishá B’Av llegó y se fue sin calamidades. Sin embargo, el desastre se produjo unos 1,800 años después, en el año 586 a. C., cuando el Rey Nabucodonosor, gobernante del poderoso imperio babilónico, condujo a sus ejércitos hacia las murallas de Jerusalén. Durante 30 meses, las piedras antiguas se mantuvieron firmes. Entonces la horda babilónica rompió las murallas y cayó sobre la ciudad hambrienta y azotada por la plaga.
Los hombres de Nabucodonosor comenzaron la destrucción de Jerusalén el 7 de Av. Dos días después, el ejército saqueador llegó al corazón del pueblo judío: el Templo de Salomón. El 9 de Av, cuando se acercaba el anochecer, el Primer Templo fue incendiado y destruido.
La destrucción del Primer Templo es una de las tragedias más terribles de la historia judía. Sin embargo, después de 70 años de cautiverio babilónico, Israel regresó a Jerusalén para reconstruir su ciudad y sus vidas destrozadas.
Cinco siglos después, en el año 70 d. C., la historia prácticamente se repitió. Esta vez, el ejército saqueador era romano. La batalla final tuvo lugar la mañana del día 9 de Av. Cuando cayó el anochecer, el Segundo Templo quedó envuelto en llamas.
Una vez más, Jerusalén quedó reducida a nada más que escombros humeantes. Todo lo que quedó del Santo Santuario fue el muro de contención en el lado occidental del Monte del Templo. Alrededor de un millón de israelitas habían sido masacrados, y los judíos pronto serían esparcidos por todas las naciones, exiliados durante casi 2,000 años.
Dos veces en la historia del pueblo de Israel, el Santo Templo surgió desde el Monte Moriah como el latido del corazón de la vida. Y dos veces el centro del mundo judío fue derribado: ambas veces el 9 de Av.
Dos tragedias nacionales más sucedieron a la ya tambaleante nación en Tishá B’Av. En el año 135 d. C., el 9 de Av marcó la última resistencia de Israel contra los romanos, cuando sus legiones aplastaron el último foco de resistencia judía y masacraron a más de 100,000 personas. Un año después, nuevamente el 9 de Av, los romanos arrasaron el sitio del Templo e implementaron su solución para borrar todas las huellas judías de Jerusalén mediante la construcción de la ciudad pagana, Aelia Capitolina, y prohibiendo el acceso a los judíos.
Un día reservado para el sufrimiento
En los más de 2,000 años transcurridos desde entonces, numerosos desastres más han marcado esta fecha. En Tishá B’Av se lanzó la Primera Cruzada, que provocó la muerte de decenas de miles de judíos. El 9 de Av de 1290, los judíos fueron expulsados de Inglaterra. En 1914, Alemania entró en la Primera Guerra Mundial, que finalmente allanó el camino para la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto. Además, el 9 de Av, el comandante de las SS, Heinrich Himmler, recibió la aprobación de la ‘Solución Final’, una sentencia de muerte para casi un tercio de la población judía del mundo.
«Tishá B’Av«, dice un dicho popular, «conmemora una lista de catástrofes tan graves que claramente es un día reservado por Di-s para el sufrimiento«. Durante los últimos 3,000 años, la fecha ha sido sinónimo de angustia, tristeza y destrucción.
Aquellos que desean más sufrimiento
Mientras Israel se prepara para llorar el día más triste del calendario judío, hay un enemigo decidido a aumentar la lista de catástrofes.
Irán ha prometido en numerosas ocasiones destruir Jaifa y Tel Aviv y borrar del mapa al Estado judío. Jizbolá también, a menudo descrito como una rama del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Iraní (CGRI), es una extensión virtual de Teherán en la frontera norte de Israel.
Tanto el máximo liderazgo iraní como el de Jizboá han prometido una ira “inminente” contra Israel por la muerte del segundo al mando de Jizbolá, Fu’ad Shukr, en un ataque preciso en Beirut —que Israel se adjudicó— y la muerte del líder de Hamás, Ismail Haniyeh, en un ataque preciso a un bastión del CGRI en el corazón de Teherán; que Israel no confirmó ni negó, pero de todos modos se le culpa.
Y en la forma de pensar de Irán y Jizbolá: ¿no sería la máxima expresión del simbolismo que dicha ira “inminente”, pudiera ser infligida en el día reservado por Dios para que el pueblo judío sufra?
Durante el fin de semana, un canal del CGRI citó a Sky News afirmando que Irán atacaría el 22 o 23 de Mordad, osea el 12 ó 13 de agosto… esta noche, cuando la puesta del sol marque el comienzo de Tishá B’Av.
El rumor respalda el reciente ‘Aviso a los Aviadores’ (NOTAM), esta vez de Rusia, para prohibir los vuelos hacia y desde Israel, a partir de esta noche hasta el 16 de agosto.
Por otro lado, cuesta creer que un ataque sorpresa incluya tantas señales nada sorprendentes. ¿Pero quién sabe?
Mientras Israel se prepara para el Tisha B’Av más tenso de la historia reciente, nosotros, como cristianos, nos uniremos a ella en oración.
Publicado en agosto 13, 2024
Fuente: Un artículo por Ilse Strauss, originalmente publicado por Bridges For Peace (Puentes para a Paz), el 8 de agosto de 2024. (El vocabulario respecto al tiempo ha sido modificado para reflejarse en nuestra publicación del día de hoy).
Fotografía por: http://jerusalem.nottingham.ac.uk/items/show/62/commons.wikimedia.org
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