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Conoce a los médicos de élite que salvaron vidas el 7 de octubre

agosto 28, 2024

Una unidad médica de las FDI en entrenamiento

La ‘Unidad Egoz’ fue una de las primeras en ser desplegadas en el sur de Israel el 7 de octubre. “Ese día, se suponía que debía volar en una misión a EE. UU.”, dice el capitán Dr. G., el médico de la unidad, que fue uno de los primeros en llegar al puesto de avanzada de Kissufim junto con el comandante de la unidad. “Cuando escuché las alertas iniciales sobre la infiltración de terroristas, reuní rápidamente mi equipo y me dirigí al sur”.

Durante el primer día de la guerra, el capitán Dr. G. trató a 37 heridos, tanto civiles como soldados, bajo fuego, salvándoles la vida. Uno de los momentos que le causo un fuerte impacto, fue cuando escuchó por la radio sobre una grave lesión de su comandante, el teniente coronel M.

“Lo evacuaron en un vehículo blindado y cuando lo abrí para evaluar su estado, pensé que estaba muerto”, recuerda. “Su lesión era extremadamente grave y decidimos comenzar la cirugía en el campo. Logré estabilizarlo y fue trasladado en un helicóptero 669 al centro médico Soroka. Fue una de las lesiones más graves que he tratado”.

El Dr. G. ya había tratado a víctimas bajo fuego antes, pero “nunca me había encontrado con tanta intensidad y números”, dice. “Operábamos en piloto automático. Los cohetes caían a solo 50 metros de nosotros y no había tiempo para pensar en uno mismo, o procesar lo que estaba sucediendo. El objetivo era hacer todo lo posible en el menor tiempo posible, para salvar tantas vidas como fuera posible”.

El capitán Dr. Y., médico de la Unidad Duvdevan, se dirigía a Kfar Aza cuando se encontró con las horribles escenas y se dio cuenta de que se trataba de un “acontecimiento sin precedentes, algo para lo que no estábamos preparados”. La primera persona a la que atendió el Dr. Y. fue un policía gravemente herido, lo que marcó el comienzo de dos días de evacuación de heridos bajo fuego; estabilizarlos y transportarlos al hospital.

“Hubo muchos rescates complejos”, recuerda. “Rescatamos a un miembro del equipo de respuesta a emergencias de un tejado, a través de un ático; y a un reservista herido que yacía en el césped en una zona de muerte, rodeado de vehículos blindados. Las decisiones se tomaron con recursos limitados y tuvimos que considerar el panorama más amplio, sabiendo que el uso de equipo para una persona herida podría impedir el tratamiento de otra”.

Uno de los momentos que el Dr. Y. recordará siempre, fue el tratar a su mejor amigo de la unidad, que resultó gravemente herido y luego murió a causa de sus heridas. “Fue muy difícil”, dice. “Siempre nos entrenamos para situaciones en las que se producen muchas víctimas, pero la mente humana no puede concebir algo tan devastador como lo que ocurrió. Pero una cosa que me ayuda a sobrellevar la situación es saber, que realmente salvamos vidas y hubo momentos de luz muy significativos durante los combates. Después de siete años de estudios y más años de entrenamiento, siempre hablábamos de salvar vidas en el campo de batalla, y de repente, era real”.

Después de los primeros días de combate, el Dr. Y. y otros médicos militares se entrenaron con profesionales médicos de alto nivel en Israel. “Puedo decir con certeza, que ahora estamos más preparados que antes. Proteger a los soldados y a los civiles es la esencia del trabajo”, afirma. “Todo soldado en el campo necesita saber que hay un médico detrás de él que lo cuidará cuando sea necesario, y trato de darles ese impulso: que pase lo que pase, ganaremos”.

El capitán Dr. D., médico de la Unidad Maglan, fue enviado el 7 de octubre por la mañana al sector de Nahal Oz, donde permaneció con la unidad durante tres días; tratando a los heridos y ayudando a despejar la zona de terroristas.

“Por la mañana estaba haciendo llamadas a la reserva, cuando empecé a recibir llamadas de soldados en el campo sobre los heridos”, recuerda. “Pasé las llamadas a otro equipo y me fui. Cada vez que encontrábamos a una persona herida, nos deteníamos y la atendíamos. Cuando llegamos a Nahal Oz, la misión era retomar ell control. El principal desafío era evacuar a los heridos”.

Después de despejar el kibutz, las fuerzas comenzaron a ir casa por casa para evacuar a los residentes y llevarlos a los puntos de concentración. “Estaban aterrorizados después de lo que habían pasado, pero ver a los soldados les dio fuerzas. Junto con una unidad de reconocimiento de Givati, hicimos todo lo posible para calmarlos y estar allí para ellos”, dice el Dr. D.

Lo que más se destaca en su memoria, es el espíritu de unidad y determinación. «De regresoa la unidad recogí a mi adjunto, que me informó que la asistencia a la reserva estaba al 100% e incluso, los que no habían sido llamados a filas intentaron llegar lo más rápido posible para ayudar. Había paramédicos y médicos mayores de 50 años, e incluso algunos que estaban en el extranjero notificaron inmediatamente que iban a venir. Fue muy conmovedor y demostró nuestra fuerza. Más allá de eso, tengo un profundo amor personal por las ciudades fronterizas de Gaza. Es la zona más hermosa de Israel, y verla después de los horrores, quemada y destrozada, es desgarrador«.

Publicado el 28 de agosto de 2024

 

Traducido por Chuy González – Voluntario en Puentes para la Paz

 

Publicado en agosto 28, 2024

Fuente: Un artículo por Korin Elbaz-Alush originalmente publicado por Ynetnews, el 27 de agosto de 2024. (El vocabulario respecto al tiempo ha sido modificado para reflejarse en nuestra publicación del día de hoy). Puedes ver el artículo original en este link.

Fotografía por: IDF Spokesperson's Unit photographer/Wikimedia.org

Fotografía con licencia: Wikimedia