Los manifestantes tomaron las calles de Tel Aviv, Jerusalén, Jaifa, Beersheba, Netanya y otros lugares de Israel el sábado por la noche, en lo que se informa como una de las manifestaciones más grandes en la historia del estado. Según algunas cifras, hubo unas 500,000 personas en la manifestación principal en la `Ciudad Blanca´ (Jerusalén) y otras 250,000 repartidas en otros lugares.
Independientemente de si estas cifras son exactas o no, cualquiera que observara a las multitudes en persona o por televisión podía ver que eran enormes. La excepcional participación se explica por dos razones. En primer lugar, todo el país estaba conmocionado por la recuperación, el fin de semana anterior, de los cadáveres de seis rehenes que habían sido ejecutados a sangre fría por sus captores de Hamás, apenas dos días antes de que fueran descubiertos por las tropas de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Las víctimas de los bárbaros que los secuestraron hace 11 meses fueron identificadas como Hersh Goldberg-Polin, de 23 años; Eden Yerushalmi, de 24; Almog Sarusi, de 25; Alexander Lobanov, de 32; Carmel Gat, de 40; y el sargento mayor de las FDI Ori Danino, de 25.
Las familias de estos y otros rehenes creían que la primera etapa de un rumoreado acuerdo para su liberación, habría visto al menos a tres de los mencionados en la lista para regresar a casa.
La segunda razón del aumento de participantes en las protestas antigubernamentales que, de otro modo estarían menguando y cuyo objetivo principal siempre ha sido derrocar al primer Ministro Benjamín (“Bibi”) Netanyahu y su coalición de derecha, es el inminente primer aniversario de la masacre del 7 de octubre.
Ningún israelí es indiferente a la terrible situación de los 101 cautivos restantes, y todos sólo pueden imaginar con horror lo que están pasando los cónyuges, padres, abuelos, hermanos e hijos de los cautivos; cada minuto de cada hora de cada día.
Para empeorar las cosas, la guerra contra los terroristas en Gaza continúa y se cobran las vidas de soldados heroicos, mientras que el norte está siendo bombardeado por cohetes y aviones no tripulados de Jizbolá.
El general de las Fuerzas de Defensa de Israel (en reserva) Gal Hirsch, coordinador de Israel para los cautivos y desaparecidos, dejó dos cosas claras el domingo en la cumbre del Diálogo Oriente Medio-Estados Unidos (MEAD), en el Waldorf Astoria en Washington, D.C.
“Desafortunadamente, mucha gente repite la narrativa de que… nosotros [los israelíes] somos los que impedimos un acuerdo”, dijo al corresponsal diplomático de alto rango del periódico Israel Hayom, Ariel Kahana, quien lo entrevistó en el escenario durante el evento. “Pero esa no es la verdad. Es una mentira. Nunca hemos impedido un acuerdo que ha estado sobre la mesa”.
Esa fue una reafirmación necesaria de lo obvio. Otra relacionada con las protestas internas y el trato extranjero al estado judío.
“Hamás se entera de lo que está sucediendo en la sociedad israelí y quiere dividirla utilizando el tema de los rehenes”, dijo Hirsch. “Y tengo que ponerlo sobre la mesa; para ellos, esto es un logro. Hay una conexión directa entre la presión internacional sobre Israel y el deseo de Hamás de ser parte de las negociaciones. Cuando [ven] que Israel está bajo una enorme presión de nuestros mejores aliados, o de la ONU o Gran Bretaña, o de las decisiones de unos y otros en los tribunales internacionales, se dicen a sí mismos que no tienen prisa”.
Señaló que “desde noviembre, prácticamente no ha habido negociaciones, y no parecen querer un acuerdo. Desde diciembre, Hamás no está realmente en escena. En marzo, fueron unos días a negociar en Doha y luego desaparecieron”.
Hirsch fue franco con una opinión impopular entre [muchos] israelíes. Sin embargo, en realidad no fue sorprendente que viniera de él.
Mucho más asombrosa e irresponsablemente tardía, fue una admisión similar de Benny Gantz. El ex jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel, ministro de Defensa y miembro del Gabinete de Guerra que renunció al gobierno de unidad de emergencia, y ha estado dando impulso a los esfuerzos por derrotar a Hamás; al ponerse del lado de las afirmaciones de la pandilla de “cualquiera menos Bibi”; de que el primer ministro no está haciendo lo suficiente para “traer a los rehenes de regreso a casa”.
Aun así, después de asistir y dirigirse a la cumbre de MEAD, escribió una publicación en X indicando que se dio cuenta de que todas sus maniobras, no han sido bien recibidas por la mayor parte del público israelí.
“Me reuní hoy con el Secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, en Washington”, tuiteó Gantz el lunes. “Le agradecí la profunda participación de la administración en los esfuerzos por devolver a los rehenes, y señalé que la propuesta de su regreso [a la mesa] tiene un amplio apoyo tanto en la knéset [parlamento] como entre el público israelí; y que Netanyahu también tendrá una red de seguridad política para impulsarla”.
“Se espera que el mundo apoye a Israel en el aumento de la presión civil y militar sobre Gaza; esto es lo que llevó al primer acuerdo sobre rehenes y también es lo que acelerará la decisión de Hamás”.
Probablemente sea demasiado pedirle a Hirsch o Gantz que hagan sus declaraciones en la Plaza de los Rehenes. Pero hacerlo enviaría un mensaje al jefe de Hamás en Gaza, Yahya Sinwar, de que sus estratagemas están fallando y que su fin está cerca.
Publicado el 11 de septiembre de 2024
Publicado en septiembre 11, 2024
Fotografía por: Oren Ben Hakoon/Flash90/jns.org
Todos los logotipos y marcas registradas en este sitio pertenecen a sus respectivos propietarios. Todos los demás materiales son propiedad de Puentes por la Paz. Copyright © 2024.
Website Site Design by J-Town Internet Services Ltd. - Based in Jerusalem and Serving the World.