La operación israelí en Irán dio en el blanco. Las imágenes satelitales del sitio militar clandestino de Parchin, que alguna vez fue un centro de desarrollo de armas nucleares, lo respaldan. Desde aquel ataque se han sucedido oleadas de triunfos israelíes, haciendo alarde de su destreza y aumentando la disuasión regional. Sin embargo, sacar provecho de este éxito podría tener un alto precio. La dignidad iraní no permitirá que la nación —comandando a sus representantes regionales desde arriba— se quede callada ante un golpe israelí de este calibre, aún cuando Irán si lo deseaba en las primeras horas del ataque.
La retórica iraní ha dado un giro radical recientemente: desde la negación rotunda durante las primeras horas del ataque o daño en Irán, hasta las últimas habladurías de días sobre “dar una respuesta segura contra Israel en el momento adecuado”; una amenaza despojada de peso pero los infructuosos ataques anteriores de Irán contra Israel en abril y el 1 de octubre.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores iraní, Ismail Bakaei, declaró el lunes por la mañana: “Nuestra respuesta será decisiva. La naturaleza de nuestra respuesta está ligada al tipo de ataque al que se vio expuesto Irán. Irán no renunciará a su derecho a tomar represalias contra el ataque sionista”.
De manera similar, el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Abbas Araghchi, declaró el domingo: “No estamos interesados en la guerra, pero estamos preparados para ella y responderemos a cualquier ataque. Responderemos a la agresión israelí en el momento apropiado”.
Durante el ataque, los informes de Irán afirmaban que “Teherán no presenciaba ningún incidente militar o de seguridad; y que los sonidos de las explosiones que se escucharon en la ciudad, se debían a la activación de la defensa aéreairaní”. Incluso los medios que reconocieron el ataque, como la agencia iraní Fars, afirmaron que “varias bases militares en el oeste y suroeste de Teherán fueron objeto de un ataque israelí y se activaron los sistemas de defensa aérea”.
Los medios alineados con el régimen iraní y el eje chiíta se hicieron eco, buscando minimizar el “limitado ataque israelí”, calificándolo de “fracaso”; intentando restar importancia a las capacidades de Israel, principalmente para bajarlo de su pedestal. Si el ataque israelí hubiese sido realmente limitado y no tuvo éxito, Irán no estaría obligado a responder. Esa noche, videos de calma y rutina en las calles de Teherán circularon en las redes iraníes. Incluso las afirmaciones de pánico y colas en las gasolineras, fueron contrarrestados con imágenes que mostraban estaciones vacías.
No es necesario recordarle a Irán que su situación interna es terrible, tanto económica como socialmente, y que más rondas con Israel no lo ayudarán a salir de este aprieto. Fue la oposición iraní y las redes extranjeras, las que publicaron los informes alternativos esa noche, que comenzaron a insinuar el éxito de Israel.
A medida que pasan los días, el ataque y el éxito de Israel se vuelve más claro; Irán está acorralado. Incluso si no quisiera tomar represalias, no permitirá que el logro de Israel resuene en todas partes. Desde el punto de vista de Irán, Israel no tendrá la última palabra en materia de éxito. Por ello, los funcionarios iraníes han reanudado las amenazas, desplazando la cuestión de las represalias de “si” a “cuándo”. También existe la posibilidad de que Irán dé marcha atrás en sus amenazas, pero esto sólo podría suceder con promesas muy lucrativas que lo ayuden a sortear los diversos desafíos que enfrenta.
Hasta entonces, parece que toda charla sobre el éxito israelí en el ataque sólo empuja a Irán más, hacia dar una respuesta, llevándonos de nuevo al juego de la espera.
Publicado en octubre 30, 2024
Fotografía por: Farzaaaad2000/Persian wikipedia/wikimedia.org
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