Nadia (no verdadero nombre) es una joven atractiva con un feliz bebé sobre su cadera. Cuando le preguntamos por qué razón ella quería ir para Israel, dijo: «Yo quiero vivir, no sólo sobrevivir.» Conocimos a Nadia en Dnipro, Ucrania. Ella es una de entre cuarenta personas que se quedan en un sencillo campamento de pesca mientras se preparan para salir hacia Israel. Hemos aunado nuestros esfuerzos con otros grupos cristianos para mantener ese campamento como un lugar de refugio al pueblo judío que huye de Lugansk y Donetsk, dos áreas en Ucrania que han sido devastadas por la guerra durante los pasados dos años.
El campamento se encuentra a orillas de un gran río, lugar ideal para personas que necesitan recuperarse de los estragos de la guerra, la pérdida y la carencia económica. Durante nuestra visita, conocimos a grandes familias extendidas, pequeñas familias y personas solteras. Los niños jugaban en el cálido sol de verano mientras hablábamos con sus padres.
Una mujer de mediana edad me dijo cómo se había escondido en el sótano de su casa por tres meses, sin agua de grifo ni electricidad, temerosos de salir por causa de las bombas. Con lágrimas en su rostro, habló sobre el extremo terror en que vivían hasta que llegaron unos cristianos para ayudarles a escapar. Actualmente, ella y su esposo esperan el permiso para irse a Israel.
Dmitry y su esposa son una pareja joven. Habían salido al supermercado para hacer una compra, y al regresar encontraron que su edificio entero de apartamentos había sido bombardeado. Huyeron por sus vidas con muy pocas posesiones, y han estado en nuestro refugio por casi cuatro meses. Ellos esperan poder vivir en Haifa, ciudad al norte de Israel. Mientras tanto, estudian y aprenden el hebreo.
Algunas de las familias que conocimos allí iban a salir pronto hacia Israel. Sus rostros resplandecían de felicidad. Hacían muchas preguntas sobre la vida en Israel con gran esperanza. Otros recientemente habían llegado al campamento, y probablemente estén allí por unos cuantos meses. Algunos escaparon de la zona de guerra sólo con sus vidas. Sus documentos personales se habían perdido, y ese proceso de identificación tomará más tiempo resolver. Un hombre y una mujer se han refugiado en cuatro distintos lugares, huyendo de país en país en busca de ayuda.
Hay mucho temor en Ucrania, a medida que la agresión rusa continúa amenazando áreas del país. Durante los pasados 70 años, Ucrania ha sufrido bajo los nazis y Stalin. Recientemente sufren por causa de dos nuevas amenazas: el Presidente Putin y la pobreza. Nos informan que el 60% de la nación vive bajo el nivel de pobreza. Los apartamentos que visitamos están casi vacíos y muy deteriorados. Se respira un sofocante aire de tristeza y depresión.
Hace 75 años, entre el 29 y el 30 de septiembre de 1941, fueron asesinadas 33,771 personas judías en Babi Yar de Kiev. Fue la peor masacre de dos días durante la Segunda Guerra Mundial. Fueron acorralados y asesinados, sus desnudos cuerpos abandonados en un barranco. Este mes, el Presidente de Israel se unirá a otros dignatarios, junto con sobrevivientes del Holocausto, para conmemorar los 75 años desde dicha masacre. Hoy día, el lugar es un parque, donde padres pueden llevar sus niños a jugar. Pero mi corazón se aflige cuando imagino el terrible mal que ocurrió en ese lugar en décadas pasadas. Ante tal horror, propuse en mi corazón tratar de rescatar a tantas vidas judías como posible. No podemos cambiar el pasado, pero podemos dar el regalo de esperanza y vida a los descendientes judíos de quienes sobrevivieron. No puedo pensar en otra manera para honrar a los que ya han partido.
Oficiales israelíes están profundamente preocupados por la comunidad judía en Ucrania. Las amenazas que enfrentan no han disminuido, sino que aumentan. Números conservadores dicen que 250,000 personas judías aún permanecen en Ucrania. Muchos de ellos anhelan ir a Israel. Financieramente, se les hace imposible sin nuestra ayuda. El sueldo promedio es de como $70 mensuales. Sorprendentemente, los costos de electricidad, agua y calefacción pueden llegar hasta $40 mensuales (sobre la mitad del sueldo).
Nuestra organización ayuda con los gastos de documentos, visas, pasaportes, acomodos, comida y transporte desde la zona de guerra (donde nuestros propios conductores corren gran peligro) hasta el refugio temporero, y luego hasta el aeropuerto. Estimamos que el rescate de una persona cuesta como $400, pero un donativo de cualquier tamaño ayudará a traer el pueblo judío de regreso a casa.
«No temas, porque Yo estoy contigo; del oriente traeré tu descendencia, y del occidente te reuniré. Diré al norte: ‘Entrégalos;’ y al sur: ‘No los retengas.’ Trae a Mis hijos desde lejos y a Mis hijas desde los confines de la tierra» (Isaías 43:5-6).
Su donativo hacia el Proyecto Rescate hará posible que rescatemos al pueblo judío, junto con nuestros colaboradores cristianos ucranianos. Unidos, podemos ser parte en el cumplimiento de la profecía bíblica mientras Dios trae a Su pueblo de regreso a su hogar.
Bendiciones desde Israel,
Rebecca J. Brimmer
Presidenta Ejecutiva Internacional
(Traducido por Teri S. Riddering,
Coordinadora Puentes para la Paz – Centro de Recursos Hispanos)
Todos los logotipos y marcas registradas en este sitio pertenecen a sus respectivos propietarios. Todos los demás materiales son propiedad de Puentes por la Paz. Copyright © 2024.
Website Site Design by J-Town Internet Services Ltd. - Based in Jerusalem and Serving the World.