Muchos buscan una señal de Dios. Buscamos en el calendario bíblico sobre la shmitá y el año del Jubileo. Miramos al cielo para ver lunas de sangre y eclipses solares. Vigilamos las acciones de los rusos en Siria. Temblamos al notar que las naciones se tornan contra Israel. ¡Pero la mayor señal en nuestra generación es el retorno del pueblo judío a su tierra ancestral!
En Puentes para la Paz nos ocupamos del aliyá (o regreso del pueblo judío a Israel) en todos los niveles: los rescatamos de Ucrania, afligida por la guerra; ayudamos a recibir a los B’nei Menashe, una tribu perdida en India; y los alimentamos y les ayudamos a establecerse en Israel. ¡Nuestros trabajadores y colaboradores cristianos están en todas partes para servirles!
En mi papel como Presidenta Ejecutiva, tengo la oportunidad de hablar con muchos líderes acerca del aliyá. Recientemente, he sido asombrada por algunos de esos encuentros. Por ejemplo, hace poco hablé con Moody Sandberg, director de la organización Keren HaYesod (Fondos Judíos) y sus colegas. Me compartían sobre el sufrimiento del pueblo judío en Ucrania y su preocupación por los judíos en Francia. Expresaron profundo aprecio por la ayuda cristiana en esta sagrada labor del aliyá. Luego me reuní con Viktor y Mel, nuestros socios en Ezra International que trabajan en la antigua Unión Soviética. Me hablaron del enorme peligro que diariamente corren nuestros trabajadores del Proyecto Rescate mientras conducen sus vehículos en las zonas de guerra para ayudar a familias judías. Aún después de muchos años de haber ayudado a traer de regreso al pueblo judío, he sido impactada con un nuevo sentido de urgencia. Mel Hoelzel explicó proféticamente: «El tiempo de los cazadores ha llegado» (en referencia a Jeremías 16:16).
La situación allá sigue empeorando. Ayudamos a rescatar a personas judías de las zonas de conflicto; los albergamos y los alimentamos mientras esperan sus permisos para inmigrar a Israel. Algunos han salido sin los documentos necesarios para evidenciar su judaísmo y así poder recibir la ciudadanía israelí. La evidencia a menudo se encuentra en manos de los simpatizantes rusos en el este de Ucrania, y es extremadamente difícil obtenerla. La comunidad judía en Ucrania es amenazada por todos lados. Ahora es el momento para ayudarles.
Me han dicho que casi todas las familias judío-francesas están analizando cómo y cuándo salir de Francia. Ataques antisemitas aumentan en número e intensidad. Con la llegada de los terroristas de ISIS (mezclados entre los refugiados de Siria), también aumenta el temor en todo el continente europeo. Memorias de la década de 1930 llegan a la mente, y muchos se preguntan si se acerca otro tiempo de persecución. Mi corazón gime: «¡Regresen a casa, Hijos de Jacob!»
Durante los pasados recientes años, hemos ayudado a la tribu perdida de Manasés. Ellos han estado distanciados de la nación judía por casi 2,600 años, pero nunca olvidaron su identidad. Como 500 de ellos han hecho aliyá cada año. Nuestro amigo Michael Freund, director de Shavei Ysrael (Regreso a Israel), regularmente se reúne con oficiales del gobierno para pedir el permiso de entrada a los próximos en la lista. Recientemente, Silvan Shalom, el Ministro del Interior, preguntó cuántos más quedaban en India. Luego de decirle que había sobre 7,000, respondió: «¡Tráelos a todos!» ¡Qué maravilloso, pero qué gran reto! Costará como 30 millones de dólares traerlos todos a casa. ¡Qué bendición, pero qué carga!
En la tradición judía, si uno salva a una vida, es como si salvase al universo. Una de esas vidas que hemos ayudado salvar es Sergey. A continuación, él narra parte de su historia:
Mi nombre es Sergey, o Menajem (mi nombre judío). Nací en la ciudad de Tula, en el centro de Rusia. Mi padre era de Bielorrusia, y mi madre nació en Zaporozhye. De niña, mi abuela huyó con sus padres a Ucrania desde Polonia debido a la persecución contra los judíos.
En Ucrania, su padre puso a la familia en un tren que evacuaba a las mujeres y niños del conflicto, y se enlistó a pelear en la guerra. Nunca lo volvieron a ver.
Siendo niño, yo era activo y curioso, interesado en la historia. Desde mi niñez, experimenté el antisemitismo y, por ende, sabía que yo era judío. Buscaba respuesta a mis preguntas sobre el sentido de la vida. Siempre fui atraído a Israel y me interesaba el judaísmo.
Desde mi juventud, quise vivir en Israel, y reconocí que el pueblo judío era mi pueblo, y que Israel era el país donde estaba destinado a vivir.
En la actualidad, Sergey es estudiante universitario en Israel. Por medio del Programa de Adopción de Puentes para la Paz, cristianos le ayudan a establecerse en el hogar dado a él por Dios.
Es el deseo más profundo de mi corazón traer a más personas como Sergey a Israel, rescatándolos de situaciones difíciles y peligrosas; recibiéndolos de regreso a casa; alimentándolos; animándolos; orando por ellos. Dios los llama. ¡Su regreso es señal al mundo sobre la fidelidad de Dios en cumplir Su Palabra!
«Mas ahora, así dice el SEÑOR tu Creador, oh Jacob, y el que te formó, oh Israel: ‘No temas, porque Yo te he redimido, te he llamado por tu nombre; mío eres tú…No temas, porque Yo estoy contigo; del oriente traeré tu descendencia, y del occidente te reuniré. Diré al norte: «Entrégalos;» y al sur: «No los retengas.» Trae a Mis hijos desde lejos y a Mis hijas desde los confines de la tierra'» (Isaías 43:1, 5-6).
Únase a Puentes para la Paz a medida que colaboramos con Dios para traer a Su pueblo de regreso a casa. Su donativo puede ser usado para:
Proyecto Rescate – ayudará a rescatar judíos desde Ucrania y la antigua Unión Soviética.
Fondo de Nuevos Inmigrantes – ayudará a traer de regreso al B’nei Menashe.
Regalo de Bienvenida – proveerá frazadas, utensilios de cocina, Biblias y estuches escolares.
Proyecto de Alimento – nos ayudará a alimentar a miles de nuevos inmigrantes.
Programa de Adopción – ayudará a sostener a un inmigrante por un año ($65 mensuales).
Ningún regalo es demasiado grande o pequeño – la necesidad es abrumadora. Cuando su donativo se une con otros donativos, podemos lograr grandes cosas para Dios. Participe en la mayor señal de nuestros tiempos: el ALIYÁ.
Bendiciones desde Israel,
Rebecca J. Brimmer
Presidenta Ejecutiva Internacional
(Traducido por Teri S. Riddering,
Coordinadora Centro de Recursos Hispanos)
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