Recientemente, los datos de un censo informativo fueron analizados y los hallazgos fueron difundidos a la prensa. Un dato sorpresivo fue que el 35% de la población vive en apartamentos de sólo dos dormitorios. Hemos visto familias de ocho personas viviendo en condiciones terriblemente hacinadas. Los niños comparten camas de dos pisos (a veces tres), y mientras más niños tengan en la casa, menos espacio existe para caminar. Generalmente, esas personas también se encuentran bajo el nivel de pobreza y no pueden costear siquiera los mínimos arreglos para su casa.
Muchos programas de Puentes para la Paz ayudan a personas en este segmento de la sociedad. Gran parte de ellos son nuevos inmigrantes, y los ayudamos por medio del Programa de Adopción. Otros tantos también reciben comida de nuestro Banco de Alimentos. Algunos niños participan en nuestro Programa de Niños Escolares. Todos se asombran de que hayan cristianos que se preocupan lo suficiente por ellos como para tratar de cambiar su tenue situación.
A continuación le narramos cómo tres de nuestros proyectos trabajaron en conjunto para bendecir a una familia. Todo comenzó con Hanan Buhbout, un niño de diez años que llevaba tres años en nuestro Programa de Niños Escolares. La mamá de Hanan, Eti, es una madre actualmente sin marido y con cinco hijos varones. Uno de ellos ya está casado y vive aparte, pero cinco todavía comparten un apartamento de dos habitaciones en un barrio empobrecido de la ciudad. Habían cerrado un pequeño balcón para hacer las veces de otro dormitorio con una cama.
Eti es de Marruecos, y trabaja fuertemente limpiando casas para sostener a su familia. Muchas familias judías hicieron aliyá (inmigraron) a Israel desde Marruecos durante la década de los 50. Aunque vive en pobreza, a Eti le gusta mantener su casa limpia y atractiva, dentro de lo que le permite su presupuesto.
Aún con ese dinero, el Programa de Niños Escolares no tenía suficientes fondos para sufragar los gastos en materiales y mano de obra para hacer dicha renovación. Sin embargo, el Equipo de Reparación de Viviendas podía colaborar. Como en esos momentos el equipo sólo contaba con dos trabajadores, reclutaron a otro trabajador de nuestro Programa Tocando Corazones y Vidas (un programa interno que permite a nuestros voluntarios dedicar parte de su tiempo en servicio comunitario). Visitaron el apartamento e hicieron una lista de todo lo que necesitarían.
La renovación duró tres días con un pequeño grupo de tres trabajadores. Removieron una pared en la sala para ampliar la habitación-balcón, y construyeron otra pared; reemplazaron algunos de los azulejos de la cocina; rasparon, empañetaron y pintaron todas las paredes y el techo ― trabajo no insignificante. Además, como el apartamento quedaba en un cuarto piso, tuvieron que cargar todo el material, incluyendo las tablas para la pared divisoria, cuatro niveles.
Luego de completar el proyecto, Vincent Ritola, un joven voluntario de EE.UU. trabajando en el Equipo de Reparación, escribió lo siguiente sobre su experiencia: «Mi trabajo en el proyecto fue una gran experiencia. Por medio del trabajo, la pintura, sonrisas y saludos de ‘buenos días,’ las divisiones por causa de religión, ética y raza fueron cubiertas con la pintura de amor y bondad. Eso es precisamente lo que Puentes para la Paz se propone hacer ― difundir la gloria de Dios a través de nuestras acciones y trabajo. Intentamos DEMOSTRAR a personas que los cristianos amamos a Israel y al pueblo de Dios. Fue un honor ser parte del Equipo de Reparación de Viviendas y una bendición verlo en su expresión máxima. Al final del proyecto, un hijo de la familia me llamó ‘mano’ [Bro] a pesar de que nunca habláramos [por no tener un idioma en común]. Fue muy emocionante escuchar que me consideraba como su hermano a pesar de las enormes diferencias.»
Harly y Meir, empleados de la Fundación Beit Shemesh que funciona de cerca con el Programa de Niños Escolares, fueron a ver el trabajo realizado, y dijeron: «Han tornado su oscuridad en luz.» Eti no tenía palabras para agradecer lo que habíamos hecho, pero invitó al equipo entero, incluyendo a Pieter Marais (Director de Operaciones en Israel), mi esposo y yo, a una pequeña celebración dedicatoria.
Llegamos al abandonado edificio y subimos las destartaladas escaleras hasta el cuarto piso. El ambiente era deprimente y ruinoso. De repente, cuando entramos al apartamento, el ambiente cambió. Tan pronto Eti abrió la puerta, fuimos bendecidos por una sensación de luz, aire y frescura. Nuestro equipo había tornado su oscuridad en luz.
Muchas más familias como éstas podrían ser bendecidas con el amor y la compasión cristiana, si tan sólo tuviésemos las finanzas. ¿Dios le está tocando el corazón? Si es así, por favor sea generoso. Muchos viven en oscuridad, y Dios desea llevarles luz. ¿Es usted un experto pintor, plomero, electricista o constructor? ¿Por qué no considera trabajar como voluntario con nosotros en Israel? Los miembros del equipo reparan viviendas para personas necesitadas en la comunidad, además de mantener los edificios del ministerio. Juntos, realizamos la transformación.
Bendiciones desde Jerusalén,
Rebbeca J. Brimmer, Presidenta Internacional Ejecutiva
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