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¡Bip, bip, bum!

noviembre 22, 2024

by: Nathan Williams, Director de Marketing y Comunicaciones

 

Desde el restablecimiento del estado judío en 1948, Israel ha enfrentado amenazas existenciales de vecinos hostiles, milicias terroristas y actores no estatales. La excelencia de Israel en innovación militar, su dominio en la recopilación de información y sus misiones de espionaje encubierto han sido fundamentales para la preservación y seguridad del Estado, con complots que sólo Hollywood podría imaginar. Para la multitud de antisemitas en el mundo, el trabajo encubierto de una agencia de espionaje judía reforzaría estereotipos antisemitas. Sin embargo, la realidad es que Israel trabaja en las sombras para frustrar posibles desastres, prevenir conflictos a gran escala y preservar vidas.

Una figura emblemática del espionaje israelí, Eli Cohen

Cómodo en las sombras

Israel se destaca en inteligencia militar —un ámbito donde el secreto y la precisión son primordiales— lo que le permite superar en maniobras a sus adversarios. Una figura emblemática del espionaje israelí es Eli Cohen, cuya infiltración en los más altos rangos del gobierno sirio en la década de los 60’s, sigue siendo legendaria. Disfrazado de empresario sirio, Cohen obtuvo acceso a funcionarios sirios de alto rango, e incluso visitó los Altos del Golán. Su profundo trabajo encubierto permitió a Israel obtener información crítica sobre las capacidades militares y las defensas de Siria, información que resultaría vital durante la ‘Guerra de los Seis Días’ de 1967. Su famosa sugerencia de plantar árboles alrededor de los búnkers sirios para dar sombra a los soldados sirios en servicio permitió a la Fuerza Aérea israelí identificar y atacar fácilmente posiciones militares clave durante los combates. Esto ayudó a neutralizar las defensas sirias, lo que contribuyó en gran medida a la rápida victoria de Israel, al tiempo que minimizaba las bajas israelíes.

Otro ejemplo destacado es la ‘Operación Entebe’ de 1976, donde comandos israelíes desafiaron las probabilidades para rescatar a rehenes secuestrados en Uganda, minimizando las bajas y evitando una crisis diplomática.

Igualmente exitosa fue la ‘Operación Moisés’, también conocida como la ‘Operación Red Sea Diving Resort’ (Complejo de buceo del Mar Rojo). A principios de los años 80’s, el Mossad, la famosa agencia de inteligencia israelí, estableció un falso resort en la costa sudanesa, que sirvió como fachada para contrabandear judíos etíopes a Israel. Durante cuatro años, los agentes del Mossad rescataron en secreto a miles de personas de la persecución y el peligro inminente, salvando innumerables vidas. El éxito de la operación no se reveló hasta años después, lo que demuestra la notable capacidad de Israel para combinar creatividad, planificación meticulosa y secreto en misiones encubiertas.

En tiempos más recientes, las operaciones de inteligencia y asesinatos selectivos de terroristas destacados por parte de Israel —aunque controvertidas— no tienen como objetivo la muerte y la destrucción, sino simplemente desbaratar conspiraciones terroristas y salvar vidas israelíes. Estas operaciones remarcan el uso estratégico que hace Israel de acciones encubiertas para neutralizar amenazas sin que se produzca una escalada de violencia generalizada.

Destrucción con localizadores (bipers)

Jizbolá sigue siendo uno de los enemigos más peligrosos de Israel, con su vasto arsenal de cohetes y una sofisticada red de operativos. Las medidas defensivas de Israel contra Jizbolá han evolucionado con el tiempo, combinando sistemas avanzados de defensa antimisiles con operaciones de inteligencia destinadas a prevenir ataques. Pero en el mundo del espionaje, pocas operaciones han igualado la audacia y el ingenio del reciente ataque del Mossad contra Jizbolá. Si bien Israel no ha asumido la responsabilidad, los expertos coinciden en que solo la audacia y el ingenio israelíes podrían haber llevado a cabo una operación de este calibre.

Para evitar ser detectado, Jizbolá había abandonado hace tiempo el uso de teléfonos celulares, que pueden rastrearse fácilmente. En su lugar, el grupo recurrió a los localizadores (bipers) —dispositivos inalámbricos que reciben y muestran mensajes de texto sin hacer llamadas telefónicas— con la esperanza de que esto mantendría sus comunicaciones a salvo de la inteligencia israelí. Una fuente de seguridad libanesa de alto rango declaró a Reuters [agencia de noticias] que Jizbolá encargó 5,000 localizadores fabricados por la empresa taiwanesa Gold Apollo, que al parecer llegaron al Líbano a principios de este año. En una sofisticada operación del Mossad, Israel colocó trampas explosivas en esos 5,000 localizadores, los cuales Jizbolá creía que eran dispositivos seguros. Según la fuente, “el Mossad inyectó dentro del dispositivo una placa que contiene material explosivo que recibe un código. Es muy difícil detectarlo por cualquier medio. Incluso con cualquier dispositivo o escáner”.

El 17 de septiembre de 2024, el Mossad detonó a distancia estos localizadores, matando o mutilando a unos 4,000 agentes de Jizbolá, principalmente en Líbano y Siria. La explosión se desencadenó cuando los usuarios siguieron un proceso de descifrado de dos pasos, lo que garantizaba el máximo daño. La operación, mantenida en secreto durante años, devastó las filas de Jizbolá, juntamente con la muerte de su líder Hassan Nasrallah, en ataques posteriores.

Al convertir localizadores comunes en bombas mortales, la inteligencia israelí ejecutó uno de sus golpes más innovadores y devastadores contra el terrorismo, salvando incontables vidas en el proceso. Esta operación encubierta no sólo sorprendió al representante terrorista iraní, sino que también ejemplificó el compromiso de Israel de prevenir amenazas y proteger a su pueblo en medio de ese campo de batalla en constante evolución del Medio Oriente. Según el Washington Post, el éxito de esta operación fue un golpe crucial para las operaciones de Jizbolá y agregó presión sobre el liderazgo del grupo, demostrando aún más las capacidades de inteligencia incomparables de Israel en la región.

¿Esos molestos judíos?

Sin embargo, el asombroso éxito de la operación encubierta en el Líbano ha vuelto a inflamar las actitudes antisemitas hacia el pueblo judío. La existencia de una agencia de espionaje judía como el Mossad a menudo alimenta antiguos estereotipos antisemitas que presentan a Israel y al pueblo judío como cerrados, manipuladores o que ejercen una influencia desproporcionada entre bastidores. Estos estereotipos se derivan de conspiraciones que tienen siglos de antigüedad, como los oscuros ‘Protocolos de los Sabios de Sión’, que acusaban falsamente al pueblo judío de conspirar para dominar al mundo por medios encubiertos. Las operaciones de alto perfil y a veces controvertidas del Mossad, como los asesinatos selectivos o las audaces misiones de inteligencia, alimentan estas afirmaciones sin fundamento. En lugar de reconocer estas acciones como medidas estándar de seguridad nacional, los críticos con inclinaciones antisemitas las explotan para perpetuar mitos dañinos sobre el poder, el control y la manipulación global de los judíos. Esta narrativa es peligrosa, ya que incita al odio, alimenta el antisemitismo global y distorsiona la percepción pública de los esfuerzos legítimos de defensa de Israel.

Estos tropos —como la idea de una camarilla judía “todopoderosa” capaz de controlar los acontecimientos mundiales— no sólo son falsos, sino que también deshumanizan al pueblo judío y lo pintan como un eterno extraño con intenciones malévolas. Esto es particularmente peligroso en un entorno geopolítico, donde la desinformación se propaga rápidamente. La existencia del Mossad, una agencia de inteligencia nacional encargada de proteger a Israel, suele ser distorsionada para que encaje en estas narrativas dañinas. Sin embargo, como cualquier nación soberana, Israel tiene el derecho y la responsabilidad de proteger a sus ciudadanos e intereses nacionales. En esa capacidad, el Mossad no funciona de manera diferente a agencias como la CIA o el MI6, pero es un blanco único debido a sus persistentes sesgos antisemitas.

El mundo lucha por aceptar al “judío fuerte”, es decir, a los judíos que se defienden a sí mismos, que defienden a su nación y a su pueblo. Parece que el mundo preferiría que los judíos sufrieran en silencio como en el pasado. Sin embargo, a pesar del odio que reciben, el estado judío y su agencia de espionaje operarán de cualquier manera necesaria para salvar vidas judías y al Estado de Israel. Y, ya sea que el resto del mundo lo reconozca o no, lo hacen de una manera que incluso minimizará la pérdida de vidas en el campamento de sus enemigos.

 

Artículo (“Beep, Beep, Boom!”) del Dispatch from Jerusalem (Despacho desde Jerusalén) de diciembre 2024
Traducido por Robin Orack – Voluntaria en Puentes para la Paz 

 

Publicado en noviembre 22, 2024