En las últimas semanas el Kremlin [ciudadela de Moscú y sede del gobierno de Rusia], aparentemente sin estar sujeto a los hechos, ha echado la culpa de la guerra en el Líbano a Israel, ignorando el ataque de Jizbolá contra las comunidades del norte de Israel que lleva un año.
Moscú pasó por alto el ataque con misiles balísticos de Irán contra Israel el 1 de octubre y optó por condenar a Israel por el asesinato del líder de Jizbolá, Hassan Nasrallah, culpándolo de la “escalada esperada” y acusándolo de “asesinar a civiles libaneses”.
Rusia no mencionó el ataque de Jizbolá del 8 de octubre del año pasado, que provocó el lanzamiento de miles de cohetes y misiles contra civiles israelíes cerca de la frontera, lo que provocó el desplazamiento interno de decenas de miles de residentes en el norte de Israel.
Rusia, que no considera a Jizbolá un grupo terrorista, se relaciona regularmente con sus líderes, incluido su líder Nasrallah hasta su muerte. La semana pasada el viceministro ruso de Asuntos Exteriores, Mijail Bogdanov, criticó las operaciones terrestres de Israel en el sur del Líbano, durante una reunión con el embajador del Líbano en Moscú, subrayando la oposición del Kremlin a las acciones de Israel, que calificaron de «asesinatos políticos».
Justo antes del ataque con misiles de Irán, el primer ministro ruso Mijail Mishustin visitó Teherán, subrayando la creciente asociación estratégica entre Moscú y Teherán, en medio de la guerra en Ucrania y las tensiones entre Israel, Jizbolá e Irán.
Esta visita, que incluyó un encuentro personal con el presidente iraní Masoud Pezeshkian, puso de relieve la mayor frecuencia de las visitas rusas de alto nivel a Irán, con el objetivo de reforzar los lazos de seguridad. Cabe destacar que Putin aceptó una asociación estratégica con Teherán.
Esta intensificación de la cooperación ruso-iraní genera preocupación en Jerusalén debido a sus implicaciones para la seguridad. La profundización de los lazos es en gran medida un subproducto del conflicto de Ucrania y de la dependencia militar en Rusia, de Irán.
Los informes de inteligencia occidentales indican que Irán ha suministrado a Rusia recientemente, misiles balísticos y drones. Para ser más específicos, Teherán ha suministrado a los rusos 200 misiles balísticos de corto alcance, además de miles de drones de fabricación iraní, incluido el dron explosivo llamado Shahed-131, así como el dron kamikaze Shahed-136; un acuerdo de suministro que se originó en 2022, cuando Rusia se dio cuenta de que necesitaba la asistencia, dada la obstinada negativa de las fuerzas armadas ucranianas a tirar la toalla.
La dependencia de Rusia respecto de Teherán le otorga influencia, lo que aumenta los temores occidentales de que Moscú pueda compartir conocimientos nucleares a cambio de ayuda militar. Ambas naciones, junto con China, aspiran a promover un orden mundial multipolar, reduciendo la hegemonía estadounidense, mientras que ambas sufren las sanciones occidentales.
Nada de eso significa que el Kremlin esté interesado en una guerra directa entre Israel e Irán. La postura crítica de Moscú hacia Israel se alinea con su creciente dependencia militar de Irán. La escalada en Oriente Medio sirve a los intereses rusos al desviar la atención occidental de Ucrania y redirigir los recursos militares estadounidenses.
Si bien, un conflicto directo entre Irán e Israel podría hacer subir los precios de la energía a nivel mundial, beneficiando económicamente a Moscú, también podría perjudicar a Irán, un aliado estratégico, y así entrar en conflicto con los intereses rusos. Los altos precios de la energía también podrían afectar la política estadounidense, ya que el aumento de los precios del gas antes de las elecciones podría reducir el entusiasmo por la vicepresidenta Kamala Harris, lo que en la práctica le daría a Donald Trump un segundo mandato no consecutivo. Ese es un resultado con el que Putin todavía sueña.
Mientras el conflicto entre Israel y Jizbolá se mantenga dentro del Líbano y no se extienda a Siria, amenazando al régimen del presidente Bashar al-Assad, aliado cercano de Rusia; ni se intensifique hasta convertirse en una confrontación directa entre Israel e Irán; es probable que Rusia mantenga su estrategia: reforzar los lazos con Teherán, centrarse en cuestiones de seguridad, y mantener una postura fría hacia Israel; que, a pesar de una relación obviamente tensa entre Netanyahu y Biden, todavía se percibe en gran medida como alineado con los intereses estadounidenses.
Publicado el 8 de octubre de 2024
Publicado en octubre 15, 2024
Fotografía por: Поздравление с Днём медицинского работника/Пресс-служба Президента РФ/Kremlin.ru/Wikimedia.org
Fotografía con licencia: Wikimedia
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