Alimentando a los nuevos inmigrantes en los días de su necesidad

mayo 30, 2020

«SABÍAMOS QUE VENDRÍAN! Nos han ayudado antes y sabíamos que volverían a hacerlo. Reconocemos que ustedes son las personas que ayudan. Ustedes son las personas que bendicen. ‘HaShem’ (el Nombre) les  bendecirá».

Los ojos de Tzvi Khaute se llenaban de lágrimas mientras miraba las cajas con comida que un equipo de Puentes para la Paz estaba desempacando, comida que ayudaría a alimentar a la comunidad de Tzvi, la ‘Bnei Menashe’. Los ‘Bnei Menashe’ (literalmente «Hijos de Manasés») son descendientes de una de las ‘Diez Tribus Perdidas de Israel’ que viven en el noreste de la India; y han estado arribando a Israel consistentemente cumpliendo así, el sueño de muchas generaciones: “regresar a la Tierra de la que fueron exiliados” hace más de 27 siglos; es con la ayuda de ‘Shavei Israel’ (literalmente “Las Tribus de Israel”), una organización que ayuda a los descendientes judíos a recuperar sus raíces.

Tzvi hizo ‘aliyá’ (emigró a Israel) hace 20 años y comenzó su nueva vida para él y su familia en la «Tierra Prometida», el término con que la comunidad se refiere amorosamente a Israel. Hoy, él es parte del equipo de ‘Shavei Israel’ que ayuda a los ‘Bnei Menashe’ mientras emprenden un viaje similar desde la tierra de su nacimiento hasta la Tierra de su promesa. «Somos una comunidad trabajadora», dice Tzvi, «ansiosos por desempeñar nuestro papel en la prosperidad de Israel».

Sin embargo, para muchos de los ‘Bnei Menashe’, esto ya no es una opción, ya que durante las últimas tres semanas Israel ha hecho todo lo posible para frenar la propagación del coronavirus COVID-19, implementando regulaciones estrictas para garantizar el auto aislamiento y el distanciamiento social. Si bien estas medidas son cruciales para la salud y el bienestar de la población de Israel, el impacto económico ha causado muchos problemas. Los empleadores enviaron al 85% de su fuerza laboral a trabajar desde casa o tomarse un permiso no remunerado. A medida que la próspera industria del turismo se detuvo por completo, muchos de los que trabajaban en el sector perdieron sus empleos. En tan solo tres semanas, se ha cuadruplicado el desempleo, aumentando de 3.6% a 22.7%, con casi 800,000 israelíes  desempleos desde principios de mes.

Los ‘Hijos de Manasés’ (Bnei Menashe) y los judíos chinos de ‘Kaifeng’ se encuentran enfrentando un futuro sombrío, sin ingresos para mantener a sus familias. Más de 200 han perdido sus empleos, ya que muchos trabajan en la industria del turismo; y sabemos que hoteles, agencias de turismo, atracciones turísticas populares; han cerrado sus puertas. Mientras que casi todas las naciones del mundo luchan actualmente contra el enemigo invisible, estos nuevos ‘olím’ (inmigrantes) están involucrados en una doble batalla para establecerse, en su nuevo país y en medio de una pandemia.

 Ruth de 30 años, es madre de tres hijos. Ella y su esposo apenas llegan a fin de mes cuando ambos trabajan. La posibilidad de que no haya ingresos afecta a su familia «mental y físicamente», nos compartió. Miriam de 35 años, tiene cuatro hijos. El más joven es autista y asiste a un jardín de niños especiales. La hija de cinco años de Baite tiene necesidades especiales también y debe asistir a una terapia costosa dos veces al mes. Kokhava, de 52 años, es viuda y el único sostén para su familia. Sus dos hijos, ambos soldados en las Fuerzas de Defensa de Israel; dependen de ella para recibir apoyo financiero. Estas son solo algunas de las personas, que fueron enviadas a casa solo con licencia, pero sin paga; cuando llegó el Coronavirus.

La situación es grave. Muchas de estas nuevas familias inmigrantes viven de un sueldo mensual mientras logran instalarse en la tierra; y tienen que estirar cada centavo para llegar al fin del mes. Ahora en la Pascua pasada, uno de los festivales más celebrados en el calendario judío y que marca la libertad de la esclavitud; muchos la vivieron entristecidos.

Puentes para la Paz ayudará a estas familias a capear la tormenta. Hemos hecho una entrega generosa de alimentos y certificados de regalo a nuestros amigos necesitados, pero se necesita más. A medida que la contingencia continúe y más empleados sean enviados a sus hogares sin paga, más de estas nuevas familias inmigrantes perderán su capacidad de poner comida en la mesa. ¿Podrías ayudarnos a responder a su grito de ayuda? ¿Podrías dar generosamente para ayudar a estas nuevas familias inmigrantes que atendieron el llamado de Dios para “regresar a la Tierra”, a permanecer firmes y resistir los vientos de las dificultades financieras?

Traducido por Chuy González – Voluntario en Puentes para la Paz
Adaptado por Raquel González – Coordinadora PPP Centro de Recursos Hispanos