Luego del asesinato de dos policías israelíes por terroristas quienes huyeron a esconderse en el Monte del Templo, el liderato palestino continuó su incitamiento de violencia. Los esfuerzos de Israel por evitar más ataques con el uso de detectores de metal y otras medidas de seguridad fueron rechazados con extrema violencia, seguido por un estallido de ira violenta en las calles de Jerusalén. A lo largo de toda la tierra, los musulmanes reaccionaron con actos de terrorismo bajo la excusa de “proteger” la mezquita de Al-Aksa.
La nación quedó anonadada al ver las horrendas fotos de una familia israelí que fue asesinada en su hogar durante su cena de shabat (sábado). Las imágenes quedaron grabadas en mi memoria. Trágicamente, Israel ahora tiene dos nuevas viudas y cinco huérfanos más. Todos sentíamos el dolor de los familiares mientras escuchábamos sus llantos, diciendo: “Ya no podemos regresar a nuestro hogar; lo único que vemos es la sangre de nuestro padre, esposo, hermano y hermana.” También quedamos consternados al ver fotos del terrorista herido en su cama de hospital. Se veía tan ordinario y hasta agradable, con rostro sonriente. Nos preguntábamos cómo un joven tan aparentemente tranquilo pudiera perpetrar un asesinato tan horrendo. Pero casi todos los días escuchábamos de otra atrocidad durante ese período de ira violenta.
El pequeño poblado que presenció el asesinato de la familia Salomón ya había previamente conocido el terrorismo. Fue una de las muchas comunidades que sufrió la devastación del incendio terrorista el pasado noviembre. Varias viviendas quedaron totalmente destruidas. El ayudar a esas familias, que lo habían perdido todo, nos fue de gran bendición. Y quizás porque recordaban la bondad de los cristianos de Puentes para la Paz, el jefe de seguridad nos contactó y pidió que lo ayudáramos con la instalación de un moderno sistema de vigilancia para proveer mayor seguridad a sus ciudadanos. El sistema costará sobre cien mil dólares estadounidenses. Creemos que nuestros colaboradores cristianos alrededor del mundo querrán unirse a nosotros para demostrar su amor a medida que mejoramos la seguridad para todas las abuelas y los abuelos, las madres y los padres, los niños y las niñas que temen ser nuevamente atacados.
Nuestro proyecto Víctimas de Guerra existe para un tiempo como este. Hemos ayudado a familias que sufren de la pérdida de un ser querido, quien era su principal proveedor, y ahora se encuentran en una situación financiera precaria, como la familia Salomón. Hemos ayudado a proveer terapia sicológica a personas que han perdido miembros familiares, especialmente a niños. Hemos provisto aparatos médicos a personas heridas que luchan por adaptarse a una nueva realidad.
El Salmo 121 pudo haber sido escrito para momentos como estos: “Levantaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi ayuda? Mi ayuda viene del SEÑOR, que hizo los cielos y la tierra…Jamás se adormecerá ni dormirá El que guarda a Israel. El SEÑOR te protegerá de todo mal; El guardará tu alma…” Yo creo que Dios nos está llamando en este momento específico de la historia para ayudar a guardar a Israel, para ser Sus manos y Sus pies, para apoyar al pueblo de Israel de maneras prácticas. Le pido que considere hacer un generoso donativo. Este pequeño pueblo es uno entre muchos que necesitan mayor protección para sus ciudadanos, cuyas vidas se encuentran en riesgo de recibir más ataques terroristas.
Sea parte del equipo de Dios: guardando, amando, protegiendo y apoyando a Israel, la niña de Sus ojos.
Con corazón cargado desde Jerusalén,
Rebecca J. Brimmer, Presidenta Ejecutiva Internacional
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