Septiembre es una temporada feliz en Israel, ya que los estudiantes regresan a la escuela después de disfrutar sus vacaciones de verano. Es un tiempo de volver a ver a los amigos y de compartir relatos de aventuras y experiencias. O por lo menos, así debería ser. Trágicamente, este año la mayoría de los niños contarán sobre sus experiencias durante la guerra, de cómo corrían a los albergues contra bombas, de cómo veían caer los cohetes y se alegraban por la protección del Domo de Hierro.
Este año escolar comenzó con gran temor. Los padres se preocupaban de que sus hijos no estuviesen seguros y que pudiesen sufrir de estrés post-traumático. Otras familias tienen otros factores estresantes. No tienen dinero para pagar la nueva ropa escolar, los libros, los materiales y las mochilas. De hecho, muchas familias no tienen el dinero ni para los almuerzos de sus niños. Actividades extracurriculares están fuera de consideración para dichas familias, además de tutoría privada.
Imagínese el dolor del padre o la madre al saber que no puede proveer para las necesidades escolares de sus hijos, ¡y que no tendrán siquiera un almuerzo en la escuela! La triste realidad es que sobre 800,000 niños en Israel viven en ese tipo de pobreza.
Iniciamos el Programa de Niños Escolares en 2005 porque nos enteramos de que había muchísimos niños en este tipo de escasez. Con dos auspiciadores para cada niño en necesidad, podemos proveerle almuerzo cada día en la escuela, además de regalarle todos los libros y materiales que necesite, una mochila, seguro dental de emergencia, un regalo en su cumpleaños, además de su participación en salidas especiales y programas de enriquecimiento luego de la escuela. Ya bendecimos a 400 niños en 12 distintas escuelas de Beit Shemesh, Karmiel, Kiryat Ekron y Jerusalén por medio de muchos auspiciadores cristianos.
Permítame compartir una preciosa carta de una madre cuya hija se encuentra en nuestro programa:
Saludos a unas personas maravillosas y queridas,
Mi nombre es Oriana (Rina), y soy madre de Osher, que estudia en primer grado. Soy una madre soltera quien cría a cuatro niños y una niña por cuenta propia. Mi hija Osher estudia en la escuela Hadekel, y fue admitida a su programa de Puentes para la Paz este año.
Como madre soltera, trabajo extensas horas y requiero de mucho apoyo para criar a mis hijos de modo que sean como los demás. Para mi gran alegría, Osher fue aceptada en su programa este año. Ella recibe un almuerzo caliente todos los días, asiste a lecciones después de clases dos veces en semana, y se alegró mucho cuando recibió su regalo de cumpleaños y, claro está, cuando recibió su material escolar a principios del año.
Sus almuerzos calientes me ayudan muchísimo. A la verdad, no siempre tengo dinero para darle alimento nutritivo. Gracias a ustedes, mi hija recibe una comida muy nutritiva. Me puedo despreocupar en saber que también come proteína y se desarrolla de manera saludable y buena.
Para mi enorme gozo, he visto cómo mi hija se abre más a los demás, y está más alegre y cooperadora. Estoy segura de que eso se debe a ustedes y gracias a la escuela.
Mi hija nunca asistía a lecciones después de clases. Ella veía cómo otros niños iban a diferentes lecciones y clases. Me entristecía tener que decirle cada vez que no tenía dinero para lecciones, y lloraba: «¿Por qué no tenemos el dinero?» Y mi corazón lloraba con ella. Gracias a ustedes, este año ella tiene unas clases que le encantan: clases de bailes dos veces por semana. Ella se siente tan feliz que cada vez regresa para enseñarme los nuevos bailes y pasos que aprendió. Corre de manera más ligera y sus movimientos corporales evidencian que está muy contenta.
Quiero darles las gracias por su generoso donativo a mi hija. Ella está más feliz, más saludable y más atenta a sus estudios; aprende y funciona muy bien. Su maestra la felicita y dice que es una niña feliz, que es una buena amiga y que es muy agradable. ¡Aprende como todos los demás y adelanta en su lectura como los demás!
No tengo suficientes palabras para darles las gracias. Ustedes son sus ángeles, y también los míos. Son personas muy queridas que se dan a otros, y otros son bendecidos por ustedes. Quiero añadir una última cosa: gracias a ustedes, ¡he comenzado a creer en la humanidad!
¡¡¡Muchísimas gracias!!!
Oriana, madre de Osher
Hay muchos más niños como Osher que necesitan de ayuda. Sus contribuciones mensuales fijas de US $65 (con un compromiso de un año) pondrán una sonrisa en el rostro de un niño o una niña, y quitarán la preocupación a un padre o una madre israelí. Su amor cristiano en acción puede cambiar vidas. Sueño con el día en que miles de niños puedan ser bendecidos cada mes por medio de este programa.
Únase a nosotros y déles un futuro más brillante. Si usted desea contribuir al bienestar de niños en Israel, pero no puede hacer un compromiso mensual por 12 meses, por favor, envíe un donativo especial. Generalmente usamos esos regalos adicionales para distribuir computadoras, instrumentos musicales, libros de biblioteca, equipo recreativo y pizarras especiales a las escuelas. Este año nos están pidiendo albergues contra bombas. Su regalo brindará esperanza ¡y hasta podría salvar vidas!
«Juzgará a los afligidos del pueblo, salvará los hijos del menesteroso, y quebrantará al violento» (Salmo 72:4, RVG).
Bendiciones desde Israel,
Rebecca J. Brimmer
Presidenta Ejecutiva Internacional
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