“Comencemos por el final”, le digo a la veterana periodista kurdo-siria Hayvi Bouzo, quien, por miedo a las autoridades se mudó a Washington. “Centrémonos en el aquí y ahora”. Para su sitio web Yalla, cada semana entrevista a israelíes, principalmente, aquellos que perdieron familiares en la masacre del 7 de octubre; pero también otros israelíes sobre los que siente que es importante informar al mundo árabe. Es la única periodista árabe que ha hecho de esto “la misión de su vida”. Las cifras de visitas muestran que tiene entre 750 mil y un millón de seguidores en Yalla.
¿Qué israelí te ha conmovido más?
“Sin dudarlo, responde: Yifat Ziller, prima de Yarden Bibas retenida como rehén en Gaza. Fue muy duro. Lloré durante toda la entrevista mientras ella hablaba de Shiri, de Yarden, y de sus dos maravillosos niños pelirrojos”.
“No puedo olvidar a Ariel que tenía cuatro años, cuando fue secuestrado ,y a su hermano Kfir que tenía solo nueve meses. Antes de la entrevista miré algunas fotos y decidí que sería fuerte, pero mi conversación con Yifat me destrozó. Pensé en mis dos hijos, Gino (11) y Talia (8). Le dije a mi marido Hans, que no podía imaginar cómo podría mantenerme unida si un desastre tan terrible como ese, nos sucediera alguna vez”.
Bouzo, de 41 años, nació en Damasco en lo que ella describe como una familia “inusual”. “En nuestra casa cuando Hafez el Assad, padre del actual presidente Bashar; estaba en el poder y se hechó a andar la dictadura, retirándose la libertad de hacer comentarios en sus ciudadanos; cogiéndolos en la calle, interrogándolos y torturándolos; a veces hasta la muerte; mi familia se comportaba de otra manera”.
“Nuestra casa siempre estuvo abierta. Yo siempre quise ser periodista. He sentido curiosidad por la gente desde que tengo memoria, y luché por romper las barreras del ambiente cerrado en el que me crié. En casa, podía hablar de todo. Fuera, aprendí a estar callada”.
¿No tenías miedo?
“Claro. No salíamos a la calle a manifestarnos contra el gobierno, y no teníamos conversaciones políticas con personas en las que sabíamos que no podíamos confiar. Sin embargo, entre nosotros y con amigos cercanos, hablábamos de todo”.
“Nací en Damasco, en una época en la que el Estado dirigía la vida de sus ciudadanos lavándoles el cerebro, sobre todo, a los jóvenes. Esto significa que cada ciudadano estaba destinado a ser una herramienta del régimen, y sigue siendo así hasta el día de hoy”.
“La gente que vive en democracias no entiende, la vida de un pequeño individuo debajo de una dictadura. Sigo pensando en los jóvenes de Siria, cuyas vidas están regidas por un miedo enorme, y me rompe el corazón”.
“¿Qué habría sido de mí si hubiera seguido viviendo en Damasco, bajo las narices de las agencias de seguridad e inteligencia? Me habrían detenido porque no habría podido mantener la boca cerrada sobre las injusticias del régimen, o habría pasado a la clandestinidad, como hicieron muchos de mis amigos, hasta que los atraparon”.
¿Qué significa “que los atraparan”?
“Te llevan a interrogatorios violentos. A las chicas, muchas de las cuales son vírgenes, las violan como parte del “proceso de absorción” y arruinan sus vidas. Y a los hombres los golpean y torturan. Si tienen suerte, los liberan un par de días después. En otros casos, los trasladan a un centro de detención y los juzgan, acusándolos de quién sabe qué. Es terrible”.
El carnicero judío de Damasco
Bouzo creció con historias de los vecinos judíos de sus padres. “Mi padre compraba la carne a los carniceros judíos de Damasco, por la calidad de la carne y la limpieza de la tienda”, recuerda.
“Todo era muy tranquilo y normal hasta que, el partido Baaz tomó el poder y los judíos del barrio empezaron a desaparecer. Mi madre vagaba llorando porque sabía que nunca volvería a ver a sus vecinos judíos. Dejaron todo atrás. Muy pocos lograron vender sus casas. Algunos, por lo que me enteré mucho después, se fueron a Estados Unidos, otros al ‘estado sionista’”.
Bouzo también se mudó a Estados Unidos con su familia, pero la familia regresó a Siria porque “no teníamos miedo”. Empezó a trabajar como presentadora de televisión para un canal de televisión estatal sirio; se trasladó a Dubai tras una oferta de trabajo de Orient TV y regresó a Siria para trabajar en El Sham TV, que describe como “el primer intento fallido de crear un canal de televisión privado en Siria. Nos vimos obligados a cerrar debido a la presión del gobierno, porque les estábamos molestando”.
Mientras trabajaba en una emisora de radio estatal en Siria, en un programa mencionó “de forma totalmente inocente, que la madre de Jerry Seinfeld era judía nacida en Alepo. De la nada, me inundaron las llamadas telefónicas”, dice.
“Gritaron ‘¡Qué vergüenza!’ y ‘¿Cómo se te ocurre siquiera mencionar a la mujer judía?’. Dijeron cosas horribles sobre Israel y me insultaron. Les expliqué que no había tenido la intención de introducir la política en el programa, que solo estaba afirmando un hecho. Me insinuaron que era la gente de Bashar el Assad la que había llamado para asustarme. Me despidieron del programa dos días después. Simplemente por la madre de Jerry Seinfeld”.
¿Cuándo empezó a interesarse por el conflicto judío-árabe?
“Desde muy joven. Alrededor del final de la escuela primaria. En nuestra escuela, hablaban mucho de política, así como de los judíos y el Estado de Israel”.
¿Cómo se ve el Estado de Israel desde Siria?
“Los sirios miran a Israel con un complejo de inferioridad. En los canales de televisión estatales oficiales, no hay representaciones de Israel más allá de que es, un país enemigo, soldados, guerras, odio y hostilidad. No hay posibilidad de ver la vida cotidiana en Israel o de difundir un artículo de un periodista extranjero que visita Israel, dando su impresión desde la calle, como lo hacen ustedes en Siria”.
“El régimen de Damasco quiere que los sirios les odien. E Irán aviva las llamas. Incluso, encontrar el nombre de ‘Israel’ en lugar del despectivo título de ‘entidad sionista’, sería dar un paso adelante”.
¿Y los jóvenes?
“Tienen miedo de salir a manifestarse. No hay ‘espíritu de lucha’ entre los jóvenes de Damasco, como lo hay en Teherán”.
¿Quién fue el primer israelí al que entrevistaste?
“Fue incluso antes de Yalla. Mientras trabajaba en Orient. Pedí reunirme con su embajador, Danny Dannon, quien respondió de inmediato”.
¿Cómo fue recibida la entrevista con Danny Dannon en Siria?
“Ah. Eso no lo puedo olvidar. Me llamaron traidora. Entonces supe que ya no tenía ninguna posibilidad de ir a Siria porque me juzgarían, por traición. Pero no me molestó, porque sabía que habían visto la entrevista, a pesar de que yo fuera una “traidora”.
Escenas y recuerdos
Thomas Hand, el padre de Emily, secuestrado al igual que ella, también fue entrevistado por Bouzo. Nos platica:“Fue duro. No estaba preparada para lidiar con la historia de la niña, cuya madre había muerto en cautiverio, y cuyo destino era desconocido”.
“Tuve que mantener la calma con él durante la emisión. No es un público israelí que se identifica con esta terrible historia. Mi trabajo es utilizar la fuerza de la historia para convencer a mi audiencia. Pueden bombardearme con miles de historias horribles del lado palestino, pero sé que mi audiencia también está impactada por las historias del lado israelí. Hay cientos de canales de televisión en el mundo árabe, ninguno de los cuales presenta el lado israelí. No se menciona a los rehenes ni a sus familias”.
¿Qué reacciones recibió?
Bouzo: “Principalmente insultos y maldiciones. No me escriben cosas bonitas. Entiendo, pero no me molesta. La gente del mundo árabe no se ha acostumbrado a mirar a Israel de forma objetiva. Haces que afloren el miedo y emociones muy fuertes, y sobre todo, la envidia”.
Entre las entrevistas a las familias de los rehenes, Bouzo también habla con personajes fascinantes, sobre todo del mundo árabe “para derribar el muro en contra de Israel”, explica. “Entrevisté a una joven que había huido de Egipto; al ex secretario de Estado Mike Pompeo; y al hijo del Sha de Irán, Reza Pahlavi, tras su muy publicitada visita a Israel. Esta entrevista acumuló tantas visitas y despertó tanto interés, que solicité y si me concedieron, una segunda entrevista y hablar sobre Irán hoy, y la relación especial de Pahlavi con Israel”.
“Cuanto más lo pienso”, dice Bouzo, “si me hubiera quedado en Siria, habría muerto hace mucho tiempo. El régimen sirio tiene muchos problemas conmigo, desde que escribí en Facebook lo que el régimen estaba haciendo en la ciudad de Daraa, en la frontera con Jordania. Fue una masacre horrible que empezó con la detención de niños y continuó con el corte de manos y pies durante los interrogatorios”.
“Mi familia y yo empezamos a recibir amenazas de muerte. Mi tío se enteró por la gente de Mukhabarat (inteligencia siria) en Damasco, de que mi nombre aparecía en una lista de detenciones y se quedó desconcertado porque sabía que si me detenían, mis padres y mi hermana tampoco estarían a salvo”.
“Decidimos marcharnos rápidamente antes de que nos atraparan. Volamos a los Emiratos Árabes Unidos y de allí a los Estados Unidos. Si hubiera perdido el vuelo, hoy no estaría viva. Después de irme, me enteré de que el régimen sirio había ejecutado a periodistas como yo, que habían escrito sobre los crímenes del régimen. Todavía tengo pesadillas sobre lo que podría haber pasado si hubiera insistido en quedarme”.
La organización árabe-judía Sharaka la trajo a Israel como invitada especial ,y organizó un viaje que comenzó en Eilat; visitó Jerusalén y Tel Aviv; y terminó en la frontera entre Israel y Siria.
¿Qué sentiste cuando estuviste en la frontera y viste el lado libanés y sirio?
“Lloré sin pudor. El lado israelí estaba en plena florecimiento, abundancia. Miré al otro lado y no vi nada. No había ningún tipo de florecimiento humano. Todas las casas más allá de la frontera, están siendo utilizadas como arsenales y tapaderas para Jizbolá”.
¿Está en contacto con su familia en Siria?
“Estuve allí por última vez en 2011, y no me atrevo a volver, porque sé exactamente lo que me espera allí. Por la seguridad de ellos, tampoco inicio el contacto con mi familia. De vez en cuando, recibo información sobre ellos, pero no inicio llamadas telefónicas”.
“Mientras Bashar el Assad esté en el poder, bajo el yugo de Irán, tampoco hay posibilidad de cambiar las cosas en Siria. No es un hombre de paz. Es un líder débil al que los iraníes y los rusos están explotando, y haciendo lo que quieren en Siria”.
Bouzo ha estado siguiendo la cadena de asesinatos en el Líbano con gran interés.
Bouzo quiere subrayar, que “no considera que la destrucción de la cúpula de Jizbolá, sea un “asesinato”. “Tienen tanta sangre en sus manos: la sangre de los ciudadanos de mi patria en Siria; la sangre de los libaneses que intentaron oponerse a Jizbolá; y la sangre de los israelíes”, afirma.
“Veo estas operaciones en el Líbano, desde los beepers que hieren a los activistas de Jizbolá, pasando por los walkie-talkies y la desaparición de la cúpula de Jizbolá, hasta llegar a Nasrallah, como una guerra justa. Estoy dispuesta a decir en voz alta a quien quiera escuchar, que se lo merecían y que Israel les atacó de una manera muy sofisticada. Me alegro de que estéis prendiendo fuego al Líbano, para libraros de Jizbolá”.
“Quiero decirles a ustedes y a todos sus lectores en Israel, lo maravilloso que fue y lo feliz que me hizo ver, ese suspiro de alivio en las redes sociales árabes. Los países del mundo árabe aún no han tenido el coraje de enfrentarse a ellos, ya que son súbditos de dictaduras, pero estoy segura de que pronto oiremos vítores de alegría por el destino de los dirigentes de Jizbolá. Los oiremos en Siria, Arabia Saudí y, sobre todo, en el Líbano”.
“Aquí se ha iniciado un nuevo proceso. Recuerden mis palabras. Un nuevo proceso que debe utilizarse con sabiduría. Es necesario pensar juntos, en los niveles más altos, cómo rediseñar Oriente Próximo. Hay mucho trabajo por hacer, y no será fácil, pero es necesario hacerlo por el pueblo, incluso por el bien de los regímenes vacilantes; y estoy segura de que saben a qué regímenes me refiero”.
Sobre el asesinato de Yahiya Sinwar, dice: “Su asesinato transmite un mensaje a cualquiera que busque diseminar el terror: el régimen de Teherán está temblando y cualquier organización terrorista está sintiendo la presión en este momento. El asesinato de Sinwar es una victoria de la justicia y acerca al mundo, un paso más hacia un mundo más seguro y libre”.
Publicado en noviembre 20, 2024
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