Desde que Israel asesinó a Ismail Haniyeh en Teherán (según informes extranjeros) y a Fu’ad Shukr en Beirut, parece que el mundo ha estado esperando ansiosamente la respuesta de Irán.
Pero independientemente de lo que pueda suceder finalmente en el campo de batalla, los israelíes deberíamos haber aprendido hace mucho tiempo una cierta lección que nuestros enemigos ya comprenden a fondo: la forma en que se enmarca el discurso y se configura la narrativa puede ser tan crucial, como los hechos sobre el terreno; y quizá más.
De hecho, el discurso de las últimas dos semanas (ya sea de comentaristas israelíes o extranjeros; de los medios árabes; de la esfera pro iraní; o incluso dentro de lo establecido por Iran) se ha centrado en cómo podrían responder el régimen iraní y Jizbolá a las acciones de Israel. En otras palabras, el discurso se enmarca de la siguiente manera: “Israel ha actuado y ahora les toca a Irán y a Jizbolá responder”. En otras palabras, la implicación (ya sea expresada directamente o sutilmente sugerida) es que si Israel no hubiera tomado sus medidas, no estaríamos en la situación actual.
En la prensa en lengua inglesa fuera de Israel, el vocabulario es aún más contundente. No se espera simplemente que Irán “responda”, sino que “tome represalias”.
Los israelíes no siempre nos damos cuenta de que nuestra retórica alimenta una narrativa hostil, haciendo involuntariamente el juego al enemigo. En el panorama que se está pintando para el mundo, Israel será considerado responsable de cualquier escalada, ya que todo lo que siga será visto como una reacción a las acciones de Israel.
En cambio, nuestro relato debería destacar constantemente la culpabilidad de Irán: culpa por los acontecimientos del 7 de octubre; por los ataques a Israel desde el Líbano, Siria y Yemen; por el terrorismo originado en Cisjordania [Judea y Samaria] y por los ataques a las bases estadounidenses en Siria e Irak. Esto también incluye la responsabilidad de Irán por la desestabilización del estrecho de Bab el-Mandeb, que ha perturbado el comercio marítimo y ha amenazado a los aliados de Estados Unidos. Y, por supuesto, Irán es responsable de cada incidente en Gaza y de cada día adicional de guerra, con una culpa aún mayor, si el conflicto se intensifica aún más.
Supongamos que la URSS hubiera desplegado agentes para disparar contra el territorio, los ciudadanos y las instalaciones estadounidenses durante la Guerra Fría. ¿Estados Unidos habría contraatacado sólo contra los agentes y no contra la propia URSS? Todo lo que hizo Israel fue apuntar a la cabeza de la serpiente: el país que está financiando, instigando y gestionando la guerra en Medio Oriente en general y especialmente contra Israel. Actuar no sólo es un derecho de Israel sino, como debe enfatizarse; su deber. En la práctica, abordar sólo los síntomas de un conflicto puede aliviarlos hasta cierto punto, pero no curará la enfermedad subyacente.
Por esa razón, la narrativa debería ser que Israel no está esperando la respuesta de Irán, sino su siguiente paso. ¿Optará Irán por escalar la situación y exponerse como un objetivo directo, o seguirá ocultándose detrás de sus agentes? Hasta que el discurso público cambie y exija inequívocamente que Irán detenga la agresión, no se alcanzará el objetivo.
La cuestión del encuadre se extiende más allá de este evento específico. Varias voces están tratando de presentar el conflicto actual como una guerra limitada entre Israel y Hamás en Gaza, omitiendo deliberadamente el contexto más amplio de una guerra que libra Irán y su red de agentes contra Israel y los intereses occidentales en Medio Oriente.
Lamentablemente, esos intentos de encuadre han tenido bastante éxito hasta ahora y parecen haber determinado la narrativa dominante en amplios sectores del discurso público, tanto en el mundo árabe como en el mundo occidental. Los palestinos, naturalmente, están interesados en mantener la narrativa engañosa que presenta a Israel como Goliat y a ellos mismos como David: una nación pequeña y oprimida, que demuestra coraje y determinación al resistirse a un Estado poderoso y a su sofisticado ejército.
Irán y sus aliados están interesados en el éxito de la narrativa palestina, no sólo porque debilita y deslegitima a Israel en el escenario internacional, sino también; porque le permite evadir la responsabilidad por sus propias acciones.
Los estadounidenses y sus aliados occidentales dudan en culpar a Irán, probablemente porque hacerlo los obligaría a explicar a sus propios ciudadanos, qué acciones planean tomar o por qué sus políticas permitieron que Irán llegara a esa posición en primer lugar. Así, por ejemplo, rara vez oímos en los medios estadounidenses hablar de las milicias que atacan las bases estadounidenses en Siria e Irak, o de los ataques de los hutíes.
Pero no es sólo el mundo exterior contra el que debemos ser cautelosos para no engañar con nuestro lenguaje. Los propios ciudadanos de Israel tampoco son expertos en geopolítica de Oriente Medio, intereses occidentales o las agendas del Islam radical.
Todo lo que no enseñemos a nuestros hijos, ellos podrán aprenderlo de otras fuentes. Debemos salvaguardar continuamente la narrativa y los hechos en el discurso público. En estos tiempos tensos, mientras el público israelí espera ansiosamente la posible expansión de la guerra, debemos tener cuidado de no comunicarnos mal; de una manera que refuerce la narrativa del enemigo, tanto en el exterior como en el país.
La guerra con Irán ya está en marcha, y también, por supuesto, la guerra con Jizbolá, los hutíes y las milicias en Siria e Irak. La cuestión ahora no es si estallará una guerra en el norte, sino si Irán ha decidido expandir, junto con sus aliados; esta guerra ya en llamas de la que es totalmente responsable.
Publicado el 26 de agosto de 2024
ENFOQUE DE ORACIÓN: Demos gracias al Señor porque protegió los objetivos: Glilot y la base de Ein Shemer a través del ataque preventivo de las FDI. Oremos para que sea interrumpido por confusión, cualquier otro plan del enemigo para destruir infraestructura (militar o civil) en la Tierra de Israel. Oremos para que, así como en los días de Ezequías, el Señor defienda a Su pueblo.
VERSO BÍBLICO: «Por tanto, así dice el Señor acerca del rey de Asiria: ‘Él no entrará en esta ciudad, ni lanzará allí flecha alguna; tampoco vendrá delante de ella con escudo, ni levantará terraplén contra ella».
–2 Rey 19:32 NBLA
Publicado en agosto 27, 2024
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