Manifestantes antiisraelíes cerca del Capitolio de EE. UU. mientras el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se dirigía a una sesión conjunta del Congreso el 24 de julio de 2024
El 7 de octubre de 2023, el mundo fue testigo de lo que son capaces los terroristas de Hamás, mientras los gazatíes armados se jactaban con regocijo de su capacidad para torturar, asesinar, mutilar, quemar vivos, violar y secuestrar a niños, mujeres y hombres civiles desarmados.
Y el mundo presenció las impensables escenas de asesinatos y su reacción fue perversa.
El 8 de octubre de 2023, la verdad comenzó a salir a la luz. La verdad central era que el antisemitismo global antijudío y antiisraelí estaba tan a flor de piel, que solo necesitaba un motivo para estallar.
La masacre de judíos del 7 de octubre en su propia patria, dio a ellos quienes odiaban, una razón, lo que provocó el estallido de protestas antisemitas en todo el mundo. Desde las calles, los manifestantes nos dijeron que la vida judía no tiene valor y que los judíos no deben defenderse. También nos dijeron, basándose en mentiras atroces, que el terrorismo, el que Hamás perpetró en Israel; estaba justificado.
La verdad del antisemitismo global estalló en feroces protestas, en las que las masas salieron a las calles y a los recintos universitarios, para justificar el atroz asesinato de judíos a manos de los brutos de Hamás, en nombre de Allahu Akbar, “Alá es el más grande” en árabe. Salieron a proclamar la “verdad”: que borrar del mapa al Estado del pueblo judío, Israel, está justificado, y que ser antiisraelí y odiar a los judíos, es una buena razón para dejar de lado la civilidad.
Las protestas masivas en los campus universitarios estadounidenses, que vimos por televisión y en redes sociales, en las que los participantes expresaron su apoyo a las actividades asesinas de Hamás, nos revelaron que la próxima generación de estadounidenses —los futuros líderes de Estados Unidos— está siendo educada para pensar erróneamente y odiar a un grupo específico de personas: los judíos, los sionistas. Su comportamiento y las consignas que gritaban, estaban guiadas por un adoctrinamiento de mentiras en las que llegaron a creer, mentiras desconocidas para la mayoría de los estadounidenses.
Occidente niega que se enfrente a la expansión de la guerra santa islámica. ¿Podría deberse al temor de Occidente de no poder vencer a los 1,800 millones de musulmanes que discrepan de su doctrina judeocristiana y, por lo tanto, deciden ni siquiera intentar luchar?
En cambio, Occidente se escuda en la reconfortante ficción de que si Israel simplemente se deja aniquilar por el carnicero islámico, el islam radical, al estilo de Hamás, entonces no será tan perjudicial para el cambio los demás.
Un consejo para Occidente: Quítense el pañuelo, la keffiyeh, símbolo del terrorismo; observen y aten los puntos, y luchen como Israel, para prevalecer ante esta invasión ideológica.
Desde el 8 de octubre de 2023, los manifestantes en plazas y campus universitarios de Estados Unidos celebraron a Hamás como luchadores por la libertad, no como terroristas asesinos. Su mensaje fue claro: los judíos merecen recibir la inhumanidad que sufrieron a manos de Hamás.
Las mentiras escritas en las pancartas de los manifestantes dejaron claro, que estamos presenciando antisemitismo moderno. Por ejemplo, el antisionismo es la definición moderna de antisemitismo. El sionismo es el derecho a la autodeterminación de los judíos en su patria, Israel. En otras palabras, si no hay sionismo, los judíos no tienen derecho a defenderse, ni a existir en su tierra soberana. Eso lo transforma en antisemitismo moderno.
El alcance y la magnitud de la amenaza del islam a la civilización occidental, están profundamente arraigados en los campus universitarios estadounidenses y en los principales medios de comunicación. El islam se encuentra en una “Guerra santa” contra la cultura occidental, reforzada por la corriente dominante, e instigada por un sistema educativo deficiente.
Hoy, la guerra islámica ataca a los judíos, fácilmente convertidos en un objetivo de ataque conveniente. Mañana, atacarán a los cristianos y a todas las demás personas no islámicas, como ya hacen en África y Oriente Medio. El islam radical no es una religión política pacífica; está dedicado a la dominación global y a la destrucción de todos aquellos a quienes llama infieles.
El documental “8 de octubre” no es político. Más bien, es una revelación de lo que vimos surgir tras las atrocidades de Hamás en Israel. Y lo que estalló, debería asustarnos a todos. Es una realidad con la que no podemos vivir si deseamos seguir siendo una sociedad civilizada.
El documental plantea la pregunta: ¿Cómo llegamos, en Estados Unidos, a este momento en que los asesinos de Hamás son celebrados como “luchadores por la libertad” y no como los terroristas salvajes que son? ¿Acaso los manifestantes no tienen suficientes atributos morales para percibir, que esta lucha se trata de la oscuridad primitiva contra la civilidad ilustrada?
El “8 de octubre” tiene un alcance más amplio que solo los judíos e Israel. Se trata colectivamente de todos nosotros: de cómo tantas personas quedaron cegadas por su desconcertante odio hacia Israel, hasta el punto de no poder sentir empatía por los inocentes que fueron asesinados o secuestrados, el 7 de octubre. Hoy, el odio se dirige a los judíos; mañana, ¿contra quién se dirigirá el mismo odio? ¿Qué significa esto para todos los estadounidenses? ¿Para la humanidad?
El “8 de octubre” nos dice que el mundo puede haber perdido la cabeza. Que está retrocediendo, no progresando, y hundiéndose en un territorio muy peligroso. Es una revelación sobre una realidad que no queremos reconocer, o que nos es indiferente. En cualquier caso, el “8 de octubre” nos dice que demasiados estadounidenses han perdido la brújula moral. Más aún, estamos en una lucha por el alma de Estados Unidos, por el alma de la humanidad.
Las opiniones y los hechos presentados en este artículo son los del autor, y ni JNS ni sus socios asumen ninguna responsabilidad por ellos.
ENFOQUE DE ORACIÓN: Oremos para que la gente comprenda que ser antiisraelí equivale a ser antisemita, y que esta comprensión resulte en apoyo a la nación y al pueblo de Israel, quienes enfrentan una difícil lucha por su supervivencia. Recordemos que Dios llama al pueblo judío “Su tesoro especial” y no ha revocado el pacto eterno que hizo con Abraham.
VERSO BÍBLICO: «Porque tú eres pueblo santo para el Señor tu Dios; el Señor tu Dios te ha escogido para ser pueblo Suyo de entre todos los pueblos que están sobre la superficie de la tierra».
– Dt 7:6 NBLA
Publicado en marzo 28, 2025
Fotografía por: Andrew Bernard/jns.org
Todos los logotipos y marcas registradas en este sitio pertenecen a sus respectivos propietarios. Todos los demás materiales son propiedad de Puentes por la Paz. Copyright © 2025.
Website Site Design by J-Town Internet Services Ltd. - Based in Jerusalem and Serving the World.