Mientras Israel se prepara para las audiencias que comenzarán el jueves en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, tras la petición de Sudáfrica contra el Estado judío; el Centro Nacional de Medicina Forense de Tel Aviv sigue documentando más pruebas contundentes, de los crímenes asesinos de los terroristas de Hamás.
En un viejo edificio del sur de Tel Aviv –demasiado estrecho para contener los cadáveres y los horrores– los huesos y las imágenes hablan de los métodos de asesinato de los terroristas de élite de Hamás, Nukhba; con una crueldad sin precedentes en la historia del Estado de Israel.
Algunos de los detalles que se ofrecen a continuación son altamente perturbadores y se recomienda a los lectores que actúen con discreción. Consideramos valioso llamar la atención del público sobre estos temas, en un momento en que Israel se ve obligado a defenderse en La Haya.
La inquietante documentación incluye imágenes de una niña a la que dispararon en la cabeza a quemarropa y luego, decapitaron. Otra imagen revela cómo, los terroristas prendieron fuego a una persona tras apuñalarla, dispararle y atropellarla.
Otro espeluznante fotograma muestra a un grupo de personas, con las manos atadas con bridas de plástico, a las que dispararon mientras intentaban protegerse la cabeza con sus manos. Si no había bridas al alcance, los terroristas ataban a sus víctimas con cables eléctricos arrancados de aparatos electrodomésticos. Las marcas de los disparos eran visibles en las manos de las víctimas, a veces ancianos.
«Es maldad pura«, dice el director del instituto el Dr. Hen Kugel, cuyos 30 años de experiencia en medicina forense no le habían preparado, para lo que vino el 7 de octubre.
«Ya he sido testigo de todos los métodos de asesinato posibles: disparos, puñaladas, estrangulamiento, lo que sea. Pero este tipo de maltrato, como el que se vio en el cuerpo de este joven; no podía ni imaginar algo así. Esto no es sólo asegurarse de que el trabajo está hecho; es pura maldad, destinada a borrar todo rastro de esa persona».
Siguen llegando pruebas del campo de exterminio, aunque al principio en menor volumen. El mes pasado el instituto recibió 143 bolsas de plástico, con fragmentos de huesos. «El reto profesional para el personal del instituto es, identificar a la persona, únicamente a través de estos restos. Los esfuerzos por identificar a las víctimas continúan todo el tiempo; aunque con menos intensidad. Limpiamos escombros y encontramos huesos. Nos aferramos a cada migaja, astilla y hueso; que permita descifrar su identidad», dice el Dr. Kugel.
Al frente del laboratorio forense especializado en la identificación de fragmentos óseos, está la antropóloga forense Michal Peer. Se ha enfrentado a pruebas abrumadoras, manejando la mayor parte de ellas en solitario, con la ayuda ocasional de voluntarios.
“¿Cómo puedo quedarme de brazos cruzados mientras asesinan a mi gente?”
«Soy la (única) antropóloga del Centro Nacional de Medicina Forense», dice Peer. «Hice aliá (emigrar a Israel) desde Estados Unidos como estudiante, hace cinco años, para terminar aquí mi doctorado».
Ahora cuenta con la ayuda de la profesora Tal Simon, también antropóloga forense, nacida en Israel y que desarrolló su amplia carrera en EU. «Mi conexión con Israel ha sido intermitente. Hice aliá en 1984 directamente al kibutz Yahel, en el Aravá; y en 1987 me fui a EU a terminar mi doctorado».
Desde entonces, Tal Simon ha adquirido una gran experiencia en la identificación de huesos y su correspondencia, con el perfil anatómico de una persona; y se ofreció como voluntaria para ayudar cuando ocurran catástrofes nacionales; y en el mundo.
«He estado en Sri Lanka, Kosovo, Bosnia, Guatemala y otros lugares. Cuando me enteré de lo que había pasado aquí aquel terrible sábado, vine como voluntaria al instituto. Me dije: ¿cómo puedo quedarme sentada en Virginia mientras asesinan a mi gente?».
Debido a sus compromisos con la universidad, voló de vuelta para completar un semestre como maestra, para sus estudiantes y a mediados de diciembre regresó a Israel de nuevo, como voluntaria en el instituto.
El laboratorio antropológico, como los demás departamentos del instituto; está situado en dos pequeñas salas de un viejo edificio que apenas hace honor a la sagrada labor que se realiza en él.
Mientras habla con Peer, le piden que abra una bolsa y determine si el contenido son huesos humanos o de animales. Para ella, se trata de una práctica habitual.
«La primera estación de identificación por la que pasa un hueso después de sacarlo de la bolsa blanca, es mi mesa de trabajo. Lo mido y evalúo si es de un hombre o de una mujer; calculo la edad y la altura para construir el perfil biológico que corresponda a la persona desaparecida», explica Peer.
Un solo hueso puede proporcionar mucha información, incluidos tipos de enfermedades. «El hueso o un fragmento del mismo, nos dice si perteneció a alguien que padecía un determinado tipo de cáncer, osteoporosis, si estaba dañado debido a una lesión; y mucho más».
Un hueso fresco puede producir una muestra, que luego se envía a un laboratorio para la identificación del ADN. “Sin embargo, una porción importante de los huesos que han llegado y siguen llegando a nuestras instalaciones, fueron quemados a temperaturas de 700°C [1,292°F], destruyendo toda la materia orgánica y eliminando cualquier posibilidad de identificación”, afirma.
A pesar de estos desafíos, el esfuerzo de identificación continúa vigorosamente. “En cada bolsa de huesos busco pruebas. Por ejemplo, determinar a qué parte del cuerpo pertenece puede indicar y ayuda a la identificación. No es tan sencillo como parece porque a veces, en bolsas con huesos humanos, también encuentro huesos de animales”, añade.
Desde la masacre del 7 de octubre, el laboratorio de antropología forense ha identificado 12 huesos. Si bien esto puede no parecer mucho, significa muchísimo para cada familia, cuyo ser querido ha sido identificado.
El trabajo en el instituto se realiza en un total de cuatro mesas de operaciones. «Esto es muy problemático y provoca importantes retrasos en nuestro trabajo», describe el Dr. Kugel. «Las condiciones en el instituto no nos permiten cumplir con los altos estándares israelíes, y existe una desproporcionada medición entre el nivel de conocimiento y la calidad del edificio».
El director del instituto, el Dr. Hen Kugel, un patólogo de reputación internacional; revela documentación poco común sobre los crímenes de guerra cometidos por los terroristas de Hamás. “De esta pila carbonizada logramos identificar huesos largos y huesos del cráneo; tres huesos de un pie izquierdo y dos de uno derecho; lo que llevó a la conclusión científica de que pertenecían a tres personas diferentes, que fueron atadas, disparadas a quemarropa y luego les prendieron fuego”.
Con cada testimonio, el alcance de la maldad y la crueldad se vuelve más evidente. Una de las imágenes más inquietantes es una fotografía del cuerpo de una niña de 12 años; baleada en la cabeza a quemarropa y decapitada por terroristas.
Como parte de su trabajo, el Dr. Kugel también se ve obligado a ver numerosos vídeos de las atrocidades de los terroristas. Es miembro de un panel que logra declarar la muerte de personas desaparecidas, ante la falta de un cadáver, basándose en valoraciones procedentes de mirar estos videos.
“Uno de los videos que más me impactó” relata; “fue el de un estudiante tanzano que trabajaba en uno de los kibutz [comunidad colectiva] cerca de la frontera. Fue visto por cámaras de seguridad hablando con sus asesinos. Probablemente estaba rogando por su vida, pero lo sacaron a rastras del establo, le clavaron un cuchillo enorme en el pecho que le salió por la espalda y luego le dispararon. Cuando me encontré con esta atrocidad por primera vez, recuerdo que me pregunté: ‘¿Qué tienen contra él? ¿No ven que no es israelí? ¿Tienen algún conflicto previo con él? ¿Por qué lo asesinaron y con tanta crueldad?’”, se pregunta el Dr. Kugel.
“Se trata de odio, profunda maldad, humillación. He visto muchos casos de asesinatos, pero ¿quién ata a la gente; les dispara a todos y luego les prende fuego? ¿Qué clase de asesino despreciable haría todo esto? Es pura maldad”.
Las fotografías y descripciones,que en gran medida se han ocultado, para proteger al público; desempeñarán un papel crucial en la defensa de Israel ante la Corte Internacional de La Haya.
En respuesta a las cínicas acusaciones de crímenes de guerra, Israel se ve obligado a revelar el alcance de las atrocidades de Hamás y los crímenes de guerra cometidos por los terroristas. Estos incluyen el asesinato y la profanación de cadáveres, mucho después de que sus víctimas quedaron indefensas.
Publicado el 11 de enero de 2024
ENFOQUE DE ORACIÓN: Oremos para que Israel pueda presentar cada pieza de evidencia que se ha recopilado, evidencia contundente de los crímenes asesinos de los terroristas de Hamás ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya. Oremos para que la CIJ responda desestimando la falsa acusación de genocidio y las cínicas acusaciones de crímenes de guerra mientras Israel se ve obligado a revelar el alcance de las atrocidades de Hamás y los crímenes de guerra de los terroristas.
VERSO BÍBLICO: «Deja la ira y abandona el furor; no te irrites, solo harías lo malo. Porque los malhechores serán exterminados, pero los que esperan en el Señor poseerán la tierra«.
–Salmos 37:8-9 NBLA
Publicado en enero 12, 2024
Fotografía por: ZAKA/Wikimedia.org
Fotografía con licencia: Wikimedia
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