La sandía Malali tiene las cosas un poco al revés. Con las sandías normales te deleitas con la pulpa y descartas las semillas. Con estas sandías israelíes, llamadas así por ‘Kfar Malal’, la comunidad agrícola en el centro de Israel donde se cultivó por primera vez; uno se deleita con las semillas por ser éstas, un bocadillo crujiente y nutritivo; descartando la blanda pulpa y la corteza.
Si bien la sandía Malali aporta unas 2,800 toneladas de semillas a la industria de la nuez cada año; este novedoso cultivo tiene que deshacerse del 97% de su peso total y esto no es lo ideal. Anualmente se desechan unas 56,000 toneladas de pulpa de sandía Malali. <<El desperdicio aquí es claro y deslumbrante>>, dijo Yoram Gerchman, profesor asociado del Departamento de Biología y Medio Ambiente de la Universidad de Haifa; y del Colegio Académico Oranim. Lo informó a la Agencia de Noticias del Medio Ambiente y de Ciencia ‘ZAVIT’.
Sin embargo, un estudio reciente realizado por uno de los alumnos de Gerchman encontró, que la pulpa se puede usar para producir etanol, un biocombustible renovable alternativo para vehículos.
Los beneficios de biocombustibles se cantan; están en boca de todo el mundo. El combustible a base de etanol reduce las emisiones de monóxido de carbono; las partículas nocivas, los residuos de hidrocarburos y los sulfatos. Además, de también reducir la dependencia de reservas limitadas de los combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas natural.
Sin embargo, la otra cara de la moneda es que para fabricar etanol se requiere de mucha tierra y recursos, que se traduciría a asignar tierras agrícolas para producir cultivos industriales y no alimentarios. En el pequeño Israel, donde cada centímetro es preciado, es prácticamente imposible, desplazando a la industria del etanol a un segundo plano, hasta ahora. Pero, dado que la sandía Malali es un cultivo ya existente, producir etanol a partir de su pulpa significa: salvar algo que generalmente se desperdicia sin requerir tierras agrícolas adicionales, informa ‘ZAVIT’, la Agencia de Noticias del Medio Ambiente y Ciencia.
Además, la sandía Malali requiere para su crecimiento mucha menos agua, que sus equivalentes comestibles, lo que la convierte en un cultivo ideal para la industria de etanol, con un alto rendimiento en las regiones áridas.
Gerchman tiene una amplia experiencia investigando la producción viable de etanol a partir de material orgánico como, desechos de la poda de árboles, la aceituna y los desechos de papel. Sin embargo, siente que la sandía Malali es particularmente prometedora para la industria del etanol. <<Resulta que las sandías fermentan muy bien. Este es el mejor desperdicio orgánico con el que he trabajado>>.
Publicado en julio 30, 2020
Fuente: Porciones de un artículo originalmente publicado por Ilse Strauss, Bridges for Peace (Puentes para la Paz), el 27 de julio de 2020.
Fotografía por: www.twin-loc.fr/flickr.com
Fotografía con licencia: flickr.com
Todos los logotipos y marcas registradas en este sitio pertenecen a sus respectivos propietarios. Todos los demás materiales son propiedad de Puentes por la Paz. Copyright © 2024.
Website Site Design by J-Town Internet Services Ltd. - Based in Jerusalem and Serving the World.