Israel encabeza injustamente la lista de países condenados por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU (se muestra en sesión especial).
Durante años hemos escuchado las mismas acusaciones contra Israel, que es: “un ocupante, que comete genocidio y que opera como un Estado de apartheid”. Las organizaciones de derechos humanos publican informes parciales, estallan protestas en todo el mundo y la comunidad internacional reacciona rápidamente, como si Israel fuera el escenario del mayor crimen del mundo.
Pero dediquemos un momento para hablar de lo que está sucediendo a nuestro alrededor en Oriente Medio, en las últimas semanas; especialmente en Siria. Durante más de una década, una guerra brutal se desató bajo el régimen del rey Assad donde cientos de miles de civiles murieron; millones fueron desplazados; miles se encuentran desaparecidos; e incluso, utilizaron armas químicas contra esos inocentes.
Estos son crímenes horribles de una escala inimaginable. Sin embargo, ¿cuántas protestas internacionales hemos visto como respuesta? ¿Cuántas sesiones de emergencia en las Naciones Unidas? ¿Cuántas sanciones drásticas? Apenas un sonido. Esta hipocresía no es nueva —parece que los derechos humanos solo importan cuando se alinean con ciertas agendas políticas—.
A tres meses después de la caída del régimen de Assad, Siria sigue desangrándose. Tan solo en las últimas dos semanas, miles de alauitas han sido asesinados a sangre fría simplemente por su identidad, en lo que se describe como “ataques de venganza” por parte del régimen de Assad. Las mismas fuerzas, que prometieron un cambio y justicia, ahora se encuentran revelando su verdadera cara, lejos de ser las figuras moderadas que una vez afirmaron ser. El verdadero rostro del líder rebelde sirio y presidente interino Abu Mohammad al-Julani, se está revelando. Sin embargo, no ha habido ninguna condena por parte de la comunidad internacional. El secretario general de las Naciones Unidas Antonio Guterres, incluso estrechó la mano de al-Julani dándole la bienvenida como invitado de honor en la ONU.
Durante años, Israel ha encabezado la lista de países condenados por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. El problema, es que Israel siempre ha sido el “chivo expiatorio conveniente”. Es mucho más fácil, emitir informes contra un país democrático con prensa libre, que enfrentarse a regímenes verdaderamente asesinos. Es más fácil protestar contra los soldados israelíes, que contra las milicias que masacran civiles en Siria, Yemen, Irak y otras partes del mundo, porque enfrentarse a quienes son realmente peligrosos es mucho menos cómodo.
Esta hipocresía es peligrosa. No solo perjudica a Israel, sino también a quienes realmente necesitan ayuda en todo el mundo. Cuando todos los dedos apuntan a Israel, nadie presta atención a los verdaderos crímenes que ocurren a nuestro alrededor, crímenes que permanecen ocultos a la luz pública.
Es hora de que el mundo deje de creerse las mentiras y empiece a ver el panorama completo. Empiece a comprender la realidad de Israel, sin filtros y tal como es. Como minorías que luchan por la imagen de nuestro hogar, sabemos que Israel no es perfecto, y sí, enfrentamos desafíos, pero la imagen distorsionada que pintan los críticos, dista mucho de la realidad. La comunidad internacional debe redirigir su atención, a los lugares donde se cometen verdaderos crímenes.
ENFOQUE DE ORACIÓN: Oremos por un despertar mundial ante la peligrosa hipocresía que etiqueta a Israel como una nación ocupante y genocida, mientras millones de personas sufren bajo gobiernos verdaderamente inhumanos. Oremos por oportunidades para apoyar a Israel defendiéndolos inquebrantablemente, presentando la verdad en lugar de las falsas representaciones que tan a menudo llenan nuestras noticias.
VERSO BÍBLICO: “Y cantaban, alabando y dando gracias al Señor: «Porque Él es bueno, porque para siempre es Su misericordia sobre Israel»“.
– Esd 3:11a NBLA
Publicado en marzo 18, 2025
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