La puesta del sol de [jueves] marcó el inicio de Purim (Fiesta de Ester), uno de los festivales más celebrados en Israel. Chicos y grandes se unen a la alegre celebración con músicos callejeros, bailes, cantos y fiestas de disfraces que se extienden hasta la madrugada.
La razón de la alegría es buena. Purim celebra la salvación del pueblo judío, que vivía en el antiguo Imperio Persa. El malvado Amán tramó lo que parecía una conspiración perfecta. «…para destruir, matar y exterminar a todos los judíos, jóvenes y ancianos, niños y mujeres, en un solo día…» (Ester 3:13 NBLA).
Los eventos detrás de Purim se desarrollaron en el siglo IV a.C., cuando el pueblo judío vivió en el exilio como súbdito del Imperio Persa. El poderoso gobernante, el Rey Asuero, despojó a su esposa de su corona por insubordinación. Fue entonces que, una joven belleza judía llamada Hadasah se ganó el corazón del rey y la corona. Sin embargo, bajo las instrucciones de su tío Mardoqueo, ella siguió usando su nombre persa “Ester”.
Mientras tanto, el malvado Amán con un corazón antisemita fue nombrado asesor. Amán ordenó que todos los súbditos del Imperio Persa se postraran ante su presencia. La negativa de Mardoqueo a inclinarse ante Amán puso en marcha un plan perverso y malicioso. Amán persuadió al rey para que emitiera un decreto ordenando el exterminio de todos los judíos en el mes de Adar.
Por petición de Ester, Mardoqueo reunió a los judíos para que se unieran a ella en ayuno y oración durante tres días, después de lo cual ella hizo una apelación al rey en nombre de su pueblo. Ester recibió su favor (el favor del rey) y su oído. El malvado Amán fue ejecutado y se emitió un nuevo decreto que permitía a los judíos defenderse y luchar contra quienes vinieron a matarlos.
La historia tuvo un final feliz, “…el mismo día que los enemigos de los judíos esperaban obtener dominio sobre ellos, sucedió lo contrario, porque fueron los judíos los que obtuvieron dominio sobre los que los odiaban.” (Ester 9: 1 NBLA)
Para asegurar que las futuras generaciones recordaran la liberación milagrosa, Mardoqueo estableció un festival: La Fiesta de Purim. Mardoqueo le indicó a su pueblo que debería ser una ocasión de alegría y celebración, los amigos deberían intercambiar regalos y los pobres recibir presentes.
Hoy, miles de años después, los descendientes de Mardoqueo y Ester celebran Purim en las calles de Israel y en todo el mundo. Vecinos y amigos se envían canastas de dulces. Los regalos de dinero van a los pobres. Los jóvenes —y los jóvenes de corazón— se disfrazan para unirse a los desfiles públicos que recorren las calles de la ciudad. La gente se reúne en sinagogas y salas familiares para leer el libro de Ester. El sonido de los hacedores de ruido resuena desde innumerables ventanas, en un intento juguetón de ahogar el sonido del nombre de Amán, cada vez que se menciona durante la lectura.
Este año, la inminente nube del coronavirus, sin embargo, ha amortiguado la exuberante alegría. En un intento por frenar las juergas y, en última instancia, la propagación de la infección, Israel instituyó un toque de queda nocturno en todo el país para la fiesta de Purim, prohibiendo a los israelíes viajar a más de 1 kilómetro (0.6 millas) de sus hogares durante las 8:30 p.m. hasta 5:00 a.m.
Sin embargo, la esencia de esta fiesta va mucho más allá de las celebraciones frívolas. A primera vista, Purim habla de una amenaza vencida hace siglos. Pero todo israelí sabe que hoy, en el siglo XXI, existe una antigua amenaza que amenaza al estado judío. Y una vez más, esa amenaza proviene de Persia. Hoy en día, Israel vuelve a escuchar los decretos que prometen su aniquilación. Son declarados repetidamente por los líderes de la actual Persia, un lugar conocido hoy como la República Islámica de Irán.
Estas amenazas no son nuevas. De hecho, los mulás de Teherán han sido francos sobre su deseo de ver exterminado al estado judío y el papel principal que ellos esperan desempeñar en la destrucción. Además, Israel es muy consciente de los complots de la Persia moderna «… para destruir, matar y exterminar a todos los judíos, jóvenes y ancianos, niños y mujeres, en un solo día…» (Ester 3:13), y durante décadas ha tenido una guerra encubierta contra Irán cumpliendo sus depravadas ambiciones.
La última amenaza de Irán llegó el pasado lunes, con el Ayatolá Ali Jamenei prometiendo que si Irán quiere una bomba nuclear, nada ni nadie, ni siquiera Israel, se interpondrá en su camino.
Atacando al Primer Ministro Benjamín Netanyahu, quien ha prometido repetidamente que Israel bloquearía el camino de Teherán hacia la bomba, el líder iraní tuiteó: «Ese payaso sionista internacional ha dicho que no permitirán que Irán produzca armas nucleares. En primer lugar, si tuviéramos tal intención, incluso aquellos más poderosos que él no podrían detenernos».
Dentro de 24 horas después Netanyahu respondió: «En vísperas de Purim, me gustaría decirle a… Irán y sus representantes en el Medio Oriente que hace 2,500 años, otro villano persa trató de destruir al pueblo judío, y así como fracasó entonces, Uds. también lo fracasarán hoy».
El primer ministro continuó: «No permitiremos que su régimen extremista y agresivo adquiera armas nucleares. No hicimos el viaje de generaciones a través de miles de años hasta la Tierra de Israel, para permitir que el régimen alucinante de los ayatolás acabe con la historia del resurgimiento del pueblo judío».
Publicado en febrero 26, 2021
Fuente: Un artículo por Bridges for Peace (Puentes para la Paz), el 26 de febrero de 2021.
Fotografía por: Ken Groat/bridgesforpeace.com
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