Qué agradable emoción ver los prejuicios más comunes, confirmados por el augusto órgano de la Corte Internacional de Justicia [CIJ]. El máximo tribunal de las Naciones Unidas, tan conocido por su amor a Israel, acaba de llegar al fallo menos sorprendente de la historia: que Israel es el ocupante ilegal del territorio de una entidad palestina inexistente.
La CIJ, que parece indiferente al estímulo y la colaboración que ofrece al antisemitismo global, ya había decidido unos meses antes, que Israel podría ser culpable de un genocidio inventado por la CIJ. Debe haber sido un enorme placer ofrecer a Hamás un regalo nuevo y generoso. La Autoridad Palestina [AP], por supuesto, declaró que la decisión de la CIJ era un punto de inflexión histórico. Si se refería a la total humillación de la “comunidad internacional”, es bastante correcto.
“Ocupación” es una palabra notable. En el contexto del conflicto palestino-israelí, no significa absolutamente nada. Es una palabra de moda que señala una superioridad moral autoconcedida aunque infundada. Al decir el mundo mágico, uno se convierte de repente en defensor de los oprimidos y desposeídos. Usted está a favor de la autodeterminación, por supuesto, aunque esto omite el hecho de que, en este contexto, la autodeterminación significa el “derecho” de Hamás a decidirse a masacrar civiles, tomar rehenes y cavar túneles debajo de áreas civiles, todo con total impunidad.
De hecho, el propio Secretario General de la ONU, António Guterres, se mantuvo firme el día después del ataque genocida de Hamás el 7 de octubre, para culpar de todo el “sufrimiento palestino” a la creación del Estado de Israel.
Que la existencia de Israel esté firmemente basada en el derecho internacional no significa nada para Guterres; ni para nadie más en la “comunidad internacional” porque, a pesar de sus piadosos lamentos; no creen en el derecho internacional. Para ellos, es sólo un arma que pueden utilizar en nombre de Hamás, nada más.
Justifican este nihilismo de una manera notable: diciendo cosas. Cosas como “colonialismo”, “supremacismo blanco”, “imperialismo”, “apartheid”, etc. De estas difamaciones, la “ocupación” es la mayor de todas.
Es un término sorprendentemente racista, que niega la antigua presencia judía en la Tierra de Israel y que los judíos nunca estuvieron ausentes de ella ni por un momento; incluso después de múltiples intentos de limpieza étnica por parte de los imperios romano, cristiano y musulmán. Sin embargo, incluso cuando Israel obtuvo su gran victoria en 1967, ofreció retirarse de los territorios “ocupados” a cambio de la paz. El mundo árabe se negó, respondiendo con sus famosos “tres veces no” que rechazaban inequívocamente cualquier cosa que se pareciera a la paz con el Estado judío. Sin embargo, ni siquiera esos “no´s” dijeron nada sobre los palestinos.
En aquel entonces, cuando la ONU tenía una vaga apariencia de cordura, el Consejo de Seguridad nunca exigió una retirada israelí completa de los territorios en disputa. Los Acuerdos de Oslo, tan aclamados y tan absolutamente desastrosos, tampoco lo hicieron. Cuando Israel se retiró completamente de Gaza en 2005, de nuevo tan aclamado y tan desastroso, el 7 de octubre se volvió inevitable, aunque pocos lo supieran en ese momento.
En resumen, todas las retiradas de Israel sólo provocaron más violencia y más muerte. Sin embargo, la CIJ ahora parece querer más violencia y muerte. Uno se pregunta por qué… Quizás la pregunta se responda sola: es lo que hacen.
Publicado el 23 de julio de 2024
ENFOQUE DE ORACIÓN: Intercedamos por la nación de Israel, que está cada vez más aislada a medida que instituciones globales como la CIJ intentan deslegitimarla. Oremos para que el gobierno de Israel y sus ciudadanos obtengan fortaleza del pacto eterno que Dios hizo con Abraham.
VERSO BÍBLICO: «Estableceré Mi pacto contigo y con tu descendencia después de ti, por todas sus generaciones, por pacto eterno, de ser Dios tuyo y de toda tu descendencia después de ti. Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra de tus peregrinaciones, toda la tierra de Canaán como posesión perpetua. Y Yo seré su Dios.
–Gn 17:7-8 NBLA
Publicado en julio 24, 2024
Fotografía por: Nick Gammon / AFP via Getty Images/jns.org
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