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La muerte de Yahya Sinwar

octubre 22, 2024

El líder de Hamás, Yahya Sinwar, hablando en un mitin en la ciudad de Gaza.

Se dice que algunas personas aquí en Israel lloraron de alegría por el asesinato del líder de Hamás Yahya Sinwar a manos de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en la zona de Rafah, en Gaza, el miércoles. Otros estaban felices.

Yo no.

Sí, se siente un enorme alivio. Hay una enorme satisfacción porque por fin Sinwar ha encontrado su ya tan esperado destino. El mundo es un lugar mejor sin él.

Representa también una inmensa victoria para las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Y otro acierto de la determinación del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, al enviar las FDI al bastión de Hamás en Rafah, a pesar de la enorme presión ejercida por la administración Biden-Harris para que no lo hiciera (véase aquí la declaración del asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, en marzo pasado, de la oposición de la administración a una importante operación terrestre de las FDI en Rafah).

Netanyahu hizo frente a esta presión con todas las amenazas y calumnias que la acompañaron. Como resultado, Hamás ha sido diezmado y Sinwar ha muerto. Si Biden y Harris hubieran prevalecido, Hamás seguiría siendo fuerte en lugar de estar de rodillas, y Sinwar seguiría con vida y dirigiendo sus operaciones malvadas.

Demasiadas cosas han sucedido para alegrarnos o celebrar. Sin embargo, aun queda mucho por hacer.

Todavía hay 101 rehenes israelíes en Gaza. No sabemos cuántos siguen vivos. Tenemos una idea muy clara de las condiciones atroces en las que han estado retenidos durante los últimos 12 meses.

Israel es el único refugio frente a los intentos incesantes del mundo de destruir al pueblo judío. El 7 de octubre de 2023 [el mundo] fracasó en este objetivo fundamental. Cada día que los rehenes siguen cautivos o son asesinados desde entonces, continúa abriendo esa herida existencial.

La situación de los rehenes, junto con los asesinatos cometidos el 7 de octubre y las muertes desde entonces, de cientos de jóvenes israelíes en el servicio militar que dieron su vida en defensa de su país, nos ha desgarrado el corazón. Continúa atormentando a este valiente y hermoso país, y nos perseguirá por siempre.

La batalla contra Hamás también está lejos de terminar. Quizá ya no representa una amenaza militar seria para Israel, pero sigue teniendo armas y tropas que podrían hacer mucho daño y continúa siendo una amenaza mortal para los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel que están erradicando a Hamás de sus muchos refugios restantes.

Es importante notar que, la parte «clave» de la guerra aún no se ha ganado, es una guerra contra los aliados iraníes en Yemen, Irak y Siria; en los territorios en disputa de Judea y Samaria, donde las tropas israelíes luchan a diario contra una infraestructura terrorista que plantea una amenaza mortal desde el interior del territorio israelí; y, sobre todo, contra la cabeza de la serpiente misma: el régimen islámico de Teherán.

Más profundamente, aunque Sinwar ya no esté, el mal que perpetró no ha muerto con él.

Sinwar no creó ese mal. Fue su producto y uno de sus muchos avatares diabólicos. Lo que lo creó fue un odio fanático y genocida hacia los judíos, el deseo de eliminar a Israel y al pueblo judío de la faz de la tierra como un deber religioso islámico, el mal que alimenta la causa árabe-palestina, el mal que ha cobrado miles de vidas judías e israelíes sin remisión durante el último siglo, el mal que ha infundido lo que los árabes palestinos han enseñado a sus hijos durante generaciones: que su llamado más alto y más sagrado es matar judíos y tomar toda su tierra.

Este mal no sólo ha corrompido a los árabes palestinos, sino que también ha echado raíces monstruosas en todo occidente. Sus medios de comunicación difunden propaganda de Hamás y libelos sangrientos que demonizan y deslegitiman a Israel a través de la causa palestina.

Esta causa ha cauterizado el cerebro occidental con una narrativa psicópata y asesina que se disfraza de justicia y compasión. Ha creado seguidores en occidente con mentes endurecidas contra la verdad y la moralidad, y ha convertido a muchos en compañeros de viaje superficiales y confundidos. Puede que crean que están apoyando los derechos de los palestinos “oprimidos”, pero lo que todos y cada uno de ellos están apoyando —incluidos, trágicamente, demasiados judíos de la diáspora— es un credo de odio asesino hacia los judíos.

Este mal profundo está ahora en todas partes en occidente. Se promueve en todas las instituciones de la sociedad civil: en las profesiones médicas y jurídicas, entre los trabajadores sociales, los sindicatos, los profesores y estudiantes universitarios, la administración pública, los mundos literario, teatral y artístico y en toda la Iglesia de Inglaterra. Está privando sistemáticamente a los judíos de su propia historia, convirtiendo obscenamente a las víctimas supremas del genocidio en los presuntos perpetradores del genocidio y convirtiendo a las víctimas del Holocausto en perpetradores de un holocausto, demonizando a las víctimas judías como victimarios para deslegitimarlas como preludio a borrarlas del mundo.

La tarea de Israel ahora es recuperar a los rehenes vivos o muertos, terminar la destrucción de Hamás en Gaza y, sobre todo, neutralizar al régimen iraní, eliminando así para siempre el mal que ha infligido al pueblo judío y al mundo.

Esto sucederá, sea cual sea el costo. Es sólo cuestión de tiempo. Israel mantendrá el rumbo y ganará esta terrible guerra. Lo hará porque no tiene alternativa.

Pero el mal que se ha desatado en occidente es, por desgracia, un asunto diferente.

 

ENFOQUE DE ORACIÓN: Si bien no nos regocijamos por la muerte de nadie, sí reconocemos la santidad y soberanía de Dios. Los que se oponen a Su pueblo no se burlarán de Él para siempre. Oremos para que la muerte del líder militar de Hamás lleve a los terroristas restantes en Gaza al punto de rendirse por completo. Oremos también por fuerza y ​​ánimo dentro de Israel para continuar luchando hasta que esta ideología maligna haya sido desarraigada.

VERSO BÍBLICO:  «Porque así dice el Señor de los ejércitos, cuya gloria me ha enviado contra las naciones que los despojaron, porque el que los toca, toca la niña de Su ojo«.

Zac 2:8 NBLA

 

Traducido por Raquel González – Coordinadora Centro de Recursos Hispanos

Publicado en octubre 22, 2024

Fuente: Un artículo por Melanie Phillips originalmente publicado por Jewish News Syndicate, el 20 de octubre de 2024. (El vocabulario respecto al tiempo ha sido modificado para reflejarse en nuestra publicación del día de hoy). Puedes ver el artículo original en este link.

Fotografía por: Abed Rahim Khatib/Flash90/jns.org