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La muerte del hombre más odiado de Irán

mayo 21, 2024

Manifestantes iraníes llenan las calles de Mashhad (ilustrativo).

De repente, las calles de las principales ciudades de Irán se llenaron de densas filas de hombres de luto. Caminando del brazo y con expresión sombría, rezaron por los pasajeros del helicóptero que se estrelló cuando regresaba de la frontera con Azerbaiyán. En pantallas gigantes se proyectaron imágenes de los cuatro destacados funcionarios iraníes: el presidente Ebrahim Raisi, el ministro de Asuntos Exteriores Hossein Amir-Abdollahian, el gobernador de Azerbaiyán Oriental del lado iraní y el imán de Tabriz.

Según los rumores, la policía iraní seleccionó personalmente a los hombres en duelo e impidió que las mujeres se unieran a las procesiones fúnebres para evitar posibles estallidos de alegría.

No hay duda: Raisi era una figura odiada en Irán. La generación mayor lo despreciaba y le temía debido a su participación en las ejecuciones masivas durante la guerra entre Irán e Irak y el proceso de selección llevado a cabo por sus fuerzas entre los prisioneros. Aquellos que juraron lealtad al brutal régimen fueron perdonados temporalmente, mientras que aquellos que dudaron o hicieron declaraciones ambiguas fueron enviados a enfrentarse a pelotones de fusilamiento en los patios de prisión.

A esto siguió una segunda ola de ejecuciones de civiles etiquetados como «enemigos del régimen», nuevamente bajo la supervisión directa de Raisi. A pesar de los duros testimonios y las demandas presentadas en su contra por organizaciones de derechos humanos, fue nombrado jefe del poder judicial. El año pasado se registró un número récord de ejecuciones en las cárceles de Irán: más de 400 hombres y 60 mujeres. Cada ejecución fue aprobada personalmente por Raisi.

El domingo se anunció que Arvin Nathaniel Ghahremani, un joven judío cuya ejecución estaba prevista para el día siguiente, recibió un aplazamiento. Las organizaciones judías de derechos humanos habían recaudado fondos para enviárselos a su madre, aunque la familia del iraní asesinado en una pelea que involucró a Ghahremani se había negado hasta ahora a aceptar dinero de los judíos.

Raisi también tenía una venganza de larga data contra las mujeres iraníes. Intensificó y aplicó leyes más estrictas sobre el hiyab [el velo que usan las mujeres musulmanas], reintegró a las mujeres de la «policía de la moralidad» como informantes y envió a cientos de niñas de secundaria y mujeres prominentes a centros de detención. Por recomendación personal de él, cada detenida pasó por una «etapa de entrada», que incluía la violación por parte de los guardias como parte de su iniciación en el centro de detención. En varios casos, Raisi fue testigo presencial.

Naturalmente, la pregunta apremiante tras la muerte confirmada de Raisi y todos los pasajeros del helicóptero es quién le sucederá. Esto a pesar de que su papel oficial no abordó las cuestiones clave de Irán, como el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica [CGRI], la Fuerza Quds y la fuerza especial que depende del líder supremo Ali Jamenei; estos son los verdaderos centros de poder de Irán. El CGRI había dejado de lado a Raisi, lo que lo llevó a quejarse ante su patrón, Jamenei, quien respondió con indiferencia. Jamenei, conocido por mantener una estructura de poder descentralizada, era muy consciente de la impopularidad de Raisi en las calles iraníes.

Sin embargo, el poder y la autoridad de Raisi surgieron de su estrecha relación con el líder supremo. No sólo compartía las opiniones políticas extremas de Jamenei, sino que también logró eludir al hijo mayor de Jamenei, Mojtaba, que aspiraba a suceder a su padre.

Había una clara división de responsabilidades entre Raisi y el ministro de Asuntos Exteriores Abdollahian: Raisi gestionaba los asuntos internos, mientras que Abdollahian se centraba en la política exterior, ampliando el alcance internacional de Irán. Abdollahian realizó numerosos viajes y misiones el año pasado para ganarse el favor del líder supremo. Curiosamente, a pesar de compartir las opiniones de Raisi, incluida la afirmación de que «la entidad sionista es el único enemigo de Irán», Abdollahian no fue ampliamente despreciado en Irán.

La muerte de Raisi en el accidente de helicóptero es ante todo un golpe moral que pasará rápidamente. Se encontrará un reemplazo y no se derramarán lágrimas genuinas en su funeral una vez que su cuerpo llegue a Teherán. La verdadera intriga radica en si Jamenei buscará una copia al carbón de Raisi —un conservador que no duda en emitir órdenes de muerte— o si, contra todo pronóstico, este evento lo llevará a considerar a un reformista capaz de comprometerse con la juventud frustrada de la república conservadora.

Publicado el 21 de mayo de 2024

 

Traducido por Chuy González – Voluntario en Puentes para la Paz

Publicado en mayo 21, 2024

Fuente: Un artículo por Smadar Perry originalmente publicado porYnetnews, el 20 de mayo de 2024. (El vocabulario respecto al tiempo ha sido modificado para reflejarse en nuestra publicación del día de hoy). Puedes ver el artículo original en este link.

Fotografía por: Nima Najafzade/Tasnim News Agency/Wikimedia.org

Fotografía con licencia: Wikimedia