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Palestinos y activistas se enfrentan a las fuerzas de seguridad israelíes durante una protesta en el asentamiento árabe de Masafer Yatta, cerca de Hebrón, el 20 de enero de 2023.
El brote habitual de desquiciamiento narcisista antisionista entre los idiotas útiles de Hollywood alcanzó nuevas y alucinantes profundidades con la entrega del Oscar de este año.
El premio al Mejor documental en la ceremonia anual de los Premios de la Academia el 2 de marzo fue para “No Other Land”, una película creada por un activista árabe palestino, Basel Adra, y un activista judío israelí, Yuval Abraham.
La película muestra la resistencia, aparentemente heroica de los árabes palestinos, contra el supuesto intento de Israel de destruir la comunidad de Adra en Masafer Yatta, un conjunto de asentamientos árabes en los territorios en disputa de Judea y Samaria.
Entre gritos y vítores del público, Adra habló de la necesidad de detener “la injusticia y la limpieza étnica del pueblo palestino”, y de “temer siempre, la violencia de los colonos [israelíes], las demoliciones de casas, y los desplazamientos forzosos” en Masafer Yatta “bajo la dura realidad de la ocupación”.
Por su parte, Abraham llamó a Adra su hermano, y denunció la “atroz destrucción de Gaza y su gente, que debe terminar”, y a continuación, relacionó esto con “los rehenes israelíes brutalmente tomados en el crimen del 7 de octubre, que deben ser liberados”.
Al menos los mencionó.
La realidad de Masafer Yatta, sin embargo, es radicalmente diferente. La zona nunca estuvo bajo control árabe palestino. Las únicas personas con algún derecho legal o histórico sobre ella son los judíos.
En la década de 1920 la Liga de las Naciones prometió a los judíos, una patria en lo que hoy es Israel, los territorios en disputa, y la Franja de Gaza, una obligación vinculante del tratado que nunca ha sido derogada.
En 1999, los árabes construyeron casas ilegalmente en Masafer Yatta, pero no obtuvieron permisos de construcción de la administración civil de Israel. Esto violó los ‘Acuerdos de Oslo’ acordados entre Israel y los árabes, que otorgaban a Israel el control total sobre esta área.
En 2022, el Tribunal Supremo de Israel dictaminó que estas casas, debían ser demolidas. Como resultado, los residentes se mudaron a viviendas alternativas cercanas. Sin embargo, muchas de estas estructuras condenadas, permanecieron en su lugar para brindar la ilusión de una presencia árabe permanente.
Ninguno de estos hechos por supuesto, se mencionó en la película porque destruirían instantáneamente, la mentira de los árabes indefensos, víctimas de la cruel opresión israelí.
Masafer Yatta ha producido numerosos terroristas que han asesinado a civiles israelíes. Además, con la connivencia o el respaldo de la ONG como B’Tselem y Amnistía, sus activistas acosan a los judíos que viven en la zona invadiendo la propiedad, dañando propiedades y provocando peleas que filman y publican en línea, con títulos como “violencia de colonos” y “supremacía judía”.
En 2021, durante un incidente violento en Masafer Yatta, un oficial de las Fuerzas de Defensa de Israel filmó a un joven árabe prendiendo fuego a estructuras árabes y gritando: “Los judíos lo hicieron”.
The Jewish Voice informó que este joven árabe, no era otro que el futuro ganador del Oscar Basel Adra, a quien describió como un activista de B’Tselem y “un provocador conocido en las montañas de Hebrón”. En una sucesión de afirmaciones contradictorias, Adra negó más tarde que hubiera cometido un incendio provocado.
La mitología que se ha desarrollado en torno a Masafa Yatta, es una de las muchas mentiras que han dado forma al apoyo de la causa palestina en todo Occidente, otorgándole el estatus de `lucha heroica por la justicia´. Es obsceno que esta gran mentira haya llegado a definir, la reivindicación de los “progresistas” occidentales, de actitudes morales y centristas.
En Gran Bretaña la BBC, cuya animosidad endémica contra Israel, la ha llevado durante décadas a transmitir propaganda palestina que demoniza a Israel, como totalmente creíble, y finalmente ha sido sorprendida en un abuso tan flagrante de su deber de decir la verdad, que incluso el gobierno laborista que apoya a Palestina, está exigiendo una explicación.
El mes pasado, la BBC TV emitió un documental titulado “Gaza: Cómo sobrevivir a una zona de guerra”. Fue dirigido por una compañía de producción en Londres, que contó con dos camarógrafos afincados en Gaza.
La sinopsis, describía al documental como “un seguimiento de las vidas de cuatro jóvenes que intentan sobrevivir a la guerra, entre Israel y Hamás, mientras esperan un alto al fuego: una visión vívida e implacable de la vida en una zona de guerra”.
El infatigable bloguero proisraelí David Collier tardó apenas tres horas, en descubrir que Abdullah, el narrador de 14 años, había sido educado como propagandista infantil palestino durante años, y era hijo de un alto ministro del gobierno de Hamás en Gaza, que había apoyado el asesinato de israelíes por parte de terroristas de Hamás.
Collier reveló que el programa de la BBC era “una de las peores pantomimas de propaganda palestina que jamás se pueda ver”. Uno de los codirectores en Londres era un propagandista palestino. Uno de los camarógrafos había saludado las masacres del 7 de octubre y en 2021 había compartido videos de “resistencia” llenos de terroristas, cohetes y funerales israelíes. Dos niñas que participaron en la película eran hijas de un oficial de policía de Hamás. Otro niño fue fotografiado de pie junto a un terrorista de Hamás, sosteniendo armas.
El narrador infantil, Abdullah, ha dicho que la productora le dio un guion para leer y le pagó 1,000 dólares por su actuación. La policía está investigando si la BBC ha violado la ley al pagar a miembros de una organización terrorista, con dinero público proveniente de la tarifa de licencia de la BBC, que se impone a todos los que ven su producción.
Los vínculos de Hamás con esta película, no deberían haber sido una sorpresa. Todo informe de los medios que se basa en información de fuentes de Gaza, tiene que ceñirse a lo que el grupo terrorista quiere que se diga; bajo pena de muerte o de retirar el acceso.
Ni la BBC ni ningún otro medio de comunicación, emite una advertencia sanitaria rutinaria sobre los informes procedentes de Gaza, advirtiendo al público de que se producen bajo coacción. En cambio, informan de estas falsedades (y de los cuadros de brutalidad israelí montados al estilo de “Pallywood”) como creíbles, al tiempo que sugieren sistemáticamente que no hay que creer en las declaraciones israelíes.
Peor aún, el Comité para la Exactitud en la Información y el Análisis de Oriente Medio (CAMERA) descubrió que en varias ocasiones, la película de la BBC sobre Gaza, tradujo erróneamente las palabras árabes “Yahud” o “Yahudi” (que significan “judaismo” o “judío”) como “israelí”. Las palabras de una persona que elogió al ex líder de Hamás, Yahya Sinwar, por librar la “yihad contra los judíos”, fueron traducidas como Sinwar “luchando y resistiendo contra las fuerzas israelíes”.
La intención era ocultar el hecho de que, los árabes palestinos no solo están impulsados por el objetivo de destruir Israel, sino por el deseo de exterminar a los judíos. El antisemitismo árabe se interpone en el camino de la narrativa palestina.
A lo largo de los años, la BBC ha traducido repetidamente de forma errónea, la palabra árabe “judío” como “israelí”, de esta manera perversa. Y no puede afirmar que no es consciente de lo que está haciendo.
En 2015, la corresponsal internacional en jefe de la agencia de noticias, Lyse Doucet, defendió una traducción similar, diciendo: “Hablamos con gente de Gaza, hablamos con traductores. Cuando [los niños] dicen ‘judíos’, quieren decir ‘israelíes’. … Pensamos que era una mejor traducción”.
En una controversia de una gravedad sin precedentes para la BBC, a raíz de la película sobre Gaza, la cadena ha tenido que admitir graves defectos, pero hasta ahora, no se le ha hecho rendir cuentas a nadie.
Está claro que espera poder contener el daño tratando el hecho, como una aberración aislada. No lo es. Es más bien, el ejemplo más flagrante de su profunda animadversión contra Israel, una visión distorsionada a la que está tan profundamente aferrada, que trata toda evidencia fáctica en contra, como prueba de extremismo.
Gracias a su alcance global único y a su reputación de imparcialidad y equilibrio, como resultado de la cual, millones de personas en todo el mundo confían en ella, más que en cualquier otra organización de radiodifusión. La BBC ha sido responsable de una grave incitación al odio y cosas peores, contra Israel y el pueblo judío. Tiene sangre en sus manos.
Sin embargo, como brazo radiodifusor de la intelectualidad, la BBC simplemente refleja, una visión que las élites culturales consideran axiomáticamente verdadera. Creen que el palestinismo es una causa justa y que el “pueblo palestino” es víctima del colonialismo israelí.
Como resultado, desde la alfombra roja de Hollywood, hasta la BBC Broadcasting House de Londres, las personas que moldean la narrativa cultural de Occidente han estado promoviendo un antisemitismo genocida, haciéndose pasar por “conciencia”.
En realidad, no son idiotas útiles en absoluto. Son, en cambio, cómplices activos del mal.
Publicado en marzo 8, 2025
Fotografía por: Wisam Hashlamoun/Flash90/jns.org
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