×

Debit/Credit Payment

Credit/Debit/Bank Transfer

Las casas abandonadas en las ciudades evacuadas del norte son las más afectadas por los misiles de Jizbolá

mayo 3, 2024
Print Friendly, PDF & Email

Una casa en la ciudad de Kiryat Shmona, en el norte de Israel, fue alcanzada directamente por un cohete Katyusha de Jizbolá (ilustrativo).

Más de cinco décadas después de que misiles terroristas cobraran la vida de su hermano menor, Yehuda, en el infame ataque al autobús escolar de Avivim, que mató a nueve niños y tres adultos; la casa de Sara Peretz fue destruida por misiles en una comunidad del norte de Israel, evacuada hace casi siete meses. Desde entonces, los residentes se han dispersado por todo el país.

Sara y su marido Hananya fueron evacuados a Tiberíades cuando las tensiones aumentaron en la frontera norte. Su prolongado desplazamiento ha empeorado la demencia de Hananya. Continuamente suplica regresar a su hogar, a su sinagoga y a la comodidad de un entorno familiar; sin saber que no hay un hogar al cual volver.

“Es difícil para nosotros, no sé qué haremos”, dice Sara entre lágrimas. “He vivido en Avivim desde 1963. Tenemos miedo de volver allí si no hay tranquilidad”.

Hace una semana, la pequeña casa de Almog y Kohi Ohana, padres de cuatro hijos, fue alcanzada por cuatro cohetes. Minutos después del ataque de Jizbolá, su hija mayor recibió un video que mostraba los daños en su casa. Almog, que estaba cerca atendiendo la granja avícola de la familia, una tarea que realizaba a diario; se apresuró hacia la casa pero fue detenido por el equipo de alerta de emergencia local.

“Vi mi casa ardiendo ante mis ojos”, dijo. “El daño fue relativamente menor y se pudo salvar, pero ni siquiera me dejaron acercarme para intentar apagar el fuego con una manguera. No los culpo. Es peligroso. Jizbolá nos está observando y esperando para disparar de nuevo”.

Sólo por la noche, horas después del tiroteo desde el Líbano, los bomberos locales pudieron apagar las brasas humeantes. “Mi casa está completamente destruida”, dijo Almog. “Tengo cuatro hijos de entre 4 y 17 años. No nos queda ropa, no sacamos álbumes ni recuerdos de la casa porque no imaginábamos que sería bombardeada. Quizás había soldados cerca de la casa y por eso Jizbolá  disparó contra ella. A todo el mundo le dicen: ‘Esperen hasta después de la guerra’, y lo he perdido todo. Los niños lloran porque quieren sus cosas. Yo les dije la verdad”.

Almog y Kohi, que alquilaron un apartamento en Tiberíades, ya han decidido no regresar a Avivim. “Vivimos en el ‘moshav’ [asentamiento colectivo] durante 22 años y no llevaremos a los niños allí”, dijeron.

“¿Quiénes somos nosotros para creer que aquí también no habrá una masacre? Después de las 20:00 horas. No hay una luz encendida en toda la comunidad. ¿Estamos preocupados por nuestra sensación de seguridad? Tenemos el ejército más fuerte del mundo, así que ¿por qué no disparamos 20 por cada misil que disparan y los destruimos?”.

Encima de la casa de Sara y Hananya vivía su hijo, Yoram, con su esposa Revital y sus cuatro hijos. Desde el comienzo de la guerra, él trató de evitar la posibilidad de que su casa sufriera daños. “No creía que esto sucedería”, dijo. “Ni siquiera puedo creer que hayamos estado fuera de casa durante tanto tiempo”.

Al final de la semana logró llegar a la casa y recoger algunas de las pertenencias que le quedaban. “Todo el mundo ya se ha acostumbrado a los informes sobre los disparos contra nosotros y los ataques de la fuerza aérea en respuesta. Esta es una situación terrible. Antes del ataque a la casa, pensaba que después de la guerra regresaría a casa, pero ahora sé que llevará al menos un año restaurar y reconstruir lo que fue dañado”.

También el martes continuaron disparando misiles antitanque contra la ciudad de Metula, aproximadamente una cuarta parte de cuyas casas ya han sido dañadas por el lanzamiento de cohetes libaneses. Una de ellas es la casa de Kobi y Orit Katz, que fue alcanzada dos veces.

“Todas las ventanas se rompieron, las tejas volaron y todo lo que había en la casa quedó destruido por las lluvias”, dijo Kobi, director ejecutivo de la empacadora Pri Metula y quien fue jefe del ayuntamiento de 1998 a 2008. La colonia pionera, fundada en 1896; nunca había sido evacuada durante tanto tiempo e incluso, durante la Segunda Guerra del Líbano. Durante el mandato de Kobi, sus residentes no se marcharon.

“En ese momento, evacuamos sólo a unos pocos y nos encargamos de proporcionar alimentos y medicinas a todos los que quedaron”, recordó. “Esta vez nos evacuaron presas del pánico, porque tenían miedo de los secuestros. Antes nos ocupábamos principalmente de los ‘katyushas’ [un tipo de cohetes] y hoy nos apuntan con misiles antitanques de precisión”.

Desde la evacuación, han venido a visitar la casa una vez. “No pensamos en llevarnos álbumes ni recuerdos. No pensamos que pasaría nada, ni teníamos tiempo”, dijo Kobi.

“Lo que está pasando aquí es desgarrador. Ahora vivimos en el hotel Dan Panorama en Jaifa, caminas por el centro de Carmel y no hay mesa disponible en los cafés y restaurantes. Me alegro por ellos que los negocios estén funcionando, pero no se percibe que a metros de distancia, familias y niños viven en habitaciones abarrotadas y con total incertidumbre”.

A diferencia de Kobi, que no está seguro de regresar a Metula, Orit ya está pensando en la tarea de restaurar las granjas familiares. “Quiero ir a casa. Me estoy volviendo loca”, dijo. “Quiero ver cómo va la casa, pero Kobi está preocupado. Soy israelí de octava generación y cuarta generación en la ciudad y nunca soñé que algo así sucedería. Pensé que no se atreverían a hacernos nada, porque tienen mucho que perder”.

“Había señales de que iba a pasar lo mismo que en el sur. Vi las fotos y los documentos que muestran cómo están cavando debajo de la cerca, entrando y saliendo, pero preferí creer las historias de que el ejército los seguía y lo sabía todo”, agregó.

“Kobi dice que soy una mujer fuerte, pero no lo soy. Estoy harta. Es cierto que hay cosas peores, pero queremos volver a casa. Mi madre nació en Metula y todos mis tíos y hermanos también; y nunca habíamos abandonado la ciudad. No pretendo ser yo quien nunca regrese a casa”.

Publicado el 2 de mayo de 2024

 

Traducido por Chuy González – Voluntario Puentes para la Paz

Publicado en mayo 3, 2024

Fuente: Un artículo por Yair Krauss originalmente publicado por Ynetnews, el 1 de mayo de 2024. (El vocabulario respecto al tiempo ha sido modificado para reflejarse en nuestra publicación del día de hoy). Puedes ver el artículo original en este link.

Fotografía por: David Lisbona/ Geagea/ Flickr2commons/Wikimedia.org

Fotografía con licencia: Wikimedia