por: Terry Mason, Director Asistente de Desarrollo Internacional
Recientemente una tarde, mi esposa Robbie y yo nos detuvimos para comprar algo de comer y llevarlo a casa. Mientras esperábamos por nuestras hamburguesas, un joven rabino trabajando tras el mostrador nos comenzó a hablar. Nos preguntó de dónde éramos, y le dijimos que vivíamos en el vecindario. Nos preguntó: “¿Cuánto tiempo piensan quedarse en Jerusalén?” Le respondimos: “Dios mediante, ¡un largo tiempo!” De inmediato nos respondió: “Pues, el Mashíaj (Mesías) está pronto por venir, sabes, ¡y será pronto!” Sus ojos brillaban de anticipación.
A menudo tenemos este tipo de interacción con israelíes, o escuchamos mientras personas hablan entre sí en los autobuses o en las cafeterías. El pueblo judío en Israel habla abiertamente sobre la inminente llegada del Mesías. Luego de siglos de espera, el pueblo judío finalmente reconoce las señales. Según anunciaron sus profetas hace tanto tiempo, y confirmado por los antiguos sabios judíos, aunque Dios había escondido del pueblo Su rostro, ahora se está dejando ver, y es por amor a Su nombre. Dios también prometió una gran restauración para Su pueblo, y todas las naciones serían bendecidas por medio de ellos. ¿Cómo nosotros, los cristianos, podremos participar con Dios a medida que restaura a Su pueblo?
Cuando Dios esconde Su rostro, el término en hebreo es hester panim. La raíz de hester es satar, que significa «esconder,» y panim significa «rostro.» La frase es utilizada en las Escrituras de manera literal y figurativa. David Nekrutman, un judío ortodoxo y Director Ejecutivo en el Centro para la Comprensión y Cooperación Judío-Cristiana, enseña que el hecho de que Dios se esconde es un concepto teológico importante en el Tanaj (Génesis a Malaquías). Vemos instancias numerosas de cuando Dios escondió Su rostro de Su pueblo, y es importante que exploremos esas razones.
Dios esconde Su rostro por dos razones. Nekrutman dice que la razón más común es por causa del pecado a nivel personal y comunitario. Dios desea una relación, pero como Él es santo, no tolerará el pecado entre Su pueblo. En Deuteronomio 31:17-18, Dios dice: «Entonces Mi ira se encenderá contra él en aquel día; los abandonaré y esconderé Mi rostro de ellos. Será consumido, y muchos males y tribulaciones vendrán sobre él, por lo que dirá en aquel día: ‘¿No será porque mi Dios no está en medio de mí que me han alcanzado estos males?’ Pero ciertamente esconderé Mi rostro en aquel día por todo el mal que habrá hecho, pues se volverá a otros dioses.»
Debido a que Dios procura una relación con Su pueblo, Él finalmente los perdonará y volverá Su rosto a ellos. 2 Crónicas 30:9 dice: «Porque si se vuelven al SEÑOR, sus hermanos y sus hijos hallarán compasión delante de los que los llevaron cautivos, y volverán a esta tierra. Porque el SEÑOR su Dios es clemente y compasivo, y no apartará Su rostro de ustedes si se vuelven a Él.»
Según Nekrutman, la segunda razón por la que Dios esconde Su rostro es para lograr Sus propósitos. Es para que el individuo o la nación se percaten nuevamente de su necesidad de Él, y los atrae de nuevo hacia Sí. Sin embargo, durante momentos de hester panim, Dios aún está cerca y trabaja entre Su pueblo. Su luz y Su voz pudiesen estar apaciguados, pero nunca están completamente ausentes. Dios requiere un corazón arrepentido para poder reanudar Su relación con Su pueblo. Nekrutman añade: «Una vez que se haya iniciado el arrepentimiento, surge la esperanza y la promesa de restauración de que Dios hará tornar de nuevo Su rostro hacia Su pueblo.» En cierta manera, Dios puede ser inducido a tornar Su atención nuevamente hacia el mundo.
El sabio judío Rava (cerca de 280-352 d.C.) enseñó: «El tiempo llega, sin embargo, cuando Dios se retira; cuando Su mano en el mundo ya no es evidente, sino que coordina los eventos de manera oculta.» El rabino ortodoxo Shmuel Goldin da un ejemplo histórico: «Tanto la época patriarcal como la era nacional en la historia judía se iniciaron con una comunicación clara y directa entre Dios y el ser humano. No obstante, llegó un momento durante ambas eras en que la profecía quedó silente y Dios se retiró para permitirnos encontrar nuestro propio camino. Así como un padre debe soltar la mano de su hijo para que aprenda a caminar por sí solo, Dios también se retira y nos deja caminar solos.» Goldin añade un ejemplo personal. «Vivir en tiempos cuando el rostro de Dios está ‘escondido’ es enfrentar una prueba más difícil que la del Sinaí. Es cuando el trueno, los relámpagos y el shofar (cuerno de carnero) de Shmot (Éxodo) permanecen en silencio; es cuando estamos forzados a buscar y apreciar la existencia de Dios en los milagros silenciosos que nos rodean cada día, y así comienza el reto de la madurez.»
A pesar de los momentos de hester panim, cuando Dios esconde Su rostro por varias razones, Él nunca abandona a Su pueblo Israel. De hecho, no puede. Jeremías 33:25-26 declara: «Así dice el SEÑOR: ‘Si no hubiera permanecido Mi pacto con el día y con la noche, y si Yo no hubiera establecido las leyes del cielo y de la tierra, entonces hubiera desechado la descendencia de Jacob y de Mi siervo David, para no tomar de su descendencia quien gobernara sobre la descendencia de Abraham, de Isaac y de Jacob. Pero Yo restauraré su bienestar y tendré misericordia de ellos.'» (Vea también Jeremías 31:35-36.) Eso me recuerda las palabras del Apóstol Pablo en Romanos 11:1-2, cuando dijo: «¿Acaso ha desechado Dios a Su pueblo? ¡De ningún modo! Porque yo también soy Israelita, descendiente de Abraham, de la tribu de Benjamín. Dios no ha desechado a Su pueblo, al cual conoció con anterioridad…»
Muchos cristianos enseñan que ha habido una extensión del hester panim entre Dios y Su pueblo desde la destrucción del Segundo Templo en el año 70 d.C. Eso fue para poder alcanzar los propósitos de Dios respecto a las demás naciones del mundo. Pero otros enseñan que Dios rechazó al pueblo judío y lo reemplazó con la Iglesia. Esa teología del reemplazo es una falsa doctrina basada en antisemitismo. Con los ojos de la fe, podemos ver que Dios aún cumplirá Sus promesas proféticas respecto al pueblo de Israel, y el pueblo judío ahora percibe esas señales. Su expectativa es palpable.
¿A qué señales se refiere el pueblo judío? ¿Cuáles son las profecías que se cumplen en estos tiempos? ¿Y qué dice Dios sobre la razón por ellas? En Ezequiel 36:22-23, Dios nos dice que actúa por amor a Su propia reputación, para vindicar la santidad de Su gran nombre, y entonces las naciones reconocerán que Él es el Señor.
Resurgimiento de Israel en un Día
«¿Quién ha oído cosa semejante? ¿Quién ha visto tales cosas? ¿Es dado a luz un país en un solo día? ¿Nace una nación toda de una vez? Pues Sion apenas estuvo de parto, dio a luz a sus hijos» (Isa. 66:8).
Israel Ganó Guerras bajo Enormes Desventajas
En todas las guerras desde su independencia, Israel ha luchado bajo enormes desventajas. Vez tras vez, los que atacaron a la pequeña nación creyeron que la destruirían y acabarían con Israel. Sin embargo, Dios prometió pelear por Su pueblo Isaías 49:25 dice: «Ciertamente así dice el SEÑOR: ‘Aun los cautivos del poderoso serán recobrados, y rescatada será la presa del tirano. Con el que luche contigo Yo lucharé, y salvaré a tus hijos.'»
El Pueblo Judío Regresa a la Tierra desde todo el Mundo
«Porque los tomaré de las naciones, los recogeré de todas las tierras y los llevaré a su propia tierra» (Ezeq. 36:24). [Vea también Isa. 43:5-6; Ezeq. 34:13.] Desde 1948, un total de 3.6 millones de judíos han hecho aliyá(inmigración) a Israel desde sobre 90 naciones. Ciertamente, la profecía de Jeremías se cumple a diario: «Por tanto, vienen días,» declara el SEÑOR, «cuando no dirán más: ‘Vive el SEÑOR, que hizo subir a los Israelitas de la tierra de Egipto,’ sino: ‘Vive el SEÑOR que hizo subir y trajo a los descendientes de la casa de Israel de la tierra del norte y de todas las tierras adonde los había echado.’ Entonces habitarán en su propio suelo» (Jer. 23:7-8).
Se Reconstruyen las Ciudades Abandonadas
y la Tierra es Nuevamente Productiva
Cuando Isaías el profeta preguntó a Dios cuánto tiempo mantendría escondido Su rostro, Dios respondió: «Hasta que las ciudades estén destruidas y sin habitantes, las casas sin gente, y la tierra completamente desolada; hasta que el SEÑOR haya alejado a los hombres, y sean muchos los lugares abandonados en medio de la tierra» (Isa. 6:11-12). Por siglos, la Tierra quedó desolada. Cuando el autor americano Mark Twain visitó a Israel en 1867, describió la tierra de la siguiente manera (traducción de esta traductora): «De todas las tierras de tétrico escenario, creo que Palestina debe ser el príncipe. Los montes son estériles, descoloridos, de ninguna manera pintorescas en su forma. Los valles son desiertos lúgubres con endeble vegetación, con expresión enlutada y sin ánimo…Es una tierra sin esperanza, sombría y descorazonada.» Su doloroso tiempo de esterilidad y luto perduró por largos años, tanto para el pueblo como para la Tierra. Sin embargo, Dios también prometió la restauración a través de Sus profetas.
«Pero ustedes, montes de Israel, echarán sus ramas y producirán su fruto para Mi pueblo Israel; porque pronto vendrán. Pues, Yo estoy por ustedes y Me volveré a ustedes, y serán labrados y sembrados. Multiplicaré los hombres en ustedes, toda la casa de Israel, toda ella; y las ciudades serán habitadas, y las ruinas reedificadas. Multiplicaré en ustedes hombres y animales; se multiplicarán y serán fecundos. Haré que sean habitados como lo fueron anteriormente y los trataré mejor que al principio. Así ustedes sabrán que Yo soy el SEÑOR» (Ezeq. 36:8-11). Cuando el moderno estado de Israel surgió en 1948, sólo había 806,000 residentes. Para el 2014, la población había aumentado hasta 8,300,000.
«El desierto y el lugar desolado se alegrarán, y se regocijará el Arabá y florecerá; como el azafrán florecerá copiosamente y se regocijará en gran manera y gritará de júbilo. La gloria del Líbano le será dada, la majestad del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria del SEÑOR, la majestad de nuestro Dios» (Isa. 35:1-2).
«Ciertamente el SEÑOR consolará a Sion, consolará todos sus lugares desolados. Convertirá su desierto en Edén, y sus lugares desolados en huerto del SEÑOR. Gozo y alegría se encontrarán en ella, acciones de gracias y voces de alabanza» (Isa. 51:3).
Israel es uno de los pocos países en el mundo que comenzaron el siglo 21 con mayor forestación. Como 240 millones de árboles han sido sembrados en Israel desde 1948. En la actualidad, Israel produce el 95% de todas sus necesidades alimentarias. En 2013, exportó frutas y vegetales frescos para un ingreso de $1.2 billones, 10% más que el año anterior.
Las Naciones Ayudan a Israel
Dios ha hecho una obra maravillosa en Su Iglesia durante los pasados 20 a 30 años, a medida que revela los fundamentos hebraicos de la fe cristiana. Gran número de cristianos se percata de que Jesús era judío, se acercan a sus raíces hebraicas y apoyan a Israel. Y muchos del pueblo judío hoy día comienzan a darse cuenta de ello y lo ven como el cumplimiento de la profecía en Zacarías:
«Así dice el SEÑOR de los ejércitos: ‘Y será que aún vendrán pueblos y habitantes de muchas ciudades; y los habitantes de una irán a otra, diciendo: «Vamos sin demora a implorar el favor del SEÑOR, y a buscar al SEÑOR de los ejércitos. Yo también iré.» Y vendrán muchos pueblos y naciones poderosas a buscar al SEÑOR de los ejércitos en Jerusalén y a implorar el favor del SEÑOR.’ Así dice el SEÑOR de los ejércitos: ‘En aquellos días diez hombres de todas las lenguas de las naciones tomarán el vestido de un Judío, diciendo: «Iremos con ustedes, porque hemos oído que Dios está con ustedes»‘» (Zac. 8:20-23).
El turismo sigue creciendo cada año. Según un artículo en The Times of Israel, 3.5 millones de personas visitaron a Israel en 2013. De ese número, los cristianos componían el 53%, seguido por personas judías con el 28%. El apoyo de los cristianos por Israel se reconoce y se aprecia a cada nivel de la sociedad israelí. El simple hecho de que cristianos visiten a Israel y apoyen al pueblo judío les dice muchísimo.
Isaías 49:22 dice: «Así dice el Señor DIOS: ‘Levantaré hacia las naciones Mi mano, y hacia los pueblos alzaré Mi estandarte. Traerán a tus hijos en brazos, y tus hijas en hombros serán llevadas.'»
Nuevamente, Isaías dice: «Extranjeros edificarán tus murallas, y sus reyes te servirán. Porque en Mi furor te herí, pero en Mi benevolencia he tenido compasión de ti» (Isa. 60:10).
El año pasado, 135 voluntarios sirvieron con Puentes para la Paz en Israel, provenientes de 15 naciones. Sirvieron en varias formas, incluyendo en la preparación de sacos de alimento, en la reparación de viviendas y estructuras, en la administración, en publicaciones y en muchas otras tareas especializadas. Ellos vienen con un solo propósito – ¡de bendecir a Israel!
Aunque es emocionante ver cuántas profecías bíblicas se cumplen en nuestra generación, quedan muchas más por cumplirse…y podemos ser parte activa en verlas llegar. Hay un principio espiritual de que la restauración física tiene que ocurrir primero, y luego la espiritual. 1 Corintios 15:46 dice: «Sin embargo, el espiritual no es primero, sino el natural; luego el espiritual.»
Vemos ese principio expresado claramente en Ezequiel 36:24-28: «Porque los tomaré de las naciones, los recogeré de todas las tierras y los llevaré a su propia tierra. Entonces los rociaré con agua limpia y quedarán limpios; de todas sus inmundicias y de todos sus ídolos los limpiaré. Además, les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes; quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Pondré dentro de ustedes Mi espíritu y haré que anden en Mis estatutos, y que cumplan cuidadosamente Mis ordenanzas. Habitarán en la tierra que di a sus padres; y ustedes serán Mi pueblo y Yo seré su Dios.»
Dios dijo que primeramente reuniría al pueblo judío en la Tierra, y entonces (a Su tiempo) los restauraría espiritualmente. El gran retorno profetizado hace tiempo ocurre aún a diario ante nuestros propios ojos. Dios hace eso por amor a Su nombre (Ezeq. 20:44), y para cumplir Sus promesas de bendecir a todos los pueblos de la tierra por medio del pueblo judío (Gén. 12:3; 18:18; 22:18; 26:4; 28:14).
Esa gran promesa se repite en Jeremías 31:31-34. «‘Vienen días,’ declara el SEÑOR ‘en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto, no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, Mi pacto que ellos rompieron, aunque fui un esposo para ellos,’ declara el SEÑOR. ‘Porque éste es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días,’ declara el SEÑOR. ‘Pondré Mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré. Entonces Yo seré su Dios y ellos serán Mi pueblo. No tendrán que enseñar más cada uno a su prójimo y cada cual a su hermano, diciéndole: «Conoce al SEÑOR,» porque todos Me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande,’ declara el SEÑOR, ‘pues perdonaré su maldad, y no recordaré más su pecado.»
El pueblo judío ha estado regresando, y continúa regresando, y la Tierra se ha hecho nuevamente productiva. Ahora esperamos la final redención, según ha sido prometida por Dios. Muchos de los inmigrantes que regresan, vienen desde países que niegan la existencia de Dios. Por varias generaciones, se les había prohibido estudiar la Biblia y practicar su fe. Como resultado, ellos no tienen el trasfondo de la Palabra de Dios ni las costumbres judías. Ellos regresan a su tierra ancestral porque han sido llamados por el Espíritu de Dios, debido a la persecución o en busca de oportunidades. A medida que aumenta el antisemitismo alrededor del globo, más personas judías regresan a Israel porque Dios prepara el escenario para Su final restauración del mundo.
Por lo tanto, ¿cómo podemos unirnos con Dios en todo lo que hace durante estos momentos emocionantes? Ore fervientemente para que el espíritu de los hijos de Isacar sea derramado nuevamente sobre todos los que verdaderamente siguen al Único Verdadero Dios de Israel, tanto judíos como cristianos. 1 Crónicas 12:32 dice que en los días de los hombres valientes del Rey David, los hijos de Isacar discernieron los tiempos sobre lo que debían hacer. Ore por Israel y el pueblo judío mientras el Señor cumple Sus profecías entre ellos. Y ore para que Dios complete Su obra de redención sobre la faz de la tierra.
También puede apoyar a una familia inmigrante hasta que aprenda el idioma hebreo y pueda valerse por sí misma. El primer año es crítico para la mayoría de los inmigrantes. Se les hace muy difícil establecerse y encontrar un empleo. Tristemente, algunos se van de Israel, a veces regresando a lugares muy peligrosos.
Otra manera de unirnos a Dios en lo que hace en la actualidad es ser voluntario en Israel. Usted puede ser un ejemplo al pueblo judío mientras observan que usted los bendice y los apoya, en nombre de la Iglesia. El tiempo es corto. La Iglesia necesita discernir los tiempos correctamente, levantarse y unirse a Dios en lo que hace, por amor a Su nombre. Involúcrese y ayude a engrandecer Su glorioso nombre entre los pueblos de la tierra.
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