por: Rebecca J. Brimmer, Presidenta Ejecutiva Internacional
¡Vivimos durante una época histórica muy especial! Es un tiempo asombroso en que Dios cumple Su Palabra a Israel ante la vista de todo el mundo. Trae de regreso el pueblo judío a la tierra de su antigua herencia en cumplimiento de la profecía bíblica. Aquellos que vivimos en Israel no tan solamente leemos acerca de la profecía bíblica, sino que la podemos palpar con las manos a medida que abrazamos a los nuevos inmigrantes cuando llegan de todas partes del mundo.
El profeta Jeremías habló acerca de estos días, cuando escribió: «Por tanto, he aquí, vienen días–declara el SEÑOR–cuando ya no se dirá: ‘Vive el SEÑOR, que sacó a los hijos de Israel de la tierra de Egipto’, sino: ‘Vive el SEÑOR, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra del norte y de todos los países adonde los había desterrado.’ Porque los haré volver a su tierra, la cual di a sus padres» (Jer. 16:14-15).
Hoy vemos la evidencia del retorno de Sion por todos lados. Nos hemos acostumbrado ver a los inmigrantes cuando caminan por las calles de Israel. Sin embargo, nunca quiero acostumbrarme a tal grado que deje de verlo como un acto milagroso de Dios. Recuerde, hace escasamente 65 años el mundo estaba sumido en la Segunda Guerra Mundial, y hubiera sido muy difícil, si no imposible, creer que Dios literalmente podía cumplir Sus promesas a Israel.
Cuando mi padre, el Dr. David Allen Lewis, era un niño de como 9 ó 10 años, vivía en una pequeña comunidad rural en Dakota del Sur en los Estados Unidos. Durante el principio de la década de 1940, un predicador alemán de nombre Hans Bretzneider fue a hablar a su pequeña iglesia. La Segunda Guerra Mundial estaba en su apogeo en Europa, y los judíos atravesaban sus horas más oscuras de la historia. Fue en ese clima que el Rvdo. Bretzneider predicaba acerca de las escrituras proféticas. Enseñaba que la Biblia decía que el pueblo judío sería algún día restaurado en su tierra y que la nación de Israel sería nuevamente creada. Aunque mi padre era muy joven, él recordaba claramente que la gente de su pequeño pueblo ridiculizaba a ese valiente predicador alemán que creía en la Biblia.
Pasados unos años, en 1948, mi padre se encontraba en la escuela cuando anunciaron por el sistema de altoparlantes que Israel había renacido como nación. Él relata que inmediatamente sintió escalofríos al darse cuenta que la Palabra de Dios era verdadera, y que todas las cosas iban a ser cumplidas. Allí inició una vida de estudio en torno a las profecías bíblicas.
De las cenizas del Holocausto Dios dio aliento de vida a los huesos secos (Ezequiel 37) y comenzó a revivir y restaurar al pueblo judío. Dio vida al pueblo y a su antigua tierra, Israel. El 14 de mayo de 1948 nació el moderno estado de Israel. Hoy día, Dios manifiesta al mundo que Él es Dios por medio del establecimiento del estado de Israel y el regreso del pueblo judío.
Desde el principio, el aliyá fue la piedra fundamental para el nuevo estado judío. Fue mencionado abiertamente en la Declaración del Establecimiento de Israel cuando se leyó en su primer día de fundación. El nuevo Primer Ministro de Israel, David Ben-Gurión, anunció a la judería mundial: «Hacemos un llamado al pueblo judío en toda la diáspora para que se una a nosotros en nuestra nación por medio del aliyá, desarrollando la tierra y participando en esta empresa monumental de redimir al pueblo judío, que ha sido el sueño de muchas generaciones.» Actualmente, la página de Internet del gobierno dice: «El regreso de los exiliados a su tierra ancestral es la ‘raison d’etre’ (razón de ser) del Estado de Israel.»
Aliyá literalmente significa «ascender», y es la moderna palabra hebrea para inmigrar a la tierra de Israel. Los rabinos enseñan que su significado en este contexto es espiritual y también físico. Se enseña a cada judío que esta ascensión es parte esencial del judaísmo. Es la identificación máxima con su pueblo, cuya vida y destino está intrínsicamente amarrada a la tierra de Israel.
Veinticinco mil judíos llegaron desde la Europa Oriental y Yemen. Los judíos europeos fueron motivados a consecuencia de pogromos (masacres organizadas) y la incapacidad de integrarse en la sociedad rusa debido al antisemitismo. Los judíos yemenitas fueron motivados por su creencia en la inminente llegada del Mesías.
Cuarenta mil llegaron principalmente desde Rusia. Un pogromo particularmente cruel en 1903 alarmó a los judíos rusos, y miles comenzaron a fluir hacia su antigua tierra.
En 1917, luego de la Primera Guerra Mundial y la Declaración de Balfour, 35,000 judíos regresaron a Sion.
Sesenta y cinco mil personas adineradas – comerciantes, artesanos, profesionales y académicos – llegaron después de que las autoridades británicas les permitieran entrar para que contribuyeran a la sociedad.
Huyendo de los nazis, 250,000 judíos llegaron a Israel. Era un asunto de sobrevivencia.
Éste fue originado en 1933 para rescatar a la juventud judía de la Alemania nazi. Alrededor de 5,000 jóvenes fueron traídos a la tierra antes de declararse la Segunda Guerra Mundial, y fueron luego educados en internados o centros juveniles. Después de la guerra, llegaron otros 15,000 jóvenes, mayormente sobrevivientes del Holocausto. Hoy día, los centros juveniles de Aliyácontinúan siendo vitales para absorber a los jóvenes recién inmigrados, además de ofrecer una segunda oportunidad a los jóvenes israelíes desaventajados.
El esfuerzo por promover el aliyá se concentró en rescatar a los judíos de la Europa nazi. Algunos entraron a la tierra con visas emitidas bajo la cuota permitida de la «Carta Blanca» (una política británica de 1939 que controlaba la inmigración judía), pero la mayoría entró ilegalmente. Por medio de esa inmigración «ilegal» llamada Aliyá Bet, judíos llegaron por tierra y mar desde Europa y el Medio Oriente. Vinieron en contra de las órdenes del Mandato Británico y con poca ayuda de los países europeos. Tuvieron gran dificultad en obtener barcos de transporte y enfrentaron enormes peligros al realizar ese viaje marítimo durante momentos de guerra. Muchos de los barcos fueron capturados por las autoridades británicas y regresados por causa de la cuota limitada. Otros tantos perdieron sus vidas en el mar o en el infierno nazi de Europa.
Los judíos en la Europa Oriental intentaron escapar por cualquier medio. Emisarios de los yishuv (asentamientos judíos en Palestina), militantes judíos y movimientos juveniles sionistas establecieron la organización Berijá (que significa «escapar»), y ayudaron a casi 200,000 judíos salir de Europa. La mayoría de ellos se establecieron en lo que todavía se llamaba Palestina.
La inmigración ilegal fue el principal método de inmigración porque la cuota británica permitía la entrada sólo a 18,000 judíos por año. Sesenta y seis barcos con inmigrantes fueron movilizados durante esos años, pero solamente unos pocos lograron atravesar el bloqueo británico para alcanzar las orillas de Israel. Los británicos detenían los barcos que transportaban inmigrantes, y éstos eran internados en campamentos de refugiados en Chipre. La mayoría no pudo llegar a Israel hasta después de haberse establecido como nación. Cerca de 80,000 inmigrantes ilegales llegaron a Israel entre 1945-48. El número de inmigrantes durante todo el período del Mandato Británico, tanto legal como ilegal, fue aproximadamente 480,000, casi el 90% desde Europa. Cuando se estableció Israel como estado en 1948, la población judía en la tierra había alcanzado unas 650,000 personas.
El estado de Israel fue proclamado el 14 de mayo de 1948. La Declaración lee: “El Estado de Israel estará abierto para permitir la inmigración de judíos y recoger a los exiliados; fomentará el desarrollo de la nación para todos sus habitantes; su fundamento será la libertad, la justicia y la paz, según la visión de los profetas de Israel; garantizará total igualdad en derechos sociales y políticos para todos sus habitantes, sin importar su religión, raza o sexo…”
Dicho documento fue seguido por la Ley del Retorno en 1950, la que otorgaba a cada judío el derecho automático de inmigrar a Israel y hacerse ciudadano del estado.
Al abrirse dicha puerta, una nueva ola de 687,000 inmigrantes arribó a la costa de Israel. Para 1951, el número de inmigrantes había duplicado la población judía en la tierra. Entre ellos, llegaron sobrevivientes del Holocausto, quienes habían sido ubicados en campamentos de personas desplazadas en Alemania, Austria e Italia. También inmigró la mayoría de las comunidades judías en Bulgaria y Polonia, una tercera parte de los judíos en Rumania, y casi toda la comunidad judía en Libia, Yemen e Irak.
Los nuevos inmigrantes encontraron muchas dificultades en su ajuste. El joven estado había atravesado una sangrienta guerra de independencia y se encontraba en grave estrechez económica. Se le hizo casi imposible proveer casa y trabajo a los cientos de miles de inmigrantes que seguían llegando. Hicieron gran esfuerzo por absorber a los inmigrantes: establecieron ma’abarot (comunidades en casuchas metálicas y tiendas de acampar), y luego construyeron residencias más permanentes. Crearon nuevas oportunidades de empleo, enseñaron el idioma hebreo, y expandieron y ajustaron el sistema educativo para llenar las necesidades de niños de gran diversidad de trasfondos.
Otras masivas inmigraciones ocurrieron a finales de la década de 1950 y principios de la década de 1960. Llegaron desde las nuevas naciones independientes al norte de África, Marruecos y Tunes. También llegaron muchos inmigrantes de Polonia, Hungría y Egipto.
Entre 1948 y 1967, las relaciones entre judíos en la Unión Soviética y el estado de Israel eran muy limitadas. Al terminar la Guerra de los Seis Días, los judíos en la Unión Soviética comenzaron a adquirir una conciencia judía, y fue creciendo el número de los que procuraron hacer aliyá. A principios de la década de 1970, la Unión Soviética permitió que muchos judíos pudieran emigrar. Para finales de esa década, un cuarto de un millón de judíos habían abandonado la Unión Soviética. De éstos, 140,000 se trasladaron a Israel.
Durante la década de 1980, cuando el Presidente Gorbachev inició sus reformas por liberalizar la Unión Soviética, permitieron la salida a judíos en números sin precedente. Cuando cayó la Unión Soviética en 1991, el proceso fue aún más fácil. Después del traslado de 190,000 judíos en 1990 y 150,000 en 1991 a Israel, las condiciones en la previa Unión Soviética lograron estabilizarse, y el proceso de inmigración se niveló a unos 70,000 inmigrantes por año. En total, entre 1989 y abril de 2006, unos 975,776 judíos de la antigua Unión Soviética establecieron su nuevo hogar en Israel.
En tiempos recientes, hemos sido testigos del aliyá desde la antigua comunidad judía de Etiopía. En 1984, algunos 7,000 judíos etíopes caminaron cientos de millas para llegar a Sudán, desde donde realizaron un rescate aéreo secreto denominado «Operación Moisés.» Otro dramático rescate aéreo se realizó en mayo de 1991, cuando 15,000 judíos fueron llevados a Israel por medio de «Operación Salomón.» En cuestión de 30 horas, realizaron 41 vuelos desde Addis Ababa para tomar casi la restante comunidad judía etíope. Para finales de 2005, Israel había absorbido sobre 50,000 judíos desde Etiopía.
Entre 1989 y abril de 2006, un gran total de 1,208,375 inmigrantes llegaron a Israel: 975,776 vinieron desde la antigua Unión Soviética y 232,599 desde las demás naciones. Cuando comenzó esta más reciente aliyá, la población judía de Israel constaba de menos de 5 millones. Es milagrosa la manera en que un millón de inmigrantes han podido ser absorbidos por la pequeña nación de Israel. Para comprender la magnitud de ese milagro, trate de imaginar una absorción proporcional en su propia nación.
Estados Unidos: 48,863,094
Canadá: 5,160,719
Reino Unido: 9,812,799
Sudáfrica: 7,885,077
Japón: 21,224,678
Australia: 3,354,932
Nueva Zelanda: 79,791
Hay cerca de 13.5 a 14 millones de judíos alrededor del mundo. Hasta enero de 2006, la mayor comunidad de judíos se encontraba en los Estados Unidos. Ahora la población judía en Israel ha sobrepasado la de Estados Unidos. Ambas comunidades juntas contienen el 80% de la población judía mundial. Las siguientes otras naciones aún tienen grandes comunidades judías: Rusia-717,100; Francia-606,500; Argentina-395,400; Canadá-393,600; y Reino Unido-302,200. Actualmente, el 40% de la judería mundial vive en Israel. Tres millones de ellos llegaron como inmigrantes. En 1948, los judíos israelíes sólo representaban el 6% de la judería mundial.
En algunos países, principalmente la antigua Unión Soviética y Argentina, la pobreza imposibilita el aliyá de los judíos. Sus dificultades económicas se deben en gran parte al colapso económico de su país. Puentes para la Paz y otros grupos cristianos ayudan a personas de la antigua Unión Soviética para que escapen de sus condiciones desesperanzadoras y tengan una nueva vida en Israel. A través de los esfuerzos de Puentes para la Paz, sobre 26,000 judíos ahora viven y trabajan en Israel. Nuestro Proyecto Rescate ayuda a que los judíos se preparen para dejar sus países de origen y aprovecha las tarifas aéreas especiales auspiciadas por el estado de Israel. Les ayudamos a obtener los documentos requeridos que evidencian su trasfondo judío. Es una tarea difícil y costosa, teniendo que viajar de una comunidad a otra investigando y procurando los documentos de sus padres y abuelos. Suplimos a la familia con ropa y alimento, y cubrimos su transporte hacia el puerto de embarque a Israel, sea por aire o mar. Esos 26,000 inmigrantes ahora viven en Israel gracias a la ayuda que les dimos. Nuestros trabajadores cristianos del Proyecto Rescate están en el proceso de ayudar a miles más. El proceso es frecuentemente largo y arduo, tardando entre seis meses hasta dos años. Cada persona y familia tiene necesidades especiales y únicas.
Éstos son momentos muy especiales en que vivimos. Mientras camino por las calles de Jerusalén, cuando salgo de compras o asisto a un concierto, por todas partes escucho judíos hablando ruso, ucraniano, francés, español o algún otro idioma, y reconozco el moderno milagro de Dios. Ningún ser humano hubiera podido ingeniarse el cumplimiento detallado de las promesas del Señor según registradas por los profetas de Israel.
Recuerde, lo que estamos viendo es la manifestación de la fidelidad de Dios en cumplimiento de Su Palabra. Su plan es que las naciones lo reconozcan como Dios a medida que demuestra Su fidelidad hacia Israel.
«Cuando yo los traiga de entre los pueblos y los reúna de las tierras de sus enemigos, seré santificado en ellos ante los ojos de muchas naciones. Entonces sabrán que yo soy el Señor su Dios, porque los hice ir al cautiverio entre las naciones, y después los reuní de nuevo en su propia tierra, sin dejar allí a ninguno de ellos. No les ocultaré más mi rostro, porque habré derramado mi Espíritu sobre la casa de Israel–declara el Señor Dios»
Mientras veamos que Dios cumple las promesas que hizo a Israel, podemos confiar que cumplirá el resto de Sus promesas. Toda mi vida me han enseñado que debo participar activamente en la obra y en los planes de Dios. Sin embargo, cuando veo que todavía viven ocho millones de judíos fuera de la tierra de Israel, le pregunto a Dios qué más puede hacer Puentes para la Paz. Únase a nosotros en oración para que Dios nos continúe usando para traer de regreso Su pueblo a la tierra prometida. Dios tiene un plan glorioso para Su pueblo Israel:
«Porque os tomaré de las naciones, os recogeré de todas las tierras y os llevaré a vuestra propia tierra. Entonces os rociaré con agua limpia y quedaréis limpios; de todas vuestras inmundicias y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Además, os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros; quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Porque os tomaré de las naciones, os recogeré de todas las tierras y os llevaré a vuestra propia tierra. Entonces os rociaré con agua limpia y quedaréis limpios; de todas vuestras inmundicias y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Además, os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros; quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne» (Ezequiel 36:24-28).
Miles de cristianos alrededor del mundo se unen a nuestros esfuerzos por cumplir las profecías bíblicas. Por favor, únase usted también para que veamos el cumplimiento de la Palabra de Dios. Le invitamos a que participe activamente por medio de sus donativos designados hacia la labor de aliyá. Dios le está llamando para unirse a Su plan durante estos tiempos finales.
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