por: Michael Treharne, Director nacional del Reino Unido
La palabra hebrea para hermano es ‘aj’. En el hebreo cotidiano, a menudo se escucha la palabra ‘ají ‘, que es una contracción de ‘aj’ y ‘shelí’, y significa “mi hermano”. A menudo, este término no sólo se refiere a parientes consanguíneos, sino también a amigos cercanos que han forjado un vínculo estrecho. Según el Diccionario Bíblico King James, la palabra hermano se usa 367 veces en las Escrituras. Dada la frecuencia de uso, parece claro que Dios valora los lazos de hermandad y unidad.
Sin embargo, esos lazos suelen ser atacados por el enemigo. Encontramos los primeros problemas entre hermanos al principio de la Biblia. En Génesis 4:3-9 se narra el asesinato de Abel por parte de su hermano Caín. En Génesis 25:22-34 se nos presenta a Jacob y Esaú compitiendo por la primogenitura incluso dentro del vientre materno. Y a partir de Génesis 37 leemos acerca de José y la rivalidad entre los hijos de Jacob.
A menudo se describe al pueblo judío como una familia. El 7 de octubre demostró algo importante al mundo: cuando Israel es atacado, la familia judía se une y los hermanos estrechan lazos. Los enemigos de Israel pronto descubrieron (y siguen haciéndolo) que no están en guerra con una nación o un grupo de individuos, sino que están luchando contra la familia elegida de Dios. Él peleará por ellos.
Este sentido de unidad y hermandad es evidente en toda la sociedad israelí. Hace poco escuché una versión en audiolibro del memorial: Bibi: Mi historia, donde el primer ministro Benjamín Netanyahu habla de su familia, su servicio militar y su servicio a la nación de Israel a través de la política. Una parte que me llamó la atención fue que los tres hermanos Netanyahu, Yonatán, Benjamín e Iddo, se unieron a fuerzas especiales de élite en las Fuerzas de Defensa de Israel. Yonatán fue asesinado en el Aeropuerto Internacional de Entebe durante una misión heroica para liberar a rehenes israelíes. El servicio de Benjamín a su país no podría considerarse menos heroico, pero desde una perspectiva diferente. Sin embargo, estos hermanos estaban unidos en el servicio a su nación, Israel, y su continua lucha por sobrevivir. Benjamín conoce el costo de perder a un miembro de su familia por el terrorismo y la guerra. Esto puede representar una fortaleza y un consuelo para el pueblo israelí en tiempos de dificultades y pérdidas. Israel ha librado siete guerras importantes desde su renacimiento en 1948. No es de extrañar que Israel anhele la paz, un punto clave en el discurso del primer ministro en la Asamblea General de las Naciones Unidas el 27 de septiembre.
El ministerio de Puentes para la Paz tiene muchos proyectos. Nos ha permitido a muchos de nosotros experimentar la vida en la Tierra en tiempos de paz y de guerra; viendo de primera mano el cumplimiento de la profecía. Isaías 11:11-12 dice: “Entonces acontecerá en aquel día que el Señor ha de recobrar de nuevo con Su mano, por segunda vez, al remanente de Su pueblo que haya quedado de Asiria, de Egipto, de Patros, de Cus, de Elam, de Sinar, de Hamat y de las islas del mar. Alzará un estandarte ante las naciones, reunirá a los desterrados de Israel, y juntará a los dispersos de Judá de los cuatro confines de la tierra”.
Cuando Dios habla de reunir a su pueblo de los cuatro puntos cardinales de la tierra, se refiere a reunir a hermanos de orígenes muy diversos, unidos por lazos que trascienden lo que parece dividirlos. Al caminar por las calles principales de Jerusalén en un día cualquiera, se puede ver a judíos provenientes de Rusia, Etiopía, India, China, Sudamérica, Norteamérica, Marruecos y varias naciones árabes, muchos de los cuales comparten el idioma y la fe hebreos en común. Como en todas las familias, hay momentos de unidad y de disputas. Sin embargo, a pesar de las diferencias, hay aspectos familiares que los unen: la observancia de la Torá (Gn-Dt), el Shabat (dia de descanso), las festividades y, lamentablemente, también la guerra de terminología y la persecución antisemita.
Salmo 133:1: “¡Miren cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos habiten juntos en armonía!” fue la oración de David contra la división y la discordia, algo que pudo haber experimentado en sus primeros años. Sus propios hermanos tal vez lo desestimaron hasta el gran momento de la victoria sobre Goliat. David luchó como un león y quizá se ganó el respeto de sus hermanos. David comprendió la importancia de la unidad y la hermandad. También supo que la bendición de Dios reposaría sobre el pueblo de Israel cuando se reunieran como uno solo delante de Él. “Es como el óleo precioso sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, que desciende hasta el borde de sus vestiduras. Es como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sión; porque allí mandó el Señor la bendición, la vida para siempre” (Sal 133:2-3).
Al crecer siendo hijo único, a veces me sentía solo, ya que yo anhelaba a alguien con quien compartir mis intereses fuera de las amistades habituales de la escuela y la iglesia. Sin embargo, llegó un momento impactante a mi vida cuando tenía 18 años. Mi padre anunció que había estado casado antes y que tenía un hijo al que él nunca había conocido.
Tiempo después en 2004, mi padre sabía que su tiempo en la tierra era corto debido a problemas de salud y me pidió que encontrara a su hijo del matrimonio anterior. Después de investigar un poco, nos enteramos de que se había mudado a Nueva Zelanda cuando tenía 18 años. Utilizando la tecnología, buscamos a todas las personas con su nombre que vivían en Nueva Zelanda y luego enviamos innumerables cartas y correos electrónicos. Nuestros esfuerzos parecían infructuosos. Entonces, un día de 2018, recibí una llamada telefónica sorpresa. Había encontrado a mi medio hermano. Acordamos una reunión y finalmente nos conocimos por primera vez después de 50 años.
Durante nuestra reunión, nos hicimos muchas preguntas y descubrimos muchas respuestas a medida que nos íbamos conociendo. Pronto quedó claro que él era creyente. El pasaje del Salmo 133:1, “¡Miren cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos habiten juntos en armonía!” adquirió un significado diferente ese día. El sentido de hermandad y unidad que experimenté con mi medio hermano fue tremendo. Debido a que yo no lo había conocido antes y no sabíamos nada de la vida del otro, la conversación se volvió muy interesante cuando descubrimos que nuestras historias de salvación eran muy similares, solo que sucedieron en lugares diferentes. Nuestros ministerios, como el trabajo con los jóvenes, la predicación en las calles y los esfuerzos prácticos y personales, también eran muy similares. Luego hablamos de Israel y la autoridad bíblica, solo para descubrir que teníamos mucho en común también en estas áreas, un milagro asombroso, considerando que vivíamos en lados opuestos del mundo.
Aunque lamentamos los años que pasamos sin conocernos, también puedo ver la mano del Señor en eso. Mi padre era un ateo acérrimo y no estaba de acuerdo con mi fe, negándose a asistir a mi bautismo y a otros hitos en mi caminar con el Señor. Tener dos hijos caminando con el Señor habría sido difícil para él. Además, estar separados de mi medio hermano cuando éramos niños probablemente nos salvó de los desacuerdos que pueden ocurrir entre hermanos, como tener que compartir ciertas cosas o prestar y nunca recibir de vuelta las cosas. Él fue criado como hijo único y nunca supo que tenía un medio hermano o dos medias hermanas, junto con varios sobrinos y sobrinas.
Dios tenía un plan para mi hermano y para mí. Él estaba cuidándonos. Lo mismo ocurre con el pueblo judío. Él ha estado cuidando de ellos durante miles de años. Él ha establecido Su palabra en sus corazones, los ha llamado, ha comenzado a traerlos de vuelta a Israel, y los ha unificado. Por supuesto, esa unidad aún no está perfeccionada y todavía hay una serie de cosas en las que el pueblo de Israel difiere. Sin embargo, cuando se trata de las cosas que importan, como enfrentarse a enemigos como Hamás y Jizbolá, el estado judío tiene un solo corazón y una sola mente. Oremos para que esta unidad siga creciendo y floreciendo, causando que el nombre de Dios sea alabado y glorificado en Israel y en las naciones del mundo.
Otro aspecto que une al pueblo de Israel en lazos de hermandad es la Palabra de Dios. Josué 1:8-9 ha sido un factor importante para mantener la identidad judía: «Este libro de la ley no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito. Porque entonces harás prosperar tu camino y tendrás éxito. ¿No te lo he ordenado Yo? ¡Sé fuerte y valiente! No temas ni te acobardes, porque el Señor tu Dios estará contigo dondequiera que vayas».
Josué recibió esta instrucción cuando estaba a punto de entrar en una tierra hostil con muchos desafíos duros y habitantes hostiles. Sin embargo, los Hijos de Israel entraron como un solo pueblo, unidos, aunque eran muchos. Derrotaron a sus enemigos y se apoderaron de su herencia. Israel ha derrotado a muchos ejércitos hostiles desde su renacimiento en 1948. Además, después del 7 de octubre, muchos israelíes han reconocido los milagros que han observado.
David también escribió sobre la importancia de la unidad en el Salmo 122:1-9, describiendo las 12 tribus que se acercaban para las fiestas del Señor cada año: “Yo me alegré cuando me dijeron: «Vamos a la casa el Señor». Plantados están nuestros pies dentro de tus puertas, oh Jerusalén. Jerusalén, que está edificada como ciudad compacta, bien unida, a la cual suben las tribus, las tribus del Señor, (Lo cual es ordenanza para Israel) para alabar el nombre del Señor. Porque allí se establecieron tronos para juicio, los tronos de la casa de David. Oren ustedes por la paz de Jerusalén: «Sean prosperados los que te aman. Haya paz dentro de tus muros, y prosperidad en tus palacios». Por amor de mis hermanos y de mis amigos, diré ahora: «Sea la paz en ti». Por amor de la casa del Señor nuestro Dios procuraré tu bien.”
Cuando todas las tribus subieron juntas para entrar en Jerusalén, hubo un caos, por decir lo menos. ¿Puedes imaginarte la multitud de personas que entraron en Jerusalén? Este era el caldo de cultivo perfecto para la división y la discordia. Además, esta era una oportunidad para resolver desacuerdos y disputas en los tribunales, como disputas por tierras y ventas de animales que habían salido mal, tanto a nivel local como tribal. Es por eso que encontramos a David orando por paz literal, calma y concentración en la verdadera razón de estar allí: presentarse ante la presencia del Señor en la casa de Dios, una casa de oración y redención.
Creo que 1 Pedro 3:8-9 hace eco del Salmo 122:1-9: “En conclusión, sean todos de un mismo sentir, compasivos, fraternales, misericordiosos, y de espíritu humilde; no devolviendo mal por mal, o insulto por insulto, sino más bien bendiciendo, porque fueron llamados con el propósito de heredar bendición”.
El enfoque de la sociedad israelí ha cambiado desde el comienzo de la guerra el 7 de octubre. Muchos comenzaron a leer las Escrituras y a observar la Torá (Gn-Dt) y guardar el Shabat a medida que se intensificaba la batalla en Gaza y en el frente norte. La guerra ha sido tremendamente agotadora. Oremos por un enfoque en las cosas espirituales. Oremos también por la protección del pueblo de Israel y por sabiduría en los que toman las decisiones, que también están en guerra contra la opinión y la propaganda mundial, como se vio en la ONU en septiembre. Por último, oremos para que en medio de la agitación y los problemas, el Señor siga tejiendo los estrechos lazos de hermandad y unidad, porque es allí donde Él manda Su bendición.
Netanyahu, Benjamin. Bibi: My Story. New York, New York: Threshold Editions, 2022.
“Brother.” King James Bible Dictionary. https://www.kingjamesbibledictionary.com/Dictionary/brother
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