No más ofrendas vanas

por: Rvda. Rebecca J. Brimmer, Presidenta Internacional

Hay mucha desesperanza en el mundo de hoy. El pueblo de Israel se estremece después de que el enemigo, Hamás, masacró a tantos seres queridos. Con horror observamos cómo se revelaban atrocidades inconcebibles. No hay nadie que no se haya visto afectado por la guerra, el aumento del antisemitismo y el aumento del número de familias devastadas. Nuestros corazones se unen en luto a nuestros hermanos y hermanas judíos.

Como cristianos, tenemos esperanza en la pronta venida de Jesús (Yeshúa), pero muchos están perdiendo la esperanza de que Dios actúe aquí y ahora. En oración, le pedí al Señor que le diera esperanza a Su pueblo. De hecho, quería escribir un mensaje de esperanza. Mientras seguía buscando el corazón del Señor, sentí que Él me guiaba en otra dirección. A medida que camino en la fe, me he dado cuenta de que es importante para mí ver las cosas desde la perspectiva de Dios. ¿Qué es importante para el Señor mientras atravesamos estos tiempos difíciles? Quiero comenzar en Isaías 1.

A menudo vemos esquemas en la Biblia. He escrito sobre algunos de ellos en el pasado. Hoy, quiero que consideremos el siguiente esquema:

  1. Hay una situación.
  2. Hay una descripción de cómo se siente Dios ante lo que está sucediendo.
  3. A menudo se explican las consecuencias.
  4. Finalmente, hay una salida, una forma de rescate.

Muchos relatos bíblicos siguen este esquema. Es importante recordar que Dios es un Dios de misericordia. Cuando se describió a Sí mismo ante Moisés en Éxodo 34:6-7, la mayoría de las frases descriptivas se referían a Su misericordia. En el pensamiento judío, este pasaje se denomina los ‘Trece Atributos de la Misericordia’. Sin embargo, también es importante recordar que Dios es un Dios de juicio. La última parte del pasaje nos lo explica. En los escritos de los Apóstoles (NT), leemos mucho sobre el amor y la gracia de Dios. Sin embargo, sería un error ignorar que Él es un Dios de juicio y justicia tanto en el Tanaj (Gn-Mal) como en los Escritos de los Apóstoles. Un amigo rabino me dijo una vez que la misericordia de Dios sobrepasa en mucho a Su juicio. Citó Éxodo 34:6-7, donde dice que Su perdón se extiende a miles, lo que mi amigo entendió como miles de años, mientras que Su juicio se limita a la tercera o cuarta generación. Como cristianos, también creemos que Su gracia es de gran alcance.

Este ‘Estudio de Israel’ fue escrito antes de que estallara la guerra en Israel, y de ninguna manera es un comentario sobre el juicio de Dios. Lo que sí sé es que, en tiempos de gran dolor, Dios está con Su pueblo y tenemos una mayor necesidad de acercarnos a Él. Todos hemos visto que la nación de Israel está sacando fuerzas del Dios de Israel en estos momentos difíciles. Los soldados están pidiendo oración y llevan tzitzit (flecos anudados de la prenda de oración) para reconocer que están bajo la protección de Dios.

Isaías 1 

La profecía contenida en el primer capítulo de Isaías es severa. El profeta describe una nación pecadora, la corrupción y el abandono del Señor, diciendo que el pueblo se ha alejado de Dios. La situación es tan grave que el profeta no puede imaginar de qué otro modo podría ser golpeado el pueblo. Los versículos 5-6 dicen: «Toda la cabeza está enferma y todo el corazón desfallecido. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay nada sano en él…». Se trata de una merisma, una figura retórica que el profeta utiliza para decir que todo el ser está afectado. La cabeza simboliza el pensamiento; el corazón simboliza las emociones y la psique, así como el cuerpo. Se trata de una imagen de la sociedad en la que toda la cultura está enferma. El versículo 9 es particularmente condenatorio. «Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado algunos sobrevivientes, seríamos como Sodoma, y semejantes a Gomorra». El siguiente versículo cita a los líderes de Sodoma y a la gente de Gomorra. Hay muy pocas ocasiones en las que Dios destruyó poblaciones enteras, y ésta es una de ellas. Por ello, las ciudades de Sodoma y Gomorra pasaron a simbolizar todo lo rebelde, depravado y pecaminoso.

Sin embargo, en medio de la depravación, el comportamiento pecaminoso, la rebelión y el asesinato, el pueblo seguía trayendo sus ofrendas al Templo. Dios no se dejó engañar por sus actos externos de piedad. Rechazó sus «ofrendas sin valor», diciendo: «¡No tolero iniquidad y asamblea solemne!» (v. 13b). En algunas traducciones, la palabra ‘vana’ también puede traducirse como ‘fútil’. No nos equivoquemos, el ritual o ejercicio religioso combinado con la injusticia es inservible, fútil y vano.

¿Qué dice Dios como resultado? «Cuando extiendan sus manos, esconderé Mis ojos de ustedes. Sí, aunque multipliquen las oraciones, no escucharé. Sus manos están llenas de sangre» (v. 15). Qué horror pensar que Dios no escucharía sus oraciones.

Dios odia la hipocresía, cuando decimos una cosa, pero nuestras acciones se apartan mucho de nuestras palabras. Cuando asumí el liderazgo de Puentes para la Paz, un sabio consejero me dijo: «Becky, dondequiera que vayas, llevarás a la líder de Puentes para la Paz«. Todas las personas que conocería juzgarían a la organización por mis acciones y mi carácter. De manera similar, dondequiera que vaya el pueblo de Dios, hagan lo que hagan, quienes los observan formarían opiniones respecto a la fe y a Dios. Dios odia la hipocresía porque se supone que Su pueblo debe reflejar Su carácter a un mundo quebrantado y sin esperanza. Dios siempre es fiel a Su Palabra. No hay nada falso en Él, pero los incrédulos forman opiniones sobre Él basándose en sus seguidores. Como sabemos, estas opiniones no siempre se basan en la verdad.

En el pensamiento judaico, hay dos frases que describen cómo representamos a Dios: kiddush HaShem y hillul HaShem. La primera significa la santificación del nombre de Dios y la segunda la difamación del nombre de Dios. Esto se origina en la Biblia, «Así, pues, guardarán Mis mandamientos y los cumplirán. Yo soy el SEÑOR. No profanarán Mi santo nombre, sino que seré santificado entre los israelitas. Yo soy el Señor que los santifico, que los saqué de la tierra de Egipto para ser su Dios. Yo soy el SEÑOR» (Lev 22:31-33). La idea es que debemos actuar intencionalmente de tal manera que el nombre de Dios y Su reputación brillen.

A Dios le enfureció que en la época de Isaías la apariencia de la gente fuera religiosa, mientras que sus acciones eran malvadas. Incluso les dijo que no escucharía sus oraciones. Pero la historia no termina ahí.

Nuestro bondadoso Señor siempre da una vía de escape. Isaías recoge las palabras: «Lávense, límpiense, quiten la maldad de sus obras de delante de Mis ojos. Cesen de hacer el mal. Aprendan a hacer el bien, busquen la justicia, reprendan al opresor, defiendan al huérfano, aboguen por la viuda» (1:16-17).

Algunos cristianos que lean esto podrían decir: «Bueno, Becky, eso era en los tiempos del ‘Tanaj’. Ahora estamos bajo la gracia«. Estoy de acuerdo, estamos bajo la gracia, sin embargo, también lo estaban los de la época del Tanaj. Dios nunca cambia. Siempre ha sido un Dios de misericordia y gracia. En realidad, algunos dicen que Israel está recibiendo el juicio de Dios, un juicio que creen que esta nación se merece desde hace mucho tiempo. Pero las Escrituras nos dicen que el juicio comienza en la casa del Señor. Para nosotros como cristianos, esa es la Iglesia. Entonces, ¿qué nos está diciendo Jesús?

¿Que dijo Jesús? 

«Así brille la luz de ustedes delante de los hombres, para que vean sus buenas acciones y glorifiquen a su Padre que está en los cielos” (Mt 5:16). Una vez que entablamos una relación con el Señor, tenemos el privilegio de dejar que nuestra vida refleje esa realidad a través de nuestras palabras y nuestros hechos. Así, los que no tienen esperanza y los que sufren verán la verdadera naturaleza misericordiosa de nuestro Dios. No deberían poder ver obras de oscuridad en nuestras vidas.

Podría escribirles más sobre este tema basado en los Evangelios, pero pasemos a las epístolas.

Judas

Existe una similitud entre Isaías 1 y el libro de Judas. La más evidente es que se vuelve a citar a Sodoma y Gomorra. Los lectores saben inmediatamente que está en juego el juicio de Dios sobre la humanidad rebelde y pecadora. Los expertos creen que Judas escribió alrededor del año 60 d.C., cuando Nerón gobernaba en Roma. La moralidad del Imperio Romano en aquella época está bien documentada. La referencia a Sodoma y Gomorra sin duda habría resonado entre los lectores de Judas. Era una época inmoral y peligrosa.

La breve epístola de Judas advierte a los creyentes que vigilen a la congregación, con palabras como «luchar ardientemente por la fe que de una vez para siempre fue entregada a los santos» (v. 3). Parece que elementos impíos se habían colado entre ellos. «Pues algunos hombres se han infiltrado encubiertamente, los cuales desde mucho antes estaban marcados para esta condenación, impíos que convierten la gracia de nuestro Dios en libertinaje, y niegan a nuestro único Soberano y Señor, Jesucristo [Yeshúa el Mesías]» (v. 4). Judas se extiende en describir a estas personas, terminando con las palabras, «Estos son murmuradores, criticones, que andan tras sus propias pasiones. Hablan con arrogancia, adulando a la gente para obtener beneficio» (v. 16).

Una representación de la destrucción de Sodoma y Gomorra

Judas recuerda a sus lectores las palabras de los apóstoles: «En los últimos tiempos habrá burladores que irán tras sus propias pasiones impías. Estos son los que causan divisiones.  Son individuos mundanos que no tienen el Espíritu” (v. 18-19). Dios odia la hipocresía de este tipo, porque el mundo observador ve las acciones de la Iglesia y descarta a Dios.

Siguiendo el modelo de Isaías, Judas orienta a sus lectores. “Pero ustedes, amados, edificándose en su santísima fe, orando en el Espíritu Santo, consérvense en el amor de Dios, esperando ansiosamente la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna. Tengan misericordia de algunos que dudan” (v. 20-21).

Santiago

Estoy convencido de que todos deberíamos leer con frecuencia el libro de Santiago. Es tan claro y práctico. Santiago habla del hecho de que no sólo debemos creer, sino también poner en práctica nuestra fe: «Sean hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos» (1:22).

Pablo

Al final del libro de Romanos, Pablo exhorta a los creyentes: Y no se adapten a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable y perfecto” (v. 2). Un poco más adelante en el capítulo Pablo da una lista de cómo podemos vivir de una manera piadosa, que es similar a la lista de Isaías. Dice: «El amor sea sin hipocresía; aborreciendo lo malo, aplicándose a lo bueno. Sean afectuosos unos con otros con amor fraternal; con honra, dándose preferencia unos a otros. No sean perezosos en lo que requiere diligencia. Sean fervientes en espíritu, sirviendo al Señor, gozándose en la esperanza, perseverando en el sufrimiento, dedicados a la oración, contribuyendo para las necesidades de los santos, practicando la hospitalidad… No seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien» (Rom 12:9-13, 21).

El mundo de hoy

Al igual que en los tiempos de Isaías y el Imperio Romano, nuestro mundo está profundamente perturbado. Muchos eligen satisfacer sus propios deseos en lugar de buscar al único Dios verdadero. Las sociedades modernas se burlan de Dios y de Su Palabra. Sí, la situación es desconsoladora. Muchos líderes cristianos hoy en día vuelven a hacer referencia a las similitudes con Sodoma y Gomorra. Pueden estar seguros de que Él no se agrada. ¡No obstante, Dios! Tal como en las otras instancias mencionadas en este escrito, Dios en Su misericordia siempre da una alternativa. Depende de nosotros elegir caminar en Su luz; elegir hacer el bien. Él nos pide a nosotros, sus seguidores, que mostremos al mundo sin esperanza esa alternativa. Creo que la falta de esperanza en el mundo es indicativa de una falta de sintonización con Dios y Sus caminos.

Concluyo con la instrucción del apóstol Pablo a los creyentes de Éfeso. «Por esta razón dice: Despierta, tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo. Por tanto, tengan cuidado cómo andan; no como insensatos sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Así pues, no sean necios, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor. Y no se embriaguen con vino, en lo cual hay disolución, sino sean llenos del Espíritu. Hablen entre ustedes con salmos, himnos y cantos espirituales, cantando y alabando con su corazón al Señor. Den siempre gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a Dios, el Padre. Sométanse unos a otros en el temor de Cristo» (Ef 5:14-21).

Oro para que Dios mire nuestros esfuerzos y vea que traen gloria a Su nombre. Que Él no declare nuestras ofrendas «vanas». Por favor, sigue orando por el pueblo y la nación de Israel. Cuando nos levantamos a favor de Israel, estamos atentos al corazón de Dios: El Dios de Abraham, Isaac y Jacob.

 

Traducido por Ileana Martínez – Voluntaria en Puentes para la Paz

 

Bibliografía

“Kiddush Ha-Shem and Ḥillul Ha-Shem.” Jewish Virtual Library. https://www.jewishvirtuallibrary.org/kiddush-ha-shem-and-x1e24-illul-ha-shem

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