Por Amor a la Torá

por: Charleeda Sprinkle, Editora Asistente

Mikhail Levit/ Shutterstock.com

¡O, si amásemos más la Palabra de Dios! El salmista escribe con pasión: «Mejor es para mí la ley de Tu boca que millares de monedas de oro y de plata…¡Cuánto amo Tu ley! Todo el día es ella mi meditación» (Salmo 119:72, 97). Tristemente, la Iglesia se queda corta en la lectura bíblica diaria, según varias encuestas recientes. Y una encuesta halló que los que leen la Biblia diariamente ¡la leen menos de ocho minutos al día!

Poco después de haber leído sobre esas encuestas decepcionantes, recibí un fascinante artículo publicado en The Jerusalem Post titulado: «Estudiando la Biblia con Bibi,» quien es el Primer Ministro israelí Benjamín Netanyahu. Justo antes de Shavuot (Pentecostés), Netanyahu se reunió con 16 rabinos, eruditos, arqueólogos y lingüistas bíblicos para realizar un estudio del libro de Rut, que se lee tradicionalmente todos los años en esa época.

Netanyahu sigue el ejemplo de dos previos primeros ministros que regularmente auspiciaban estudios bíblicos: David Ben-Gurión y Menájem Begin. Cuán bendecido es Israel de que su Primer Ministro diga en estos tiempos:

Primer Ministro Benjamin Netanyahu Foto por Isranet

«La Biblia es el fundamento de nuestra existencia. Unifica al pueblo judío, así como lo ha hecho por muchas generaciones. No sólo sirve como fundamento, sino también como mapa y compás. La Biblia es siempre relevante para los problemas y retos de hoy día. Nos inspira; es fuente de vida para nuestro pueblo, y creo que es importante que fomentemos el estudio de la Biblia y el amor hacia la Biblia en todas partes de la nación.»

¡Cuánto deberíamos seguir la recomendación de Bibi y convertir eso en nuestra prioridad!

Para el pueblo judío, la Torá podría referirse simplemente a los primeros cinco libros de la Biblia (Génesis a Deuteronomio) o a toda la Escritura Hebrea (nuestro Antiguo Testamento). La palabra Torá usualmente se traduce como «ley,» que es lamentable porque da la impresión de que la Palabra de Dios, o la mayor parte de ella, no es más que un conjunto de leyes y reglamentos. Una mejor traducción del término hebreo sería «dirección o instrucción.»

Lilly Rosen-Zohar/Shutterstock.com

Jeff Benner, fundador del Centro para Investigación de Hebreo Antiguo, explica: «Cuando un padre enseña a su hijo una nueva tarea, y éste demuestra la disposición de aprender, pero no capta plenamente la enseñanza, el padre no castiga al hijo sino que lo anima y fortalece la enseñanza. La Torá de Dios son Sus enseñanzas dadas a Sus hijos con amor para animarles y fortalecerles.»

La raíz para el sustantivo Torá es la forma verbal de yará, que significa «señalar» o «encaminar.» De esa manera, la Torá de Dios nos señala el camino hacia la vida y nos preserva de caminos que conducirían a la destrucción de nuestras almas (Sal. 119:50, 93). Para los cristianos, el Nuevo Testamento también es parte de la «instrucción» de Dios que nos señala el camino. Con eso en mente, he escogido el título para este estudio, refiriéndome a toda nuestra Biblia. Sin embargo, el 59% de la Biblia consiste de Escritura hebrea, que no tendríamos hoy si no fuese por el pueblo judío..

Preservación de la Torá

Foto: Isranet

Cuán agradecidos debemos estar con el pueblo judío por haber preservado la integridad de la Biblia desde tiempos de Moisés. El mundo no comprende cuán meticulosamente hicieron eso hasta que descubrieron los rollos del Mar Muerto en 1947 y 1956. Anteriormente, las copias más antiguas sólo eran del año 915 d.C. Los Rollos del Mar Muerto datan de casi 1,000 años antes de eso. Asombrosamente, encontraron muy poca diferencia entre esas copias y la Biblia Hebrea moderna. Eso se debe a unas reglas muy estrictas que han seguido los escribas de la Torá, descritas en parte en el sitio Web de The Virtual Bible Museum [El Museo de la Biblia Virtual]:

Foto: Eddelene Marais

«Aunque la mayoría de los escribas se aprendían las Escrituras de memoria, no se les permitía escribir una sola palabra de memoria. Deberían usar el texto «tikkun,» o perfecto, que fue pasado desde generaciones anteriores. Cada palabra tenía que ser corroborada con copias más viejas, y luego la escribían. Una vez que el pedazo de pergamino estaba completo, las letras, las palabras y los párrafos tenían que ser contados y salir idénticos al documento original. Cada letra tenía que ser clara y legible, y ninguna letra podía tocar la próxima. Si tuviese un solo error, la página entera tenía que volverse a copiar.

Foto: Eddelene Marais

Luego, cuando el pergamino estaba perfecto, tenía que ser chequeado por tres rabinos antes de que se cociera a otros pedazos de pergamino para formar el rollo entero de la Torá. Un rollo de la Torá consiste de cómo 250 páginas de pergamino y, si se desenrollase completamente, ¡podría medir como 100 yardas [91 metros] de largo! Aún cuando el rollo ya estaba finalizado, era revisado nuevamente en 30 días. Si una o dos páginas tuviesen errores, esos errores serían corregido y el rollo podría ser usado. Pero si tres o más pergaminos tuviesen errores, el rollo no sería apto para uso y ¡tendría que copiarse todo de nuevo!

Si un rollo se pusiese viejo y desgastado, su uso sería descontinuado dada la posibilidad de que alguien la usara para hacer copias, corriendo el riesgo de cometer algún error debido a letras desgastadas o manchadas.»

Los escribas aprendían a formar cada letra de manera uniforme, y no según la ortografía personal del escriba, para evitar que otros copistas no la pudieran leer. Ese método tan escrupuloso de copiar las Escrituras nos debe hacer apreciar y valorar mucho más los primeros 39 libros de nuestra Biblia. Por otro lado, los cristianos también han pagado un alto precio para darnos la Palabra de Dios. Muchos de los primeros traductores de la Biblia a otros idiomas fueron asesinados, muchos traductores modernos han pasado gran parte de sus vidas entre poblaciones extrañas para darles la Biblia en su propio idioma, y otros han contrabandeado Biblias a lugares donde han sido prohibidas.

Reverencia por la Torá

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La Torá no sólo fue copiada con gran diligencia, sino también con gran reverencia. El sitio Web anterior añade lo siguiente:

«Los escribas tenían que hablar y cantar a voz audible cada palabra mientras escribían. Lavaban sus manos antes de cada sesión, no sólo para que estuviesen limpias, sino para preparar su corazón y mente para realizar el acto sagrado de redactar la Palabra de Dios. También oraban antes de cada sesión…Pero cuando escribían la palabra ‘Jehová,’ el nombre de Dios, el escriba tenía que lavar la pluma y bañar su cuerpo entero en un ‘mikvé,’ un estanque natural de agua corriente.»

Aunque existen prensas en la actualidad, todos los rollos de la Torá son copiados a mano por escribas siguiendo las mismas reglas de tiempos antiguos. Les toma por lo menos un año copiar los cinco libros, y el rollo podría costar como $10,000 o más, así que una Torá es la posesión más preciada de una sinagoga.

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La palabra Torá es femenina, así que es tratada como una novia. Varias veces he presenciado la alegre procesión en la calle, dirigida por el rabino y los miembros de una sinagoga, mientras recorren el vecindario luego de haber comprado o recibido un nuevo rollo de la Torá. Un camión muy decorado en luces, y una enorme corona alumbrada en la parte superior, abre el camino lentamente. Va acompañado de alegre música para que las personas salgan de sus hogares a la calle. Luego, el rollo de la Torá va detrás, bajo un dosel o toldo, con hombres danzando alrededor.

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Cada rollo está protegido por una fina cubierta de seda o terciopelo, o un estuche labrado de oro o plata. Encima lleva un adorno de plata y una corona de plata. Las asas de madera también llevan adornos de plata con campanitas, parecidas a las que usaban los sumos sacerdotes sobre su ropa (Éx. 39:8-26). Cuando remueven un rollo del arca (armario), la congregación se para en reverencia. Un hombre entonces carga el rollo tiernamente alrededor de la sinagoga, y los miembros de la congregación lo pueden tocar y besar. Ellos no adoran la Torá, sino que reconocen su santidad y expresan su amor hacia ella.

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Cuando se termina el año del calendario judío, el mundo judío también finaliza su lectura de Génesis a Deuteronomio. Los hombres danzan abrazando el rollo en las sinagogas y en las calles. La celebración pública de Jerusalén permite que cristianos y judíos dancen juntos con gran gozo por la Torá, lo que nos recuerda cómo David danzó cuando llevó el Arca del Pacto a Jerusalén.

Se honra la Palabra de Dios no sólo durante los servicios en la sinagoga y fiestas especiales, sino a lo largo de todo el día. Ellos besan la Torá cuando entran y salen de una habitación o edificio al tocar la mezuzá, una pequeña caja fijada en el marco de las puertas que contiene porciones de las Escrituras (Deut. 6:8 y 22:12). Los hombres «llevan encima» la Palabra de Dios cuando se ponen el manto de oración sobre la cabeza (talit) y las cajas de las Escrituras sobre la frente y el brazo durante las oraciones matutinas (tefilin). Los flecos y la forma de amarrarlos, a veces denominado como las Escrituras en tela, son símbolo de las 613 leyes de la Torá.

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El judío ortodoxo considera que no orar con tefilin por la mañana es señal de falta de respeto a Dios. De la misma manera que un soldado no debe aparecer ante su oficial de mando sin uniforme, ningún súbdito debe aparecer ante el Rey del Universo sin la apropiada vestimenta. Por esa razón, los hombres ortodoxos se lavan y se visten antes de ponerse el tefilin.

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Recitan una hermosa porción de la Biblia mientras amarran la tira de cuero de su tefilin alrededor de la mano y los dedos en forma de la letra shin, la letra hebrea que representa a El Shaddai (Dios Todopoderoso). Dicen: «Te desposaré conmigo para siempre; sí, te desposaré conmigo en justicia y en derecho, en misericordia y en compasión; te desposaré conmigo en fidelidad, y tú conocerás al SEÑOR» (Oseas 2:19-20). ¿Puede imaginarse a sí mismo recitando ese verso todas la mañanas al Señor?

Todos esos actos les recuerda quiénes son, que son un pueblo bajo pacto con Dios, y que deben andar según las instrucciones de Dios dondequiera que vayan y con todo el que se encuentren. Los cristianos tenemos mucho que aprender de nuestros amigos judíos respecto a su reverencia hacia la Palabra de Dios.

El Estudio de las «Instrucciones» de Dios

El amor y la reverencia a la Biblia es lo que nos motiva a leerla, ¿pero cuántos de los cristianos la estudian de verdad? Aquí también los judíos nos pueden servir de ejemplo.

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De entre el pueblo judío, los ortodoxos son los más estudiosos de la Torá, y muchos pasan toda su vida en estudio. Sin embargo, no sólo los que deseen ser rabinos pueden estudiar en una yeshivá (o centro de estudio), incluyendo algunas mujeres, en ciertas ocasiones. Los cristianos pensamos que el estudio judío se centra meramente en «la letra de la ley,» pero según un maestro de la Torá judío, eso no es cierto. «El estudio de la Torá debe hacerse en el espíritu correcto…es esencial que se capte el Espíritu de la Torá, no simplemente la letra. Porque la letra de la ley produce una obediencia seca y carente de significado, pero cuando el espíritu es captado, crecemos para amar y obedecer con gozo las leyes de Dios, que es la única manera aceptable de vivir la Torá

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Una de las oraciones que recitan cada mañana dice: «Que sea Tu voluntad…Dios nuestro…que nos acostumbres a Tu Torá y nos apegues a Tus mandamientos.» ¡Qué petición más hermosa, de estar apegado a la Palabra de Dios! El Dr. John Garr, fundador y director ejecutivo de la Fundación Restauración, escribe que para el judío, el estudio de la Torá es «la forma más elevada de adoración…no es estudiar para comprender; es estudiar para hacer.» Y ese es el propósito del estudio: aplicarlo a la vida diaria. Si no estudiamos, no sabremos cómo vivir. Sin embargo, si no sabemos cómo estudiar adecuadamente, llegaremos a respuestas erróneas.

Muchos cristianos que no estudian la Biblia regularmente dicen, con cierta validez, que no la leen porque es muy difícil de comprender. ¿Cuántos libros escritos hace 2,000 ó 3,000 años ha leído usted recientemente? El hecho de que la podamos leer en nuestro propio tiempo e idioma es asombroso. Y un libro tan antiguo requiere ser leída de manera diferente a cualquier otro libro. Miremos algunos versos que nos deben animar en esa tarea.

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Qué es la Palabra…Hebreos 4:12 – «Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir los pensamientos y las intenciones del corazón.» Ningún otro libro representa una palabra «viva.» Ningún otro libro puede penetrar hasta el alma y el espíritu hasta llegar al centro del hombre para detectar los pensamientos, las motivaciones y las emociones del ser humano. Ningún otro libro puede llegar hasta la duda y la incredulidad.

Éste no es un simple libro, sino una espada. Charles Spurgeon se imaginaba que David valoró grandemente la espada que usó para decapitar a Goliat porque tenía la mancha de la sangre de Goliat. Nuestra «espada» tiene la mancha de sangre de Otro (de Yeshúa o Jesús), así que debemos valorarla grandemente y usarla con mucho cuidado.

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Qué hace la Palabra…2 Timoteo 3:16-17 – «Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra.» Debemos recordar que cuando se escribió ese verso en el primer siglo, la «Escritura» a la que se refería Pablo era la Ley, los Salmos y los Profetas, nuestro Antiguo Testamento. Pablo decía que toda la Palabra de Dios (casi el 59% de la Biblia, la que muy pocos cristianos leen) ¡nos hace perfectos y aptos para hacer cualquier cosa que nos pida el Señor!

Fíjese lo que perdemos si no estudiamos la Biblia: enseñanza doctrinal (las verdades fundamentales de las escrituras), reprensión (nos convence de nuestro error), corrección (nos endereza o restaura) e instrucción en justicia (adiestramiento repetitivo para lograr cambio en conducta). Recuerde, ¡todo eso lo podemos encontrar en el Antiguo Testamento! Y en el año 397 d. C., la Iglesia también reconoció los libros del Nuevo Testamento como Palabra de Dios. Además, en 2 Pedro 3:15-16, Pedro sitúa las cartas de Pablo al mismo nivel de las Escrituras Hebreas. Así que, con toda esa Escritura junta, tenemos una poderosa herramienta en nuestras manos.

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Cuál es nuestra responsabilidad…2 Timoteo 2:15 – «Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad.» Eso significa que debemos esforzarnos diligentemente en el estudio de la Palabra. La palabra griega para «diligencia» implica ser celoso, persistente, intenso, ferviente o dedicado. Eso también es reafirmado por el término «obrero.» El estudio puede ser laborioso; requiere diligencia para comprenderla, y no una mera lectura de ocho minutos al día.

Regularmente, nuestros textos en español traducen ese término griego como «manejar con precisión» o «trazar bien» la Palabra de verdad, pero la palabra original significa «cortar rectamente.» Puede aludir a cortar o trazar un camino derecho, como cuando uno corta una tela en línea derecha para que las piezas se puedan unir de manera apropiada. Si no interpretamos la Palabra de Dios correctamente, no se parecerá a la verdad que Dios intencionalmente expresó en las Escrituras. Debemos manejarla con precisión en lugar de torcerla y sacarla de contexto para que diga lo que nosotros queremos que diga. Interpretaciones erróneas producen herejías y falsas religiones. Si las personas siguen enseñanzas humanas equivocadas, pueden ser conducidas por caminos desviados, pensando que siguen la verdad.

CÓMO ESTUDIAR LA BIBLIA

Quiero terminar con algunas sugerencias generales para ayudar a los que no estén muy acostumbrados al estudio de la Biblia.

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1. Elabore un plan de estudio bíblico. Usted tendrá más probabilidad de leer o estudiar la Biblia si tiene un plan. Existen muchos planes de estudio en el Internet, o puede conseguir uno de algún ministerio cristiano, para que pueda conducir su estudio diario. También puede leer toda la Biblia en orden cronológico desde Génesis a Apocalipsis, lo que es una buena manera de adquirir un cuadro completo de la Biblia, y puede dejar los estudios tópicos para luego.

Aunque muchos estudios se basan en leer toda la Biblia en un año, eso podría ser demasiado contenido para los recién iniciados. Si uno no logra hacer la lectura de ese día, uno se podría atrasar y se le haría demasiado difícil recuperar el ritmo, haciendo que uno se desanime y abandone la lectura totalmente. Es mejor leer al ritmo de uno mismo. Lo importante no es cuánto uno logra leer, sino cuánto uno puede sacar de la lectura. Uno podría leer varios capítulos en un día, o sólo varios versos la próxima vez. Cuando sienta que el Espíritu Santo le esté hablando, deténgase a escuchar, y tome el tiempo para meditar en lo que aprende o investíguelo un poco más.

2. Compre una Biblia de Estudio. Una buena Biblia de estudio incluirá una concordancia, mapas, ilustraciones, diagramas, referencias relacionadas, introducciones de cada libro y comentarios. La versión Reina Valera Gómez de 2010 es fidedigna a los idiomas originales, además de la Nueva Biblia de los Hispanos (NBLH) y la Nueva Versión Internacional (NVI), las que también tienen un vocablo más parecido al moderno. Algunas otras versiones son paráfrasis y no traducciones literales. Son más fáciles de leer pero no son buenas para hacer estudios serios.

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3. Conozca las reglas generales para hacer una interpretación correcta. Como la Biblia es un libro antiguo, debemos comprenderla según el tiempo en que fue escrita. Debemos comprender su lenguaje, cultura, historia y geografía, y no leerla según la mentalidad del siglo 21. Puentes para la Paz ha producido una colección de estudios de interpretación bíblica que le pueden ayudar en su estudio, accesibles en nuestro sitio de Internet. También encontrará mucha otra ayuda en el Internet si hace una búsqueda bajo «Cómo estudiar la Biblia.»

David Pawson is an excellent teacher from the UK who has taught in Jerusalem during the Feast of Tabernacles. His “How to Study the Bible” class on video can be found at davidpawson.org. His book, Unlocking the Bible, is an excellent guide for reading through the Bible; it’s not a commentary but provides thorough overviews of each book of the Bible.

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4. Consiga las herramientas necesarias. Existen numerosos maestros y comentaristas bíblicos, pero le quiero animar a estudiar la Biblia por su cuenta. No hay nada más emocionante que descubrir las verdades «escondidas» luego de indagar más profundamente en el texto. De la misma manera en que un carpintero requiere herramientas para su labor, nosotros también necesitamos las nuestras. Conozca cuáles son: léxicos, Biblias interlineales, Biblias tópicos, atlas, etc. Casi todos se pueden encontrar en el Internet de gratis, así que no necesita invertir en una costosa biblioteca.

5. Permita que la Biblia le hable por sí misma. Ponga a un lado su propia teología y sus previas opiniones, y esté dispuesto a cambiarlas, si la Biblia le dice otra cosa. No use la Biblia para corroborar sus propias ideas.

6. Dependa del Espíritu Santo para que sea su maestro. «Pero el Consolador, el Espíritu Santo,…Él les enseñará todas las cosas…» (Juan 14:26). Si lo invita, puede confiar que el Espíritu Santo le acompañe y le enseñe. Haga una oración, como el Salmo 119:18, antes de que abra su Biblia: «Abre mis ojos, para que vea las maravillas de Tu ley.» Aunque los comentarios y las enseñanzas de otros son muy buenas, no dependa de ellos. Primero procure todo lo que el Espíritu Santo le pueda enseñar, con la ayuda de sus herramientas, y luego consulte los comentarios para ver si le pueden añadir luz a lo que usted no entendió por su propia cuenta, y compárelo con sus propios hallazgos. (Siempre use más de un comentario, para obtener una variedad de interpretaciones.)

Foto por IAA

¿Está listo a salir en busca de tesoro? En 2010, unos arqueólogos encontraron una vasija de cerámica en Meguido llena de tierra, y la enviaron a limpiar y analizar. Hace unos meses, cuando removieron toda la tierra, encontraron un botín lleno de tesoro en plata y oro, algunas cosas sin paralelo. Eso es lo que es un buen estudio bíblico: el descubrimiento de un tesoro escondido.

«Me regocijo en Tu palabra, como quien halla un gran botín» (Sal. 119:62). Una vez que haya experimentado lo que el Espíritu Santo le puede ayudar a descubrir, nunca querrá volver a una lectura somera de la Palabra.

 

(Traducido por Teri S. Riddering,
Coordinadora Centro de Recursos Hispanos)

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Bibliografía

Benner, Jeff A. “Ancient Hebrew Word Meanings: Law-torah.” Ancient Hebrew
Research Center. http://www.ancient-hebrew.org/27_law.html
“Hebrews 4:12.” http://preceptaustin.org/hebrews_412.htm#4:12
Pawson, J. David. Unlocking the Bible. London: HarperCollins Publishing, 2007.
The Virtual Bible Museum: Experience the Bible. “The History of the Bible: Part II:
Hebrew Scriptures.”
http://www.biblemuseum.net/virtual/history/ancient2.htm
Wikipedia. “Sefer Torah.” http://en.wikipedia.org/wiki/Sefer_Torah

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