¿Por qué Defender a Israel?

por: Rebecca J. Brimmer, Presidenta Ejecutiva Internacional

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Mientras visito iglesias para compartir sobre Puentes para la Paz alrededor del mundo, tengo la oportunidad de conocer a cristianos con trasfondos culturales muy diversos. Como esta organización es interdenominacional, recibo invitaciones para hablar en iglesias de todas las denominaciones. A menudo, personas se me acercan para decir que no comprenden por qué defendemos tanto a la nación y el pueblo de Israel. En este estudio, deseo compartir con ustedes algunas razones por las cuales es muy importante defender a Israel.

Dios Escogió a Abraham

Todo comenzó cuando Dios escogió a un hombre llamado Abram. “Y el SEÑOR dijo a Abram: Vete de tu tierra, de entre tus parientes y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré. Haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y al que te maldiga, maldeciré. Y en ti serán benditas todas las familias de la tierra” (Gén. 12:1-3).

Abram (cuyo nombre luego fue cambiado a Abraham) vivió durante una época cuando se adoraba a muchos dioses. Había dioses de la fertilidad, lluvia, fuego y guerra. Se oraba al dios que mejor suplía la necesidad del momento. Si llovía mucho, era porque les favorecía el dios de la lluvia. Si sufrían de sequía, era indicación de su ira. Casi siempre evaluaban a los dioses por la manera en que trataban a sus seguidores.

Conocemos muy poco acerca de la niñez de Abraham, pero está claro que se crió entre una sociedad pagana e idólatra. Una de las muchas historias rabínicas sobre los primeros años de Abram dice que su padre, Taré, era un fabricante de ídolos. El cuento narra cómo Abram se sintió desilusionado con esos ídolos y decidió seguir a Dios. Sin embargo, la Biblia lo narra un poco diferente. Claramente, fue Dios quien escogió a Abram. Estoy segura que su encuentro con Dios debió ser muy transformador, según vemos por sus consecuentes actos. Cuando Dios llamó a Abram, éste le obedeció y dejó atrás sus parientes, pueblo y nación para ir muy lejos. Eso no fue nada sencillo. ¡Yo lo sé por experiencia propia! Mi esposo y yo hicimos eso cuando nos mudamos a Israel, pero teníamos la ventaja de saber a dónde íbamos. Abram recogió a su esposa, su nieto, sus posesiones y sus sirvientes, y se aventuró hacia una tierra que desconocía. Abram era un hombre de fe, a quien luego Dios llamó “Mi amigo.”

“Pero tú, Israel, siervo mío, Jacob, a quien he escogido, descendiente de Abraham, mi amigo; tú, a quien tomé de los confines de la tierra, y desde sus lugares más remotos te llamé, y te dije: «Mi siervo eres tú; yo te he escogido y no te he rechazado:» No temas, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de mi justicia” (Is. 41:8-10). “Y se cumplió la Escritura que dice: y Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios” (Sant. 2:23).

A los cristianos se nos hace fácil aceptar que Dios se interese en una persona específica. Después de todo, se interesó en nosotros. Lo que es más difícil de entender es Su razón por llevar a Abram a esa tierra tan lejos de su hogar.

Dios escogió la Tierra de Israel

¿Por qué Dios se interesó en la Tierra de Israel, o Canaán, como se llamaba en aquel entonces? ¿Por qué Abram no pudo adorar a Dios en su propia tierra? Dios llamó a Abram y prometió bendecir al mundo a través suyo, pero para poder hacer eso efectivamente, tenía que mover a Abram al lugar donde las grandes naciones del mundo antiguo hicieran contacto. Dios quería que todas las naciones politeístas le conocieran, al Poderoso Creador, al único Dios verdadero. Por eso, tomó a un hombre de fe quien estaba dispuesto a obedecerle, aunque no comprendiese Su plan, y lo situó en el medio del mundo antiguo. La tierra actual de Israel no es muy grande. Sólo toma como siete horas recorrerlo en auto, desde el punto más norteño hasta Eilat, la ciudad más sureña en el Mar Rojo. Toma sólo dos horas recorrerlo de este a oeste en su parte más ancha.

Pero este pequeño pedazo de tierra era como un puente entre los grandes continentes del mundo antiguo. De hecho, algunos mapas antiguos ilustran a Jerusalén e Israel como si fuesen el centro del mundo. Hay desiertos inhóspitos hacia el este, y tiene el Mar Mediterráneo al oeste. Vía Maris (o “el Camino del Mar”) era la principal carretera en esos tiempos. Los ejércitos tomaban esa ruta cuando querían hacer guerra, y los comerciantes pasaban por allí cuando querían llevar sus productos a mercados distantes. Durante tiempos bíblicos, el modo de transporte era mucho más lento que el moderno, con nuestros automóviles y aviones. Un viaje que requiera siete horas en auto hoy día, tomaba muchos días a pie o por camello. Mientras pasaban por esa región, tenían contacto con un pueblo que adoraba un solo Dios. Escuchaban acerca de Su poder milagroso, y tenían la oportunidad de creer en Él.

Por esa razón, podemos comprender por qué Dios escogió este lugar como escenario desde el cual revelarse al mundo. Escogió al pueblo judío para ser quien narre Su historia. La Biblia fue escrita por hombres judíos inspirados por el Espíritu Santo. Actualmente, a una distancia de miles de kilómetros y miles de años desde los eventos bíblicos, billones de personas han sido impactadas espiritualmente, influenciando así sus sociedades y culturas con los valores y principios impresos en esas páginas sagradas.

Dios ama a Israel

La Biblia frecuentemente se ha descrito como una carta de amor enviada por Dios al ser humano. Mientras la leo, veo muchos ejemplos de Su gran amor hacia los descendientes de Abraham, Su amigo fiel.

“Bendito sea el SEÑOR tu Dios que se agradó de ti para ponerte sobre el trono de Israel; por el amor que el SEÑOR ha tenido siempre a Israel, te ha puesto por rey para hacer derecho y justicia”

“Se ha acordado de su misericordia y de su fidelidad para con la casa de Israel; todos los términos de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios”

“Porque el SEÑOR ha escogido a Jacob para sí, a Israel para posesión suya”

“No temas, Sion; no desfallezcan tus manos. El SEÑOR tu Dios está en medio de ti, guerrero victorioso; se gozará en ti con alegría, en su amor guardará silencio, se regocijará por ti con cantos de júbilo”

En su libro Mi Experiencia con Dios, Henry Blackaby dice que debemos averiguar lo que Dios está haciendo y preguntarle cómo quiere que nos involucremos. Siempre me sorprende cuando encuentro cristianos quienes dicen amar a Dios, pero no comprenden el compromiso y continuo interés que Dios tiene respecto a Israel y el pueblo judío.

Nuestro Salvador era Judío

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Yo me pregunto cuántos seremos sorprendidos cuando veamos a Yeshúa (Jesús) cara a cara. Nos hemos criado con un dibujo imaginario de Jesús en las paredes o en las iglesias. La mayoría de los artistas pintan a un Jesús casi europeo. Lo más probable es que Yeshúa no se parecía nada a eso. Era judío, semita, y probablemente tenía la tez oscura, cabello oscuro y quizás hasta rizado, con ojos oscuros. Las imágenes también lo hacen ver débil. Yo no creo que era débil en lo absoluto. Caminaba de lugar en lugar por toda la Tierra con Sus discípulos. La topografía de Israel es muy accidentada, con montes y rocas de grandes elevaciones y profundos abismos. El trayecto entre Galilea y Jerusalén es una difícil caminata. Por otro lado, Yeshúa era carpintero. La palabra griega tekton se puede traducir como carpintero, como también como artesano o constructor. Algunos creen que Yeshúa posiblemente trabajaba en piedra en vez de madera, ya que eso era más común en dicha región. De cualquier manera, ambos oficios requerían fuerza y destreza. Yo pienso que Yeshúa era verdaderamente musculoso, ¡un hombre fuerte y valiente!

Considere lo siguiente: Yeshúa ha sido el único en la historia quien ha podido escoger su familia, y quiso nacer judío. Otro hecho que muchos ni siquiera han considerado es que Yeshúa jamás fue cristiano. Nació dentro de una familia piadosa judía, vivió Su vida en obediencia a la Torá (Génesis a Deuteronomio), usó un manto de oración, adoró en sinagogas y en el Templo, y vivió entre el pueblo judío. Nunca entró a una iglesia.

Mi padre, el Dr. David Allen Lewis (de bendita memoria), acostumbraba preguntar a cristianos: “¿Cómo puede usted decir que ama a Jesús, quien era judío, y a la vez odiar a los judíos?” Creo que es una pregunta muy válida. Cuando una persona se casa, no sólo es bendecida con un esposo o una esposa, sino que también es bendecida con una nueva familia. ¡Los padres de su esposo serán los abuelos de sus hijos! Ninguna esposa recién casada le dice a su esposo: “Querido, yo te quiero a ti, pero no me interesa ser parte de tu familia. No los quiero ver muy a menudo.” Si habla así a su nuevo esposo, él podría creer que realmente no le ama. Cuando se ama a alguien, se ama también a quienes esa persona ama. Ciertamente, si amamos a nuestro Mesías (Cristo) judío, debemos amar también a Su familia en la carne, al pueblo judío

Dios Aún Trabaja en Israel

Como mencioné previamente, Israel es el escenario donde Dios escogió para revelarse al mundo como el único Dios verdadero. Todavía no he encontrado un cristiano que niegue ese hecho histórico. Sin embargo, muchos aún no quieren reconocer que Israel es muy importante para Dios. Ahora, 2,000 años después de los eventos del Nuevo Testamento y sobre 3,000 años luego de los eventos del Antiguo Testamento, Israel es irrelevante para muchos cristianos. Pero Dios aún se está revelando al mundo por medio de Israel, en cumplimiento de Sus antiguas promesas. Dios comprueba ser fiel y verdadero para con nosotros también, a pesar de que no lo merezcamos. “Cuando llegaron a las naciones adonde fueron, profanaron mi santo nombre, porque de ellos se decía: ‘Estos son el pueblo del SEÑOR, y han salido de su tierra.’ Pero yo he tenido compasión de mi santo nombre, que la casa de Israel había profanado entre las naciones adonde fueron. Por tanto, di a la casa de Israel: «Así dice el Señor DIOS: ‘No es por vosotros, casa de Israel, que voy a actuar, sino por mi santo nombre, que habéis profanado entre las naciones adonde fuisteis. Vindicaré la santidad de mi gran nombre profanado entre las naciones, el cual vosotros habéis profanado en medio de ellas. Entonces las naciones sabrán que yo soy el SEÑOR’–declara el Señor DIOS– ‘cuando demuestre mi santidad entre vosotros a la vista de ellas’” (Ezeq. 36:20-23).

Veamos algunas maneras en que Dios aún se revela al mundo hoy día por medio de Israel y del pueblo judío:

Dios Prometió Restaurar la Tierra

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“Pero vosotros, montes de Israel, echaréis vuestras ramas y produciréis vuestro fruto para mi pueblo Israel; porque pronto vendrán. Pues, he aquí, estoy por vosotros y me volveré a vosotros, y seréis labrados y sembrados… La tierra desolada será cultivada en vez de ser desolación a la vista de todo el que pasa. Y dirán: ‘Esta tierra desolada se ha hecho como el huerto del Edén; y las ciudades desiertas, desoladas y arruinadas están fortificadas y habitadas’” (Ezeq. 36:8-9, 34-35). Hace menos de 100 años, esta profecía parecía casi imposible de realizarse. Palestina (nombre que tenía la Tierra de Israel desde el segundo siglo d.C. hasta 1948) terminó desolado luego de siglos de descuido por sus terratenientes turcos. Viajeros al área se asombraban al ver la Tierra de la Biblia tan abandonada. A continuación, algunas de sus citas:

En el libro Innocents Abroad [Inocentes en el Extranjero] de Mark Twain, el autor describe ese desolado paisaje de la tierra de Palestina durante la década de 1800. (Todas las citas de Mark Twain a continuación son traducidas por esta autora.) Dijo que era “una tierra ardiente, desnuda y sin árboles.” También dijo que los poblados eran “feos, hacinados, miserables, incómodos y sucios.” Otra línea lee: “soledad deprimente; desiertos sin gente, y dunas oxidadas de esterilidad que nunca, nunca, nunca pierden la ferocidad de sus severas siluetas.” Una oración especialmente descriptiva dice: “Ese insensato poblado de Tiberias, durmiendo bajo sus seis fúnebres plumas de palma; aquel declive desolado donde los cerdos del milagro descendieron en picada al mar, y sin dudas pensaron que era mejor tragar un demonios o dos, y ahogarse como parte de la oferta, que tener que vivir más tiempo en dicho lugar.”

Nahmánides, un gran erudito judío, visitó a Israel en 1267 y describió la ciudad de Jerusalén como “desértica y desperdiciada, y Judea estaba más desolada que Galilea.” El viajante, colonizador y poeta inglés George Sandys, hijo de Edwin Sandys, arzobispo de York, informó en 1610 que la “tierra está desprovista de árboles. El país es una vasta ruina vacía.” Según el testimonio de algunos testigos, ¡había menos de 1,000 árboles e insuficiente gente para labrar la tierra! Pero si usted pudiera visitar a Israel ahora, verá un cuadro totalmente diferente. La Tierra está retornando a su previa gloria, en cumplimiento de la profecía: “Abriré ríos en las alturas desoladas, y manantiales en medio de los valles; transformaré el desierto en estanque de aguas, y la tierra seca en manantiales. Pondré en los desiertos el cedro, la acacia, el mirto y el olivo; pondré en el yermo el ciprés, junto con el olmo y el boj [cedro], para que vean y entiendan, consideren y comprendan a una que la mano del SEÑOR ha hecho esto, que el Santo de Israel lo ha creado” (Isaías 41:18-20).

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El pueblo judío comenzó a regresar a la Tierra durante el siglo 19. Reclamaron poco a poco la Tierra, y ha estado en un proceso de restauración hasta el día de hoy. Secaron los pantanos llenos de malaria, sembraron millones de árboles, irrigaron las tierras desoladas y sembraron los campos, cultivando más que suficientes productos para las necesidades de sus habitantes. La Tierra que Ezequiel una vez describió como “la más hermosa de todas las tierras” (20:6) ha sido restaurada a su previa hermosura.

Dios Prometió Traer de Regreso al Pueblo Judío

Los profetas de Israel predijeron el día en que el pueblo judío regresaría a su antigua tierra desde todos los países de su dispersión.

“Restauraré el bienestar de mi pueblo Israel, y ellos reedificarán las ciudades asoladas y habitarán en ellas; también plantarán viñas y beberán su vino, y cultivarán huertos y comerán sus frutos. Los plantaré en su tierra, y no serán arrancados jamás de la tierra que les he dado –dice el SEÑOR tu Dios” (Amós 9:14-15).

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“Cuando yo los traiga de entre los pueblos y los reúna de las tierras de sus enemigos, seré santificado en ellos ante los ojos de muchas naciones. Entonces sabrán que yo soy el SEÑOR su Dios, porque los hice ir al cautiverio entre las naciones, y después los reuní de nuevo en su propia tierra, sin dejar allí a ninguno de ellos” (Ezeq. 39:27-28).

Actualmente, sobre seis millones de judíos viven en Israel. Sobre tres millones han llegado como inmigrantes, y muchos más son hijos o nietos de esos inmigrantes. Más aún, continúan llegando cada día desde todas partes. Se estima que existen como 14 millones de judíos en el mundo y, por primera vez en 2,000 años, la porción de población judía más grande se encuentra en Israel. Dios está en el proceso de cumplir Sus promesas en traer Su pueblo de regreso a Israel.

Dios nos Llama para que nos Unamos a Él

 “Gritad con alegría por Jacob, y dad voces por la primera de las naciones; proclamad, dad alabanza, y decid: ‘Oh SEÑOR, salva a tu pueblo, al remanente de Israel.’” (Jer. 31:7). Dondequiera que usted lea el nombre de “Jacob” en las Escrituras, siempre se refiere al patriarca Jacob o al pueblo judío, nunca a la Iglesia. Por lo tanto, creo que Dios está pidiendo a los cristianos de todas partes del mundo que hagamos lo siguiente respecto al pueblo judío, según el verso citado arriba:

“Gritad con alegría por Jacob” – Regocíjese por lo que Dios está haciendo.
“Dad voces por la primera de las naciones” – Levante su voz en defensa del pueblo de Israel.
“Proclamad” – Comparta con otros lo que Dios está haciendo con Israel y el pueblo judío.
“Dad alabanza” – Alabe a Dios por ser un Dios fiel a Su pacto con Israel.
“Y decid: ‘Oh SEÑOR, salva a tu pueblo, al remanente de Israel’” – Ore para que se cumpla también la plena restauración espiritual de Israel.

En Puentes para la Paz, ofrecemos a los cristianos muchas maneras para que se involucren con Israel y el plan de Dios en demostración de Su carácter y Su gloria. Espero que usted se active en la defensa de Israel. Si aún no se ha activado, visite nuestro sitio Web y escoja una de las varias opciones que ofrecemos para que se una al Señor mientras evidencia al mundo que Él es el Dios de Israel.


(Traducido por Teri S. Riddering,
Coordinadora Centro de Recursos Hispanos)

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Bibliografía

Blackaby, Henry. Experiencing God. Nashville, TN: Broadman and Holman Publishers,
1989.
Brimmer, Rebecca J. Israel and the Church: God’s Road Map. Jerusalem: Bridges for Peace, 2006.
Falk, Harvey. Jesus, the Pharisee, a New Look at the Jewishness of Jesus. Eugene, OR:
Wipf and Stock Publishers, 2003.
Flusser, David. Jesus. Carlsbad, CA: Magnus Press, 1998.
Friedman, David. They Loved the Torah: What Yeshua’s First Followers Thought
about the Torah
. Clarksville, MD: Messianic Jewish Publishers, 2001.
Lewis, David. Can Israel Survive in a Hostile World? Green Forest, AR: New Leaf Press,
1994.
Twain, Mark. Innocents Abroad. 1869.
Wikipedia, online encyclopedia,  www.wikipedia.org
Wilson, Marvin. Our Father Abraham: Jewish Roots of the Christian Faith. Grand Rapids,
MI: William B. Eerdmans Publishing, 1989.

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