por: Bill Adams, Director Promocional Nacional, Oficina EE.UU.
Si Hebreos 11 se puede describir como el Salón de la Fe, entonces una porción de ese capítulo se podría titular el Salón de los Guerreros Fieles. Allí vemos una lista de los famosos héroes militares de Israel. Pero el autor del libro enfrenta un dilema cuando intenta presentar a tales hombres de renombre: «¿Y qué más diré? Pues el tiempo me faltaría para contar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas…» (Heb. 11:32).
Aunque «el tiempo le faltaría» al autor bíblico, podemos tomar algunos de los minutos que éste deseaba tener para examinar las cualidades personales y las hazañas de dichos antiguos líderes de guerra. Veremos que Dios usó sus debilidades además de sus fortalezas en Su estrategia de conquistar la Tierra y establecer allí al pueblo de Israel. Al analizar esas estrategias militares de fe, veremos que Dios cumple Sus justos propósitos en este mundo por medio de personas dispuestas a luchar por ellos.
Yo fui una vez oficial del ejército y dirigí a un grupo de soldados. Ahora frecuentemente dirijo a un grupo de hombres de Puentes para la Paz en un tour de los antiguos y modernos campos de batalla en Israel. Mientras caminamos por esos terrenos pedregosos y sagrados, mi imaginación me lleva al pasado y percibo a dichos hombres valerosos que el autor de Hebreos estaba ansioso por presentarnos. ¡Si sólo hubiera tenido el tiempo de relatarnos sus historias! Sin embargo, somos afortunados de que las antiguas Escrituras Hebreas nos describen esas hazañas militares de Gedeón, David y otros. A medida que exploramos tales relatos, veremos el estilo de liderato de esos guerreros de Dios, y aprenderemos unas lecciones de fe en base a sus victorias y sus derrotas.
El tema de la guerra evoca emociones conflictivas de derrota y victoria, sufrimiento y triunfo, temor y valentía. Las guerras surgen debido a lo más malvado en el ser humano. Terminan debido a lo más noble en el ser humano. El prolongado asedio terrorista este pasado verano contra los civiles en Israel es un clásico ejemplo de ello. Los designios malvados de Hamás, quienes comenzaron la lucha, requirieron el noble sacrificio de la Fuerza de Defensa Israelí para detenerla. No existe una equivalencia moral entre ambos lados; un lado está dedicado a la muerte y destrucción, y el otro lado a la vida y libertad. Tal es la naturaleza histórica de la continua y sanguinolenta lucha por la Tierra de Israel.
En cada conflicto, lo que marca la diferencia es el liderato. La fortaleza interna del comandante y su ética personal es lo que más determina el resultado de la batalla. Los antiguos líderes guerreros no eran una excepción, pero no confiaban tanto en su propio poder sino en el poder de Dios. Eso se llama fe. El Salón de la Fe resuena con la premisa de que es necesario que actuemos en fe mientras dirigimos a Su pueblo por caminos agradables a Dios. Y eso se llama fidelidad.
Nuestro pasaje bíblico enfatiza que por la fe los líderes designados por Dios fueron valientes en la batalla. También nos dice que por la fe escaparon de la espada. Parece que la fe es necesaria tanto para el momento de luchar, ¡como también para el momento de escapar! Por la fe nuestros héroes activamente conquistaron reinos mientras que pasivamente recibieron promesas. Por la fe los guerreros bíblicos transformaban su debilidad en fortaleza, revelando que tenían las mismas limitaciones que todos los hombres, pero por medio de la fe las pudieron vencer. Más importante aún, por la fe ellos pusieron «botas en el suelo» para que Dios pudiese cumplir Su estrategia respecto a Israel. Considere las implicaciones.
Dios soberanamente determinó que Su plan para redimir al mundo incluiría la Tierra de Su predilección. Y en esa Tierra escogida, que previamente se llamaba Canaán, Dios reunió y entrenó a Su pueblo para que llevase Su mensaje de redención al mundo. Dios denominó esa tierra como la Tierra de Israel, y estableció Su Torá como el estándar de orden civil para ser imitado por todas las demás sociedades. Allí, Dios llamó a profetas para que declarasen todo lo que sucedería a quienes sabiamente obedezcan Sus órdenes, y a los que neciamente las ignorasen. Los profetas declararon que en ese lugar el Mesías, el sumo conquistador, algún día establecería Su trono de justicia, desde donde gobernaría a las naciones con poder y paz.
¿Se ha preguntado lo que hubiese ocurrido con Su plan por redimir al mundo si los israelitas no hubiesen conquistado la Tierra de Israel? Aunque Él hubiese podido cumplir Su misión de alguna manera, Dios vinculó el progreso de Su reino en este mundo con la conducta de Su pueblo en la Tierra de Israel. Por lo tanto, era necesario que los israelitas conquistaran la Tierra.
Estrategas militares saben que la única manera en que se gana una guerra de manera decisiva es cuando alguien toma y conserva el control de dicho territorio, negando al enemigo más uso táctico de ello. Dios, el supremo estratega, sabía que Su pueblo tenía que tomar y mantener control de la Tierra para que pudiese cumplir Sus propósitos. Muchos cristianos interpretan que el término de «Tierra escogida de Dios» se refiere al mundo entero, pero no han podido ver la importancia crítica que tiene Eretz Israel [la Tierra de Israel] en la estrategia divina por centralizar Su actividad redentora en el mundo. La estrategia de Dios para finalmente redimir al mundo requería que unos guerreros escogidos conquistaran la Tierra escogida por medio de la fe. Entremos ahora al Salón de los Guerreros Fieles para ver quiénes son honrados en esa lista de ilustres.
«Por la fe cayeron los muros de Jericó, después de ser rodeados por siete días. Por la fe la ramera Rahab no pereció con los desobedientes, por haber recibido a los espías en paz. ¿Y qué más diré? Pues el tiempo me faltaría para contar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas; quienes por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia, obtuvieron promesas, cerraron bocas de leones, apagaron la violencia del fuego, escaparon del filo de la espada. Siendo débiles, fueron hechos fuertes, se hicieron poderosos en la guerra, pusieron en fuga a ejércitos extranjeros» (Heb. 11:30-34).
1- Guerrera: Rahab
Cualidad Personal: Fidelidad
Referencia Bíblica: Josué 6:25
«Pero Josué dejó vivir a Rahab la ramera, a la casa de su padre y todo lo que ella tenía. Ella ha habitado en medio de Israel hasta hoy, porque escondió a los mensajeros a quienes Josué había enviado a reconocer a Jericó.»
¡La lista de ilustres no comienza con un hombre, sino con una mujer! Dios destruye el misticismo de que un héroe debe ser masculino al recordarnos que los muros de Jericó cayeron por la fe, no por un hombre. Dios escogió a una mujer de mala reputación, marginada por la sociedad, para ser el instrumento principal en Su victoria. Hebreos 11:31 revela que Rahab «creyó» en el Dios de los espías israelitas que procuraron refugiarse en su casa. Cuando escuchó sobre el poder conquistador del Dios de los israelitas, Rahab sabiamente trasladó su fe en los falsos dioses cananeos para ponerla en el único, verdadero y viviente Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Esa es la cualidad personal de la FIDELIDAD.
La acción santa de Rahab, una gentil, aseguró su lugar en el linaje de David y Yeshúa (Jesús) de Nazaret. En el párrafo de la genealogía en Mateo se encuentra una mención de Rahab. El hermano de Yeshúa, Yaacov (o Santiago), enseñó que Dios usa a los marginados de este mundo para alcanzar Sus propósitos del Reino: «Y de la misma manera, ¿no fue la ramera Rahab también justificada por las obras cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino?» (Santiago 2:25).
Lección de Fe: Así como Rahab, declare su FIDELIDAD al Dios de Israel, uniéndose a la lista de guerreros espirituales quienes oran para que se cumpla la voluntad de Dios en la tierra, así como en el cielo.
2- Guerrero: Gedeón
Cualidad Personal: Valentía
Referencia Bíblica: Jueces 6:12
«Y el ángel del SEÑOR se le apareció, y le dijo: ‘El SEÑOR está contigo, valiente guerrero.'»
¿Dónde estaba Gedeón cuando el ángel lo describió como un «valiente guerrero»? ¡Estaba escondido por temor a los invasores madianitas! Sacudía la paja del trigo en un lugar escondido donde se exprimía la uva, en vez de hacerlo sobre el tope de la montaña. Ese «valiente guerrero» se veía a sí mismo como el hombre más débil entre la tribu más débil de los israelitas. Pero cuando el mensajero del Señor le habló y le impartió valentía, se levantó y dirigió a un poderoso ejército contra la amenaza madianita.
Pero Dios redujo el gran ejército de Gedeón a una banda de hermanos «en la fe.» En una noche oscura y tranquila, esa fuerza de 300 contra-insurgentes realizaron un plan táctico de Dios con antorchas, shofares (cuernos de carnero) y gritos. Despertaron a los invasores y los aterrorizaron de tal forma que comenzaron a matarse entre sí.
Uno pudiese pensar que allí terminó la guerra, pero Jueces 8:4 cuenta que «Gedeón y los 300 hombres que iban con él llegaron al Jordán y lo cruzaron, cansados, pero continuando la persecución.» Bajo el liderato de Gedeón, los hombres continuaron persiguiendo a su enemigo, pese a su cansancio, hasta llegar muchos kilómetros después del Río Jordán. Trescientos hombres persiguieron la multitud hasta su destrucción. Esa es la cualidad personal de la VALENTÍA.
Lección de Fe: Así como Gedeón, levántese al nivel de autoridad que Dios ve en usted, no al que usted ve en sí mismo, como un guerrero con VALENTÍA.
3- Guerrero: Barak
Cualidad Personal: Humildad
Referencia Bíblica: Jueces 4:6-7
«Ella [Débora] mandó llamar a Barac, hijo de Abinoam, de Cedes de Neftalí, y le dijo: ‘Esto ha ordenado el SEÑOR, Dios de Israel: «Ve, marcha al Monte Tabor…Y yo atraeré hacia ti a Sísara, comandante del ejército de Jabín, con sus carros y sus muchas tropas hacia el torrente Cisón, y lo entregaré en tus manos.'»
Durante uno de nuestros tours de los campos de batalla en Israel, pregunté a los hombres por qué Barac estaría incluido en el Salón de los Guerreros Fieles pero no la jueza-guerrera Débora.
Nuestro guía turístico israelí rápidamente dijo: «¡Porque la Biblia fue escrita por hombres!» Quizás tuviese razón, pero los que defendemos la inspiración bíblica pudiésemos esperar que se debía a algo que el Espíritu Santo deseaba resaltar como cualidad especial en el General Barac.
Cuando Débora llamó a Barac para dirigir la campaña militar contra los cananeos, el líder arriesgó su carrera y reputación cuando insistió: «Si tú vas conmigo, yo iré; pero si no vas conmigo, no iré» (Jue. 4:8). Aunque Débora le respondió diciendo que la gloria de la victoria la recibiría una mujer, Barac dejó a un lado el orgullo masculino y actuó con la sabiduría propia de un hombre bajo autoridad. Esa es la cualidad personal de la HUMILDAD.
Concluyendo ese episodio con una expresión de mutuo honor y respeto, Débora y Barac cantaron juntos: «¡Por haberse puesto al frente los jefes en Israel, por haberse ofrecido el pueblo voluntariamente, bendigan al SEÑOR!» (Jue. 5:2). Ambos líderes, fortalecidos por una humildad inusual, cumplieron con su tarea de reunir a todos los israelitas en batalla y asegurar la derrota del ejército de Jabín en el Valle de Jezreel.
Lección de Fe: Así como Barac, ande en HUMILDAD bajo las autoridades que Dios ha puesto para adelantar Su Reino en este mundo.
4- Guerrero: Sansón
Cualidad Personal: Consagración
Referencia Bíblica: Jueces 13:5
«Porque vas a concebir y a dar a luz un hijo. El no pasará navaja sobre su cabeza, porque el niño será Nazareo para Dios desde el seno materno. Y él comenzará a salvar a Israel de manos de los Filisteos.»
El poderoso Sansón exhibió el estilo de liderato más individualista y peculiar jamás visto en o fuera del campo de batalla. Eso se debe al voto de nazareo en el cual se crió desde su niñez. Siempre fue diferente a los demás, y evidenció esa identidad al hacer las cosas de manera única. Pero fue Dios quien le requirió el voto de nazareo. Dios buscaba a un líder sin temor, enteramente dedicado a cumplir con su misión de infiltrar las líneas enemigas para destruir los planes de los incircuncisos filisteos. Esa es la cualidad personal de la CONSAGRACIÓN.
Los hombres en el tour nos paramos sobre el montículo de Tel Beit Shemesh, mirando todo el Valle de Sorek hasta la brillante planicie costera, antiguo territorio de los filisteos. Meir Malka, de Beit Shemesh, nos invitó a mirar el área y «visualizar» al juez-guerrero Sansón mientras cargaba las puertas de la ciudad de Gaza hasta Hebrón, o mientras destruía a los filisteos con una quijada de asno, ¡o mientras prendía en fuego los campos y viñedos del enemigo con trescientas zorras candentes!
Luego disfrutamos un tiempo con algunos soldados de la Brigada Givati. Esos modernos guerreros defienden a Israel de Hamás y otras facciones terroristas en el mismo corredor de Gaza donde los filisteos en la antigüedad amenazaban a Israel. Ya que Givati cubre la misma área de operaciones, su insignia ilustra a dos zorras con antorchas encendidas en sus colas. Es un enemigo diferente, pero la misma amenaza. Dios todavía tiene a guerreros consagrados sin temor como Sansón vigilando sobre Su Tierra y Su pueblo.
Lección de Fe: Así como Sansón, esté dispuesto a aceptar la más peculiar misión de Dios por la fe, en CONSAGRACIÓN a Él.
5- Guerrero: Jefté
Cualidad Personal: Presteza
Referencia Bíblica: Jueces 11:1
«Jefté el Galaadita era un guerrero valiente, hijo de una ramera…» Muchos no pudiesen reconocer el nombre de Jefté hasta que recuerdan la historia del padre que sacrificó a su propia hija. A lo mejor era un «guerrero valiente,» pero ese «hijo de ramera” también pronunció el terrible e impulsivo juramento de sacrificar lo primero que saliese de su casa cuando regresara de la batalla en victoria. Cuando vio a su joven hija salir de la casa, Jefté se dio cuenta de la horrible realidad de su juramento. Nos pudiésemos preguntar cómo fue que ese hombre llegó al Salón de los Guerreros Fieles.
Debemos recordar que cada guerrero-héroe era también un ser humano, con todas las flaquezas comunes del ser humano. Jefté era conocido desde su juventud como un fuerte luchador, pero fue rechazado por sus hermanos por ser hijo de otra madre. Cuando invadieron los amonitas, los hermanos lo llamaron para que luchara por ellos. A pesar de su pasado doloroso, Jefté permaneció confiado, comprometido y presto a defenderlos. Esa cualidad personal es la PRESTEZA.
Frecuentemente, nuestra prensa publica reportajes negativos sobre algunos fracasos morales de nuestros líderes más respetados. Aunque tendemos a unirnos en la acusación o en la exoneración de ellos, Dios usa esa experiencia para castigar y refinar a dichos líderes, y quizás pudieran tener una nueva presteza para servir. Jefté nos recuerda la necesidad de procurar, en fe, el favor inmerecido de Dios y Su asombrosa gracia.
Lección de Fe: Así como Jefté, procuremos la gracia de Dios y regresemos a un lugar de PRESTEZA para servirle y ser agradables a Él.
6- Guerrero: David
Cualidad Personal: Fervor
Referencia Bíblica: 1 Samuel 17:47-48
«Entonces dijo David al Filisteo: ‘…para que toda esta asamblea sepa que el SEÑOR no libra ni con espada ni con lanza; porque la batalla es del SEÑOR y Él los entregará a ustedes en nuestras manos.’ Sucedió que cuando el Filisteo se levantó y se fue acercando para enfrentarse a David, éste corrió rápidamente hacia el frente de batalla para enfrentarse al Filisteo.»
David acostumbraba ahuyentar o matar a leones, lobos y bandidos que querían arrebatar sus ovejas. A temprana edad adquirió gran destreza de infantería (vara y callado) y de artillería (honda y piedra). Esas habilidades «militares,» combinadas con un apasionado celo por Dios, prepararon al Salmista para combatir valientemente contra gigantes y generales, además de adorar a Dios de todo corazón, mente y fuerza. Como comandante y rey, enseñó a su pueblo a ser ferviente. Esa es la cualidad personal del FERVOR.
La perspectiva bíblica convencional es que el desventajado David hizo frente al aventajado gigante Goliat en el Valle de Ela. Los hombres que me acompañaban en el tour adquirieron una mejor perspectiva desde Tel Azeká, imaginando la escena de batalla desde el campo de los filisteos. Nuestro profesor bíblico señaló que fue realmente David quien tenía la ventaja sobre el gigante. La velocidad de David y su facilidad de movimiento, además de su tipo de arma y su fe, le dieron toda la probabilidad de ganar al pagano filisteo, ¡y David lo sabía! Por eso corrió con toda valentía para enfrentar al filisteo, sabiendo que iba a prevalecer. La victoria no tiene que ver con el tamaño sino con el deseo de ganar. El moderno ejército judío evidencia eso, prevaleciendo en múltiples batallas contra ejércitos combinados del Medio Oriente que tienen la intención de aniquilar a Israel. Expertos militares no han podido explicar cómo el pequeño Israel ha sobrevivido, y mucho menos que haya florecido, durante sus 66 años de recién existencia como nación. Quizás es cuestión de ser el primero en moverse. El desventajado «David” (Israel), cuyo propósito es defensivo, sabe que debe lanzarse primero contra «Goliat» para impedir el ataque enemigo.
Lección de Fe: Así como David, tenga FERVOR en destruir la oposición espiritual, reconociendo que usted ya posee la ventaja sobre el mal.
7- Guerrero: Samuel
Cualidad Personal: Disciplina
Referencia Bíblica: 1 Samuel 7:13
«Los Filisteos fueron sometidos y no volvieron más dentro de los límites de Israel. Y la mano del SEÑOR estuvo contra los Filisteos todos los días de Samuel.»
Los hijos de Israel no siempre eran fuertes y valientes, sino que a veces temían a los poderosos filisteos. Luego del período de los jueces surgió un nuevo tipo de líder militar que servía y apoyaba a los reyes de Israel: el profeta-guerrero. El principal entre ellos fue Samuel.
Podemos comparar los profetas-guerreros con nuestros modernos capellanes, quienes no portan armas sino que aconsejan y fortalecen a los que luchan. Así como los capellanes, Samuel y los profetas proveían dirección espiritual a los reyes y comandantes, cambiando de esa manera el curso de la batalla. También impartían verdad bíblica a las tropas por medio de sus propias vidas. Esa cualidad personal es la DISCIPLINA.
Cada buen ejército funciona con disciplina. Los capellanes imparten disciplina espiritual a los oficiales y soldados. El «capellán» Samuel modeló las disciplinas espirituales del ayuno, la oración y la confianza en el Señor de modo que podía exhortar a los ejércitos de Israel para que siguiesen su ejemplo. Cuando les asediaba el peor de los enemigos, el temor, las tropas pedían a Samuel que orase a Dios para que les salvase. Samuel, un guerrero espiritual, se paraba en la brecha e inspiraba al ejército hacia la victoria.
Lección de Fe: Así como Samuel, utilicemos la DISCIPLINA espiritual, incluyendo la adoración, el estudio, el ayuno y la oración, para ayudar a los que pierden su fuerza en la batalla.
El plan divino de redención es judío de principio a fin, pero los no-judíos también juegan un papel estratégico en él. Mire con cuidado las órdenes operacionales de Dios para los gentiles: «Regocíjense, naciones, con Su pueblo, porque Él vengará la sangre de Sus siervos; traerá venganza sobre Sus adversarios, y hará expiación por Su tierra y Su pueblo» (Deut. 32:43).
Nosotros los gentiles (las naciones) hemos sido ordenados a regocijarnos en lo que Dios hace por Su Pueblo y en Su Tierra. Dios promete que, a pesar de cualquier victoria que obtengan sus enemigos, Él proveerá expiación para Su pueblo y redimirá lo que perdieron. Ciertamente, se han levantado incontables usurpadores, y la Tierra ha tenido que reclamarse vez tras vez. Aunque es siempre Dios quien conquista la Tierra, los hijos de Israel tienen que entrar a poseerla nuevamente. Por eso hacían falta guerreros fieles siglos atrás, y por esa razón Israel necesita guerreros fieles hoy día. Vale la pena luchar por la Tierra de Dios.
No nos debe sorprender que la Iglesia, fundada sobre la Palabra de Dios, surja como el principal aliado de Israel durante su moderna restauración. Israel activa a sus hijos e hijas en la batalla literal, y los cristianos se activan en la batalla espiritual al ayudar al pueblo judío mientras regresa a su tierra ancestral. La ayuda cristiana también incluye oración, ayuda tangible y defensa verbal en apoyo de Israel. Por la fe, oramos «por la paz de Jerusalén» (Sal. 122:6) y nos preparamos para el día en que ellos no se «adiestrarán más para la guerra» (Is. 2:4). Pero hasta que no llegue la plenitud de los tiempos, debemos permanecer en pie, por la fe, con los que defienden la existencia de Israel.
Hace 4,000 años, el General Moisés, Comandante de la Primera Fuerza Expedicionaria Israelita, durante la Campaña del Sinaí, anticipó el retorno de Israel que ahora observamos:
«Entonces el SEÑOR tu Dios te hará volver de tu cautividad, y tendrá compasión de ti y te recogerá de nuevo de entre todos los pueblos adonde el SEÑOR tu Dios te haya dispersado. Si tus desterrados están en los confines de la tierra, de allí el SEÑOR tu Dios te recogerá y de allí te hará volver. Y el SEÑOR tu Dios te llevará a la tierra que tus padres poseyeron, y tú la poseerás; y Él te prosperará y te multiplicará más que a tus padres» (Deut. 30:3-5).
Después de la dispersión mundial y casi la desaparición de Israel, el pueblo judío regresa a la Tierra de sus antepasados. Llegan como «huesos secos,» según Ezequiel 37:4, y se van transformando en «un enorme e inmenso ejército» (v.10). Ciertamente, para poseer la Tierra hace falta un ejército, y un buen ejército.
No existe otro plan: la Tierra de Israel se encontrará bajo control de Israel cuando llegue la plenitud del Reino de Dios sobre toda la tierra. Dios lo hará, y usará a Sus guerreros fieles para hacerlo.
Por Dr. Bill Adams,
Director Nacional de Campo EE.UU.
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