Tras la muerte de Yahya Sinwar han surgido pruebas, documentos que confirman lo que muchos observadores ya sabían: “el líder de Hamás utilizó como arma la muerte a civiles de Gaza, especialmente mujeres y niños”.
Comprendió que los medios de comunicación enfatizarían estas muertes de civiles y las atribuirían todas a Israel, aumentando así la presión sobre el gobierno israelí y satisfacer las demandas irrazonables de Hamás. Así lo expresó el Wall Street Journal, tras una larga investigación:
“Los mediadores árabes se apresuraron a acelerar las conversaciones sobre un alto al fuego… Sinwar, en un mensaje, instó a sus camaradas de la dirección política de Hamás fuera de Gaza, a no hacer concesiones y en cambio, a presionar para que se pusiera fin de forma permanente a la guerra. Un elevado número de víctimas civiles crearía una presión mundial sobre Israel, dijo Sinwar”.
Esta “estrategia del bebé muerto” ha sido utilizada por Hamás durante décadas. Sus líderes consideran que aumentar el número de víctimas civiles entre los palestinos, es necesario para la victoria; tanto en el tribunal de la opinión pública como en los tribunales de justicia. Por lo tanto, declaran que esos civiles muertos son mártires y alientan a los civiles a permanecer en lugares peligrosos y entre los combatientes de Hamás.
Esta puede ser la primera vez en la historia militar, que los líderes han admitido poner a su propia gente en peligro para aumentar las cifras de víctimas.
Sin el apoyo de los medios de comunicación, esta estrategia no tendría éxito. Exige que los medios de comunicación divulguen las cifras de víctimas civiles generadas por Hamás, sin investigar los componentes subyacentes de las cifras divulgadas.
Así, los medios informan de aproximadamente 43,000 muertos palestinos. Aunque podrían distinguir fácilmente entre muertes de combatientes y no combatientes, Hamás se niega a hacerlo. En cambio, distingue entre adultos varones, mujeres y aquellos a quienes describen como “niños”. No reconoce que muchos de esos supuestos niños también eran combatientes. Hamás clasifica como niño a cualquier persona menor de 19 años, independientemente de que sean terroristas de 15, 16, 17 o 18 años, que han sido reclutados y entrenados por Hamás para asesinar a israelíes. Hacen lo mismo con las mujeres, dando la impresión de que sólo los hombres son terroristas.
Además, no distinguen las bajas por fuego amigo que resultaron de los cohetes disparados por Hamás; la Yihad Islámica; y otros grupos terroristas; cuyos cohetes tienen una alta tasa de fallos y muchos de ellos caen en Gaza.
Sugieren que todos los que no son miembros de Hamás son civiles inocentes. Pero muchos “civiles” ajenos a Hamás, estuvieron directamente implicados en las masacres, violaciones y secuestros del 7 de octubre de 2023. Otros vitorearon a esos bárbaros cuando regresaron a Gaza con sus rehenes vivos y muertos. Otros permitieron que sus casas se utilizaran para encarcelar a los rehenes. Muchos contribuyeron a Hamás financieramente y de otras maneras. Luego están los escudos humanos –algunos voluntarios, otros coaccionados– que murieron como resultado de haber sido colocados deliberadamente en peligro, de conformidad con la estrategia de Sinwar, de maximizar las muertes de civiles.
En consecuencia, nadie sabe realmente el número preciso de palestinos “inocentes” que han sido asesinados. No sería sorprendente que un desglose cuidadoso de los muertos, diera como resultado una cifra inferior a 10,000 cuyas muertes pueden atribuirse razonablemente a Israel; en lugar de a la estrategia de Sinwar. Incluso el doble de esa cifra sería notablemente bajo, en comparación con las cifras de víctimas en otras guerras urbanas libradas por la OTAN y países democráticos. Representaría una proporción aproximada de un civil muerto por cada combatiente muerto. Y eso significaría que aproximadamente, el uno por ciento de la población civil de Gaza, murió en una guerra iniciada por Hamas y librada tras escudos civiles. En guerras urbanas comparables, las proporciones han sido peores para los civiles.
Sin embargo los medios de comunicación hacen que parezca que Israel, es el peor infractor de la historia. Y los ignorantes útiles en los campus universitarios, junto con los fanáticos de las organizaciones internacionales, acusan falsamente a Israel de genocidio; a pesar de los esfuerzos exitosos de las Fuerzas de Defensa de Israel [FDI] para reducir las bajas civiles al mínimo posible, en consonancia con el logro de sus objetivos militares.
Ha llegado el momento de realizar investigaciones y evaluaciones creíbles de las cifras reales de habitantes de Gaza, en las diversas categorías, que han sido asesinados. A falta de un recuento honesto, los medios de comunicación seguirán haciendo el nefasto trabajo de Sinwar, de aumentar las bajas palestinas para aumentar la presión sobre Israel.
El resultado de la implementación de la estrategia de Sinwar, incluso después de su muerte; será más muertes palestinas; la continuación de la guerra y la demonización de Israel. Esto es precisamente lo que Sinwar pidió a sus seguidores que hicieran después de su muerte.
No se le debe permitir lograr a Sinwar, sus objetivos asesinos póstumamente. Informar de la verdad evitará que esto suceda, porque la estrategia de Sinwar se basa en informes mendaces y selectivos por parte de los medios de comunicación.
Lamentablemente, la peligrosa cooperación de los medios de comunicación con los terroristas, nos dice más sobre ellos que sobre la guerra; sobre la que pretenden estar “informando”.
ENFOQUE DE ORACIÓN: Oremos para que se informe con la verdad, en lugar de con la información selectiva e inexacta sobre las bajas civiles que hemos visto hasta ahora. Oremos para que los medios de comunicación asuman la responsabilidad que les corresponde por contribuir al éxito del plan de Sinwar, que puso a los habitantes de Gaza en peligro para aumentar la presión internacional sobre Israel.
VERSO BÍBLICO: “Enséñame, oh Señor, Tu camino; andaré en Tu verdad; unifica mi corazón para que tema Tu nombre”.
Sal 86:11 NBLA
Publicado en noviembre 6, 2024
Fotografía por: Atia Mohammed/Flash90/jns.org
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