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Los palestinos poseen una identidad nacional, pero carecen de sociedad civil

junio 4, 2024

Londres protesta en solidaridad con los palestinos

El Día del Nakba celebrado el 15 de mayo, impresionó al Reino Unido este año, con una marcha de miles de palestinos como “un remolino interminable” de su difícil situación histórica marcada por el desplazamiento; el refugio; las víctimas; y la ruina. Algunos incluso, argumentaron que la actual campaña en Gaza representa un Nakba mayor, eclipsando la catástrofe original de 1948, en términos de daños infligidos a los palestinos.

Sin embargo, los paralelismos entre el pasado y el presente también arrojan numerosas “sombras” que los palestinos a menudo pasan por alto, siendo la principal, la ausencia de liderazgo nacional. En 1948, sus líderes huyeron; hoy, se esconden bajo tierra; desconectados del discurso público. Además, sigue existiendo una brecha persistente a la hora de contar con una agenda nacional coherente y objetivos realistas, a menudo reemplazados por ilusiones y consignas. En consecuencia, los campos de refugiados siguen simbolizando el destino palestino, ahora con el espectáculo añadido de camiones de ayuda y multitudes persiguiendo paquetes arrojados desde aviones.

La inclinación al victimismo, la completa dependencia de la comunidad internacional y la evasión de responsabilidad y de autocrítica han suplantado una estrategia nacional viable y reemplazado una estrategia nacional coherente y realizable. Los palestinos describen un trágico ciclo histórico que se les ha impuesto, pero evitan reconocer que este ciclo es el resultado de decisiones estratégicas tomadas tanto por el público como por sus líderes. En este marco, hay una notable negativa a reconocer la conexión entre causa y efecto (como la oposición al plan de partición de 1947 y la masacre del 7 de octubre que desencadenó la guerra actual). En cambio, hay una representación persistente de los palestinos como víctimas eternas y de Israel como el “mal absoluto”. Esta narrativa persiste evitando la introspección y adoptando pasividad y fatalismo ante los desastres resultantes de decisiones nacionales.

Setenta y seis años después del Nakba de 1948, existe una identidad nacional palestina, pero persiste una cuestión importante respecto de la existencia de una sociedad civil palestina. Este colectivo aún no ha protestado por el desastre sin precedentes que le ha infligido Hamás, y gran parte de él, como lo indican las encuestas de opinión pública palestina, apoya el ataque del 7 de octubre, respalda a Hamás y se niega a creer que los palestinos hayan cometido crímenes de guerra. Esto refleja una dicotomía de larga data: glorificar los ataques violentos a menudo disfrazados de términos heroicos de “resistencia” y “firmeza”; y al mismo tiempo retirarse hacia el victimismo.

Paradójicamente, la fuerza del movimiento nacional palestino fuera de la arena palestina, hoy es mayor que la que existe entre el río Jordán y el mar Mediterráneo. De las manifestaciones de apoyo en las universidades surge lo que es esencialmente el primer movimiento nacional virtual del mundo, que simboliza la cultura de la Generación Z. Los partidarios de la lucha palestina se adhieren a lemas generales, políticas de identidad y declaraciones de moda como el símbolo de la sandía y el uso de una keffiyeh [la mascada a cuadros blancos y negros, que representa el movimiento de liberación palestino], con una complejidad y conocimiento mínimos. Estos elementos, como comprender la naturaleza anti-liberal de Hamás o reconocer la corrupción y la represión política que caracterizan al actual sistema palestino, a menudo se pasan por alto.

La guerra en Gaza ha hecho resurgir recuerdos del Holocausto y del Nakba en la conciencia colectiva de ambas comunidades, junto con una sospecha y una hostilidad sin precedentes. En tal contexto, esperar una reconciliación parece poco realista. Se hace evidente la dificultad de fomentar un diálogo productivo entre una comunidad especializada en la autoflagelación y otra que en gran medida se niega a reconocer el sufrimiento del “otro” y la capacidad de sus miembros para cometer crímenes de guerra. Es un diálogo entre una sociedad que se adhiere a una narrativa monolítica y dicotómica de batalla entre ángeles y demonios y otra donde la autocrítica y las protestas contra el liderazgo, incluso durante las guerras, son al menos algo omnipresentes.

Los acontecimientos de la semana pasada en Rafah ilustran la brecha descrita. En Israel se informó ampliamente sobre los graves daños sufridos por los civiles palestinos, aparentemente causados ​​por una explosión de municiones de Hamás y no por un ataque de las FDI, y se está llevando a cabo una investigación exhaustiva. Hamás, por otra parte, aprovechó el incidente como un activo propagandístico; mientras que entre el público palestino sólo surgieron vagas preguntas sobre quién es el responsable de la devastación de su modo de vida que existía hasta el 7 de octubre, y del sufrimiento sin fin.

Entre las malas alternativas respecto de la cuestión palestina, Israel debe elegir la menos mala y la más realista. Profundizar el contacto entre los dos pueblos de Cisjordania [Judea y Samaria] y Gaza es la peor opción; y probablemente conduzca a un escenario más sangriento que el actual junto con altos costos en los ámbitos político, económico, de seguridad y social. La solución necesaria para dos comunidades hostiles con diferencias tan profundas en cultura y valores, es la separación física. Sin embargo, esto va acompañado de un agudo dilema dada la falta de preparación de los palestinos para la soberanía, como lo demuestra su enfoque en la yihad [guerra contra los incrédulos] en lugar del autodesarrollo, cuando tuvieron la oportunidad después de la retirada de Gaza en 2005.

El Dr. Michael Milshtein es director del Foro de Estudios Palestinos en el Centro Moshe Dayan de Estudios Africanos y de Oriente Medio en Tel-Aviv.

Publicado el 31 de mayo de 2024

 

Traducido por Chuy González – Voluntario en Puentes para la Paz

 

Publicado en junio 4, 2024

Fuente: Porciones de un artículo por Michael Milshtein originalmente publicado por Ynetnews, el 30 de mayo de 2024. (El vocabulario respecto al tiempo ha sido modificado para reflejarse en nuestra publicación del día de hoy). Puedes ver el artículo original en este link.

Fotografía por: Alisdare Hickson/wikimedia.org

Fotografía con licencia: Wikimedia