finales de mayo, la estación televisiva israelí del Canal 10 informó que la administración estadounidense estaba presionando a Israel para que transfiriese partes del Área C, áreas bajo pleno control civil y de seguridad israelí en la Margen Occidental, de modo que sean controladas por la Autoridad Palestina (AP) de Mahmoud Abbás. Según el informe, EE.UU. cree que la trasferencia de tierras a la AP sería “una medida de buena voluntad,” abriendo camino para reanudar el estancado proceso de paz. Dicha premisa, claro está, ya ha evidenciado ser totalmente falsa.
Las experiencias de pasadas décadas han demostrado claramente que las concesiones israelíes siempre han enviado un mensaje equivocado a los palestinos. De hecho, los palestinos interpretan esas medidas israelíes de “buena voluntad” como señales de debilidad y retirada. Esa malinterpretación por parte de los palestinos luego conduce a mayor violencia contra Israel. Los pasados 24 años están repletos de ejemplos sobre cómo han reaccionado los palestinos ante concesiones israelíes.
Los Acuerdos de Oslo, firmados entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestinos (OLP) en 1993, fueron vistos por los palestinos como un paso inicial de Israel hacia la capitulación. Los acuerdos se hicieron luego de cinco años de violencia durante la Primera Intifada. Al permitir que la OLP asumiera control de grandes porciones de la Margen Occidental y la Franja de Gaza, Israel envió un mensaje de que sucumbía en terror como resultado de la violencia.
Pocos años después de Oslo, se le pidió otra concesión a Israel: que devuelva cientos de prisioneros, muchos de ellos con sangre judía en sus manos. Estos fueron liberados de prisiones israelíes para crear una “atmósfera conducente” al proceso de paz. En vez de ver la liberación de sus prisioneros por lo que era, como un gesto generoso de paz, muchos palestinos lo consideraron como una “victoria” para el terrorismo y la violencia. Peor aún, al poco tiempo muchos de esos prisioneros liberados fueron nuevamente arrestados por perpetrar más actos de terrorismo contra Israel. Según estadísticas israelíes, por lo menos la mitad de los prisioneros palestinos liberados han regresado al terrorismo.
Desde 1993, Israel ha capitulado vez tras vez ante tales presiones internacionales, sólo para reforzar el mensaje a los palestinos de que el terrorismo vale la pena. Consideremos el asunto de Gaza. En 2005, Israel se retiró unilateralmente de la Franja de Gaza, luego de destruir 21 de sus propios asentamientos y forzosamente remover a sobre 8,000 judíos de sus hogares.
Pero en los ojos palestinos, esa “retirada” desde la Franja de Gaza no tenía aspecto de una rama de olivo de paz. Para ellos, esa retirada se hizo en respuesta a otros cinco años sangrientos durante la Segunda Intifada, cuando los palestinos dirigieron una masiva campaña de ataques suicidas y cohetes contra los israelíes. Para los palestinos, Israel nuevamente se retiraba por causa del constante derramamiento de sangre.
Se entiende que los palestinos opinan de la siguiente manera: “Hoy día Israel huye de la Margen Occidental y de la Franja de Gaza, que mañana Israel huirá de Ashkelón, luego de Ashdod y Tel Aviv, y que luego huirá al mar; y habremos alcanzado nuestra meta de destruir a Israel. Por lo tanto, tenemos que continuar atacando a Israel.”
Más aún, fue precisamente esa retirada desde Gaza lo que ocasionó que Hamás obtuviera la popularidad que disfruta actualmente entre los palestinos. Hamás se atribuyó el haber echado fuera a los judíos de Gaza por medio del terrorismo. Pocos meses después, Hamás ganó las elecciones parlamentarias palestinas porque les acreditaron la victoria de expulsar a Israel desde la Franja de Gaza.
La retirada israelí desde el sur del Líbano cinco años previos tuvo ese mismo efecto. Fortaleció al grupo terrorista Hezbolá, financiado por Irán. Otras medidas israelíes de “buena voluntad,” como la remoción de puntos de seguridad y disminución en restricciones dentro de la Margen Occidental, han conducido a mayor violencia y la muerte de más israelíes.
Lejos de saciar el apetito de los terroristas, cada medida les estimula a atacar más a los israelíes. La próxima vez que los americanos y europeos consideren pedir a Israel que ceda algo a los palestinos en “buena voluntad,” deben considerar lo que Israel recibirá a cambio, además de más muertes judías.
MOTIVO DE ORACIÓN: Ore para que los líderes de Israel permanezcan firmes y no hagan más concesiones de “buena voluntad” que les hagan ver débiles ante los ojos palestinos, a menos que ellos también estén dispuestos a hacer lo mismo.
VERSO BÍBLICO: “Algunos confían en carros y otros en caballos, pero nosotros en el nombre del SEÑOR nuestro Dios confiaremos” (Salmo 29:9).
Publicado en junio 26, 2017
Fuente: Porciones de un artículo por Bassam Tawil, Gatestone Institute, 2 de junio de 2017
Fotografía por: IDF Spokesperson/Isranet
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