by: Cheryl Hauer, Escritora en Puentes para la Paz
Mientras en todo el mundo se oyen voces que afirman que Israel viola el derecho internacional al impedir la asistencia humanitaria a Gaza y, más concretamente, al cometer genocidio mediante el hambre, hay dos aspectos que se necesitan examinar con más detalles. El primero es comprender qué exige el derecho internacional a Israel en la situación actual, lo que ayuda a separar la propaganda de la verdad. El segundo es examinar las últimas estadísticas sobre lo que Israel está haciendo realmente, lo que revela los hechos sobre estas cuestiones tan polémicas.
En este artículo hago referencia con frecuencia a un documento denominado ‘Manual del derecho de guerra’. El Departamento de Defensa de Estados Unidos (DoD) compiló este manual para ayudar al personal del DoD —incluidos los profesionales del derecho y otro personal militar y civil, así como los comandantes sobre el terreno— a comprender y aplicar las leyes internacionales de los conflictos armados y la ayuda humanitaria en situaciones de conflicto. Se elaboró con la ayuda de otras naciones en un esfuerzo por interpretar correctamente el derecho internacional y, al mismo tiempo, mantener un cumplimiento constante de los esfuerzos legítimos por debilitar al enemigo y proteger a los no combatientes. Aunque el manual en realidad no se aplica a las operaciones militares israelíes, sus disposiciones dan luz significativa sobre cómo se aplican las leyes internacionales de los conflictos armados a la situación en Gaza. Hay una copia disponible en el sitio web del DoD.
También es necesario examinar las diversas acusaciones que se formulan contra Israel. Hay muchas que parecen aplicarse a diversas acciones o inacciones del estado judío, pero en última instancia, todas son parte de una vil campaña de propaganda para convencer al mundo de que el objetivo de Israel es la eliminación del pueblo palestino… de todos ellos.
El epítome de la maldad humana
Comúnmente conocido como genocidio, el mundo lo ha visto antes. A menudo llamado el “epítome de la maldad humana”, el abogado polaco Raphel Lemkin, acuñó el término genocidio en 1944 cuando intentó describir las políticas nazis de asesinato masivo sistemático durante el Holocausto, incluida la destrucción de judíos europeos.
En la actualidad, la ‘Convención sobre el Genocidio’ de las Naciones Unidas define el genocidio como “cualquiera de los siguientes actos cometidos con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal: matar miembros del grupo; causar graves daños físicos o mentales a los miembros del grupo; someter intencionadamente al grupo a condiciones de vida destinadas a causar su destrucción física, total o parcial; imponer medidas destinadas a impedir al nacimiento de niños dentro del grupo; [y] trasladar por la fuerza a niños del grupo a otro grupo”. La mayoría de los académicos sobre el genocidio considera que esta y otras definiciones conllevan una “intención de destruir”.
Desde 1956, han ocurrido varias decenas de genocidios, algunos de los cuales continúan hasta hoy, con el resultado de la muerte de casi 60 millones de personas. Fuerzas antigubernamentales, milicias, grupos religiosos y otros han librado guerras en África, Asia, Europa y Sudamérica, todos con una cosa en común: la intención de destruir. Pero hoy, Israel tiene la reputación de tener el ejército más moral del mundo. Las Fuerzas de Defensa de Israel [FDI] hacen todo lo posible para proteger las vidas de los no combatientes, incluyendo el envío de mensajes de texto y la realización de llamadas telefónicas —incluso en medio de la guerra— para advertir a los civiles cuando se va a producir una acción. Si se hace evidente que los civiles están en peligro, incluso cuando una misión está en curso, se aborta de inmediato.
¿Pero qué pasa con las muertes de civiles?
Desde su renacimiento en 1948, el Estado moderno de Israel se ha caracterizado por sus esfuerzos humanitarios en favor del pueblo palestino, construyendo hospitales de campaña y proporcionando asistencia médica a sus “enemigos”. Por mucho que se investigue, un análisis honesto de las acciones de Israel nunca revelará una intención destructiva. Israel no está interesado en aniquilar al pueblo palestino. Está intentando librar a la región de un enemigo común, en este caso Hamás, y así traer paz y prosperidad a judíos y árabes por igual.
Vamos a ver un ejemplo práctico. El ‘Manual del Derecho de Guerra’ establece claramente que los combatientes militares tienen la responsabilidad de distinguirse claramente de la población civil. Cuando no lo hacen, son ellos los responsables de las muertes de civiles, no el enemigo, que no es capaz de distinguir entre ambos. En tal caso, el hecho de que los soldados [de Hamás] no se identifiquen claramente, por ejemplo, optando por no llevar uniforme, es una violación del derecho internacional. Hamás utiliza repetidamente a los palestinos como escudos humanos; se esconde en hospitales, escuelas y mezquitas; y se esfuerza por no ser identificado como combatientes. Eso significa que Hamás es culpable de las muertes de civiles palestinos, no Israel.
Cuando la comida se convierte en un arma de guerra
En las noticias de hoy abundan declaraciones como “el ejército israelí está utilizando el hambre como arma de guerra” e “Israel está destruyendo los suministros de alimentos y restringiendo severamente el flujo de alimentos, medicinas y otros suministros humanitarios”. Nadie puede negar que el pueblo palestino está experimentando tremendo sufrimiento. Sus vidas son un caos y las necesidades como comida y agua potable pueden ser difíciles de conseguir. Pero los hechos simplemente no respaldan la acusación de que Israel es el culpable.
Apenas unos días después de la incursión del 7 de octubre, Israel comenzó a permitir el ingreso de camiones con ayuda humanitaria a Gaza. Israel lo hizo a pesar de que el ‘Manual del Derecho de Guerra’ establece claramente que el derecho internacional no les obliga a hacerlo si esos suministros están fortaleciendo al enemigo. Desde entonces, se han entregado millones de toneladas de alimentos al ‘Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente’ (UNRWA, por sus siglas en inglés) y a otros grupos para su distribución. Durante las evacuaciones, Israel creó corredores humanitarios para garantizar la seguridad de los evacuados y también estableció pausas diarias programadas en los combates para permitir que los civiles se desplazaran y recibieran la ayuda que necesitaban, todo ello mientras luchaba contra un enemigo cuyo objetivo declarado es la aniquilación del pueblo judío.
Sin embargo, Hamás ha robado o se ha apropiado de la mayoría de los suministros humanitarios que han llegado a Gaza y ha almacenado alimentos, medicinas y otros artículos necesarios para su propio uso.
En una entrevista reciente con Puentes para la Paz, el árabe israelí Yahya Mahamid presentó informes de la situación. Yahya se crió en una familia árabe en el centro de Israel. Algunos de los miembros de su familia son funcionarios de alto rango de la Autoridad Palestina y tiene amigos que viven en Gaza. Desde muy joven, fue adoctrinado con propaganda antiisraelí y se le enseñó a odiar a los israelíes. Sin embargo, al llegar a su juventud, logró reconocer la verdad: que el enemigo no es Israel sino los islamistas radicales que solo se preocupan por su ideología y no por lo que es mejor para el pueblo palestino. Mahamid se unió más tarde a las FDI, sirvió como soldado de combate y fue llamado a filas después del 7 de octubre.
Explicó que en Gaza no hay escasez de alimentos. “Los alimentos están ahí, sólo que Hamás los tiene y se niega a distribuirlos”.
Los expertos creen que se están utilizando toneladas de alimentos como arma de guerra, pero no por parte de Israel. El único actor en esta guerra cuyas acciones encajan en la definición de genocidio de la ONU es Hamás. Es hora de que la comunidad internacional reconozca quién es quién en esta guerra y apoye a Israel en su lucha por la supervivencia de la región. De lo contrario, podríamos estar ante un genocidio mucho mayor.
Publicado en septiembre 17, 2024
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