La ex rehén de Gaza Amit Soussana, una abogada israelí, testificó en una entrevista con el New York Times que fue agredida sexualmente mientras estaba en cautiverio. Su testimonio incluye descripciones difíciles de violencia y crueldad sexual.
“Se acercó a mí y me apuntó con el arma a la frente”, recordó Soussana durante ocho horas de entrevistas con el New York Times a mediados de marzo. Su captor la obligó a quitarse la toalla después de permitirle lavarse por primera vez en semanas, la manoseó, la sentó en el borde de la bañera y la golpeó.
La arrastró a punta de pistola de regreso a la habitación del niño. [Las paredes de la habitación] estaban cubiertas de carteles del personaje de dibujos animados Bob Esponja, según Soussana.
“Luego él, apuntándome con el arma, me obligó a cometer un acto sexual con él”, dijo Soussana.
Luego lloró y me dijo: “Soy malo, soy malo, por favor no se lo digas a Israel”.
Ella es la primera rehén liberada que habla públicamente sobre la violencia sexual que experimentó.
El relato personal de Soussana sobre su experiencia en cautiverio, es consistente con lo que les dijo a dos médicos y a un trabajador social, menos de 24 horas después de ser liberada el 30 de noviembre. Sus informes sobre su relato establecen la naturaleza del acto sexual. El periódico acordó no revelar los detalles.
Soussana dijo que había decidido hablar ahora para crear conciencia sobre la difícil situación de los rehenes que aún se encuentran en Gaza, mientras las negociaciones para un alto al fuego parecen haberse desmoronado.
En su escalofriante testimonio, Soussana dice que unos días después de ser secuestrada de su casa en Kfar Aza, un terrorista que se identificó como Muhammad comenzó a preguntarle sobre su vida sexual. Dijo que luego la mantuvieron sola en una habitación infantil, encadenada por el tobillo al marco de la ventana. A veces el terrorista que la custodiaba entraba en la habitación, se sentaba a su lado en la cama, le levantaba la camisa y la tocaba.
Según ella, la grave agresión sexual que describió ocurrió alrededor del 24 de octubre.
“Me sentó en el borde de la bañera. Y cerré las piernas. Y me resistí. Y siguió golpeándome y apuntándome con su arma a la cara”, dijo Soussana. “Luego me arrastró al dormitorio”.
Soussana, de 40 años, fue secuestrada de su casa en Kfar Aza, después de esconderse en un armario en una habitación segura. Antes de eso, tuvo tiempo de escribir a su familia que los terroristas estaban “afuera” y que podía escuchar disparos. El pequeño apartamento de Soussana quedó completamente incendiado. En el momento de su secuestro, se la vio en video luchando valientemente contra siete secuestradores e incluso, derribando al suelo a uno de ellos que intentó levantarla sobre su hombro. Los secuestradores intentaron sujetarla golpeándola y envolviéndola en una tela blanca, según muestra el video. Incapaces de someterla, los atacantes intentaron, sin éxito, transportarla en bicicleta. Finalmente, la ataron de pies y manos y la arrastraron a Gaza, dijo.
En una entrevista en enero con la agencia de noticias Reuters, Soussana habló sobre el “terror físico y psicológico” que atravesó durante los 55 días que estuvo cautiva, hasta su liberación como parte del acuerdo con Hamás en noviembre.
Soussana dijo que durante su cautiverio fue trasladada de un lugar a otro, bajo fuerte vigilancia terrorista de Hamás, y que fue retenida entre otras cosas, en un túnel a 40 metros bajo tierra, donde era difícil respirar. Según ella, se sintió como si la hubieran enterrado viva.
“Cuando estás cautivo por Hamás, todo es muy frágil. Estás constantemente al límite. Las cosas pueden salir drásticamente mal cada segundo. No se les permite hablar, no se les permite llorar, ni siquiera se les permite consolarse mutuamente cuando los tiempos se ponen realmente malos”, dijo. “No tenía control sobre mi cuerpo ni sobre mi alma, daba miedo. Espero que los rehenes que quedan allí puedan mantener viva su fe y mantenerse fortalecidos. Pero ni siquiera las almas más fuertes pueden aguantar tanto tiempo”.
Tres semanas después de su secuestro, Soussana se reunió con otros cuatro rehenes. Días después, los guardias envolvieron su cabeza con una camisa rosa, la obligaron a sentarse en el suelo, la esposaron y comenzaron a golpearla con la culata de una pistola, le dijo al Times.
Después de varios minutos, usaron cinta adhesiva para cubrirle la boca y la nariz, le ataron los pies y le colocaron las esposas en la base de las palmas, dijo. Luego fue suspendida, colgada “como una gallina” de un palo que se extendía entre dos sofás, provocándole un dolor intenso que sentía que pronto se le dislocarían las manos.
La golpearon, la patearon y la amenazaron con sacarle un ojo con una púa.
“Estuve así durante unos 45 minutos”, dijo. «Me golpeaban, se reían y me pateaban, y llamaron a los otros rehenes para que me vieran».
Soussana dio su testimonio ante el equipo de la ONU encabezado por Pramila Patten, que publicó el informe sobre la violencia sexual. El informe confirma la evidencia de violencia sexual que tuvo lugar durante el ataque del grupo terrorista del 7 de octubre. Además, el informe confirma que las rehenes retenidas por Hamás en Gaza, fueron sometidas a violencia sexual y existe la preocupación de que estos crímenes continúen.
Publicado el 27 de marzo de 2024
Publicado en marzo 28, 2024
Fotografía por: Spokesperson unit of the President of Israel/Wikimedia.org
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