La puesta de sol del lunes marca el comienzo de Sucot (Fiesta de los Tabernáculos), la séptima y última fiesta dada a Israel en Levítico 23. La celebración comienza el día 15 del séptimo mes bíblico de Tishrí y dura siete días llenos de alegría, terminando al atardecer del siguiente lunes, 22 de Tishrí.
La Fiesta de los Tabernáculos es la última de las tres Fiestas de otoño, después de Rosh Hashaná (Año Nuevo judío) y Yom Kippur (Día de la Expiación), y marca el final de las Altas Fiestas Santas.
El nombre Sucot es el plural de sucá, la palabra hebrea para enramada o cabaña. Esta fiesta conmemora los 40 años en que una nación incipiente de esclavos vagó por el desierto de camino a la Tierra Prometida, viviendo en tiendas temporales o sucot, sin nada más que la fidelidad de Dios para satisfacer sus necesidades diarias, como seguridad, refugio y sustento en un desierto árido.
Hoy, más de tres milenios después, los descendientes de aquellos que pasaron cuatro décadas en el desierto sostenidos por el cuidado de Dios aún celebran Sucot según Su mandato: “Habitarán en tabernáculos por siete días… para que sus generaciones sepan que Yo hice habitar en tabernáculos a los israelitas cuando los saqué de la tierra de Egipto…” (Lv 23:42-43 NBLA).
Los días previos a la festividad transcurren en un frenesí de actividad mientras los israelíes se convierten en carpinteros improvisados para construir refugios temporales fuera de sus hogares, en patios traseros y en balcones, aceras y cualquier otro espacio abierto imaginable. La construcción de la sucá es siempre una gran aventura familiar; los jóvenes y los mayores suelen reunirse para erigir y luego decorar la vivienda temporal de la familia.
Se pone gran cuidado en asegurar que la sucá familiar sea lo más festiva posible, con el interior embellecido con imágenes, banderas de Israel, artesanías, flores y fruta fresca. Las viviendas temporales, a menudo hechas de un marco de madera o metal, cubiertas con sábanas, alfombras o mantas como «paredes» y ramas u hojas como techo, a través del cual los que están adentro pueden ver el cielo, se convierten en su «hogar». Durante la semana de Sucot, los israelíes pasan su tiempo libre en la sucá, disfrutando de comidas, visitando a sus seres queridos e incluso durmiendo bajo las estrellas, al igual que lo hacían sus antepasados en el desierto.
Dios pone un gran énfasis en Sucot al incluirlo como la última de las tres fiestas de peregrinación junto con Pésaj (Pascua judía) y Shavuot (Fiesta de las Semanas). En los tiempos bíblicos, se requería que cada varón judío viajara a Jerusalén para estos tres días festivos con el fin de presentarse en el templo ante la presencia de Dios (Éx 23:14-17, Dt 16:16). Aparte de los nombres oficiales, la tradición judía también atribuye una breve descripción a los tres festivales de peregrinación. Pésaj se conoce como «El tiempo de nuestra libertad», Shavuot como «El tiempo de la entrega de nuestra Torá (Gn–Dt)» y Sucot como «El tiempo de nuestro regocijo». Mientras que los dos primeros descriptores son bastante obvios, la conexión entre Sucot y gozo puede ser un poco desconcertante.
Dios establece la correlación entre Sucot y gozo cuando instruye a Israel a pasar la fiesta con deleite y júbilo delante de Él (Lv 23:40). Por tanto, el gozo es una decisión basada en la directiva de Dios más que en una emoción fugaz.
Además, en Sucot, Israel recuerda y afirma que la verdadera felicidad no se encuentra en los adornos terrenales que el dinero puede comprar; tampoco la estabilidad se deriva de un saldo bancario considerable, un título elegante o una posición elevada. En Sucot, Israel celebra a Dios como la única fuente verdadera de gozo, amor, seguridad, provisión y protección. El Dios que satisfizo todas las necesidades de sus antepasados mientras vagaban expuestos en el desierto durante 40 años sin forma de valerse por sí mismos, es el mismo Dios que continúa cuidando a Israel en la Tierra Prometida. Ciertamente, esa es una razón para regocijarse.
El significado de la sucá o cabaña temporal también va más allá de un recordatorio físico del cuidado de Dios para satisfacer nuestras necesidades diarias. La tradición judía sostiene que vivir en la sucá es como estar envuelto en el abrazo de Dios. Según esta creencia, Dios ordenó a Israel que erigiera viviendas temporales en memoria de las «nubes de gloria».
Durante el vagabundeo de los israelitas por el desierto, Dios les proveía una columna de nube durante el día y una columna de fuego por la noche. La columna de nube guiaba a los israelitas en su viaje de día, pero cuando acampaban de noche, la nube tomaba una forma diferente, convirtiéndose en un tabernáculo en lo alto. Según se informa, esta era la misma nube de gloria que se cernía sobre el monte Sinaí —las nubes de la gloria de Dios—.
Mientras los israelitas habitaron en el desierto, la creencia judía sostiene que Dios los envolvió en un tabernáculo de la nube de Su gloria, la nube de Su presencia. Además, cada año en Sucot, Dios invita a la posteridad de aquellos israelitas a hacer lo mismo. Mientras Israel habita en enramadas temporales en memoria de la nube de Su gloria en el desierto, ellos, como sus antepasados, moran en Su abrazo.
Puentes para la Paz les desea a todos nuestros amigos judíos una feliz fiesta de Sucot y un tiempo de celebración lleno de alegría.
Publicado en septiembre 21, 2021
Fuente: Un artículo por Ilse Strauss, originalmente publicado por Bridges for Peace (Puentes para la Paz), el 20 de septiembre de 2021.
Fotografía por: Brenda Groat/bridgesforpeace.com
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