«Cuando oí por primera vez que los niños de los kibbutzím [comunidad colectiva] a lo largo de la frontera de Gaza, tuvieron que esconderse en armarios para evitar ser asesinados por los terroristas que se infiltraron en sus hogares el 7 de octubre, sentí el peso del mundo sobre mis hombros. Me resultaba insondable que 75 años después de que yo me escondiera en un armario en Varsovia para escapar de los nazis, la historia se repitiera, y los niños judíos volvieran a encontrarse escondidos en armarios, pero esta vez en su propio país, nuestro país. No puedo expresar lo profundamente que me dolió esta noticia».
Estas son las palabras de Hanna Gofrit, sobreviviente del Holocausto, abuela de cuatro nietos y bisabuela de dos; al describir las emociones que la impulsaron a actuar a favor de estos niños sobrevivientes y de sus padres.
Hanna dijo: «Cuando conseguí superar el shock inicial que me embargó, enseguida me di cuenta de que mi contribución a estos niños es reunirme con ellos y compartir mi propia experiencia como niña, que también tuvo que esconderse para sobrevivir».
Hace varias semanas, en el marco de la iniciativa Memory in the Living Room (‘Memorias de la sala de estar’; un proyecto social que organiza reuniones en casas particulares, en torno al Día de la Memoria del Holocausto); cuyo objetivo es fomentar las conexiones entre los sobrevivientes del Holocausto y los niños de los kibbutzím fronterizos con Gaza; Gofrit tuvo un encuentro con los niños del kibbutz Mefalsim que habían sido evacuados de sus casas el 7 de octubre y ahora residen en un hotel de Herzliya.
«Para mí es muy importante demostrar a estos niños que, a pesar de las difíciles experiencias que sufrí durante mi infancia, soy una mujer feliz. Formé una familia, tuve nietos y bisnietos, seguí estudiando y trabajé en una profesión que realmente apreciaba. Mi vida es plena. Les transmití que, aunque esconderse en un armario es tremendamente aterrador, al final me salvó, y ahora puedo presentarme ante ellos y compartir mi historia», dijo Gofrit.
Una mariposa imaginaria
Hanna nació hace 88 años en un pequeño pueblo de Polonia, no lejos de Varsovia. Hasta el estallido de la guerra no le faltó de nada. Poco después de celebrar su cuarto cumpleaños, su vida, tal como la conocía hasta entonces; cambió bruscamente, hasta quedar irreconocible. Ella y sus padres se convirtieron en refugiados en su propia tierra.
«Mi mundo se puso de cabeza en un solo día: el hogar en el que crecí, los juegos, los libros y mi familia, todo desapareció. De una vida cómoda y tranquila, sin privaciones; de repente, nos quedamos sin nada», ella recuerda.
«Cuando los nazis llegaron a la ciudad, mi padre se unió a los partisanos, fue capturado por los nazis y pereció. En Varsovia, mi madre y yo nos escondimos con una familia polaca. Cada vez que unos extraños visitaban su casa, entrábamos en el armario y nos escondíamos en la más absoluta oscuridad, sin emitir ningún sonido. Durante dos años, ‘pasé’ una cantidad considerable de tiempo dentro de ese armario oscuro y claustrofóbico».
Hubo momentos en los que ellas tuvieron que permanecer escondidas durante horas, mientras oían los sonidos de las risas y la alegría de los invitados, completamente ajenos a las atrocidades que se desarrollaban en su tierra natal. Sin embargo, en medio del miedo y de las penurias, se dio cuenta de lo importante que es, el aferrarse a la esperanza, para sobrevivir.
«En esos momentos dentro del armario; descubrí que lo más fácil para mí era sucumbir a la impotencia, el miedo y la rabia. Era aterradora, sobre todo la idea de que me descubrieran y me hicieran daño. Sin embargo, también aprendí que podía recurrir a mi imaginación y escapar momentáneamente de la realidad”.
«Cada vez que me escondía en el armario, me imaginaba a mí misma como una mariposa volando graciosamente de vuelta a mi pueblo de la infancia. Dentro de ese espacio reducido, era una mariposa liberada y feliz, y gracias a ello se reavivó en mí la esperanza, asegurándome que un día la vida recuperaría su bondad. Cuando compartí esta revelación con los niños, me miraron con los ojos muy abiertos. Sentí que ellos también comprendían el poder de la imaginación para cultivar una esperanza renovada, que tal vez se había desvanecido tras aquel horrible sábado».
¿Compartieron los niños sus sentimientos con usted?
«Sin duda. Una de las niñas, de 8 años y medio, dijo que no tenía miedo porque su madre y su padre estaban con ella, protegiéndola. Otra niña mencionó que estuvo sentada en silencio durante todo el tiempo que los terroristas estuvieron en su casa, pensando constantemente en el momento en que todo acabaría, y podría abandonar el escondite con su familia. Los padres también participaron en la reunión y al terminar, algunos de ellos se me acercaron y me pidieron que volviera; esta vez para darles a los padres, apoyo. Me conmovió profundamente. Las palabras no alcanzan para describir cuánto«.
¿Se siente fortalecida después de conocerlos?
«Ciertamente, me llena de alegría poder ayudar tanto a niños como a adultos que han sufrido circunstancias tan difíciles como la pérdida de seres queridos, y las dificultades de la supervivencia. Para mí es muy importante ofrecerles fuerza y alimentar un sentimiento de esperanza; incluso en medio del inmenso dolor actual. Creo firmemente que un día, la opresiva oscuridad que se cierne sobre nosotros, se disipará y el sol volverá a brillar«.
Un libro infantil traducido a 17 idiomas
La mariposa, un libro infantil publicado hace casi 30 años, narra la extraordinaria historia de supervivencia de Gofrit. Inspirado en una mariposa imaginaria, que le proporcionó consuelo durante su prolongado escondite, en el Holocausto. El libro se ha traducido a 17 idiomas y sirve como recurso educativo en todo el mundo. Gofrit donó desinteresadamente todas las ganancias al Memorial del Holocausto ‘Yad Vashem’.
«Hace 30 años, nadie hablaba de los niños en el Holocausto. Se sabía pero se silenciaba. Estoy orgullosa de compartir mi historia como única sobreviviente, entre un millar de niños judíos de mi pueblo polaco. Si no la cuento yo ¿quién lo hará?».
«El proyecto, adquirió un nuevo significado a la luz de la guerra en curso. En estos tiempos difíciles en los que tanto niños como adultos, se enfrentan a horrores inimaginables; enseguida nos dimos cuenta de que, la verdadera fuente de aliento y fortaleza reside, en los sobrervivientes del Holocausto», explica Moran Tzipper Goldenberg, presidente del proyecto.
«Entablar conversaciones significativas y forjar conexiones con los niños, no solo les proporcionó consuelo e inspiración, sino también creó, una plataforma cálida y auténtica, para que se sintieran abrazados y apoyados».
Publicado el 3 de enero de 2024
ENFOQUE DE ORACIÓN: Declaremos una bendición sobre la sobreviviente del Holocausto Hanna Gofrit, quien con profunda empatía, está llevando esperanza y sanidad a las víctimas más jóvenes de la masacre del 7 de octubre. Pidamos al Señor que la misma resiliencia y compasión mostrada por Hanna, nazca en los niños pequeños que han soportado miedo y trauma. Oremos por consuelo y restauración para las jóvenes víctimas de la masacre de Hamás y para todos aquellos que están de luto en Israel.
VERSO BÍBLICO: «Porque Yo sé los planes que tengo para ustedes”, declara el Señor, “planes de bienestar y no de calamidad, para darles un futuro y una esperanza«.
–Jer 29:11 NBLA
Publicado en enero 4, 2024
Fotografía con licencia: Wikimedia
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